“¿Cuánto más puedo dar de mí hasta que no quede nada más? Siento que pierdo cosas irremplazables, una soledad que me hace vulnerable”. Son los primeros versos de “Joe”, uno de los sencillos con los que el cantautor escocés Joesef dio a conocer “Permanent Damage” (Bold Cut-AWAL-Popstock!, 2023), su álbum debut. A través de la canción, Joseph Traynor pasa apresuradamente por prácticamente todas las fases tradicionales del duelo, de la negación a la ira o a la depresión. Pero queda la puerta abierta a la aceptación: al final del videoclip, presa de los innumerables recuerdos en forma de imágenes, olores, sensaciones que permean en los espacios compartidos, decide que la mejor manera de seguir adelante es prenderle fuego a su habitación.
En parte, me cuenta, era una manera de escenificar su mudanza a Londres en 2020 y los sentimientos que condujeron a ella, una dolorosa ruptura amorosa de las que marcan la vida entera ya no por intensas, sino por primeras. “Necesitaba separarme de muchos lugares comunes porque no era capaz de superarlo”, confiesa. Es una idea que también ronda en “Shower”, donde las sombras que deja en la vida la ausencia de alguien asaltan la ducha en la que la pareja solía hacer el amor. “Son los pequeños detalles los más dolorosos de una ruptura, todas esas pequeñas cosas que iban inconscientemente construyendo una rutina”, dice, al otro lado de la pantalla, abriéndose sin problemas y sin perder la sonrisa.
Es evidente que en aquel momento no fue capaz de entender que el duelo es algo que tenemos que interiorizar, con lo que tenemos que convivir toda la vida, así que se refugió en la música y comenzó a construir lo que luego sería un álbum completo casi sin saber lo que hacía, como una especie de liberación. “También entendí el mudarme a Londres como un momento para dar un paso adelante en lo musical y salir un poco de las limitaciones de mi dormitorio”, aclara.
Tras el proceso, reconoce, encontró algo de luz. Volvió a Glasgow –ya con una carrera en rampa de despegue– a dar conciertos y se encontró con algún ex; entendió que somos la suma de todo lo que hemos vivido, de todas las personas que hemos amado. Y así le dio título a su primer trabajo, “Permanent Damage”: las heridas, todas, dejan alguna marca. “Ver las cosas con distancia siempre ayuda… Al final me vi echando mucho de menos Glasgow, mi casa, a mi familia, y esa sensación quizá te hace mirar de una forma más positiva al pasado”.
Nació en Garthamlock, a las afueras de la gran urbe escocesa, en 1995. Y aunque entre sus calles vivió sus primeros desencantos y tuvo que abrirse paso entre un modelo de masculinidad muy tradicional en el que nunca encajó pero que trató de imitar –fijándose, por ejemplo, en sus dos hermanos mayores–, en la cinemática “East End Coast” emite un sonoro “I think I miss Glasgow”. Depende de nosotros reconciliarnos con nuestro pasado.
En tu primer álbum parece que recorres las distintas etapas del final de una relación, pero ¿hay algo más?
El disco trata esencialmente de todo lo que he ido perdiendo de mí mismo a través de una relación y de cómo he luchado por recuperarlo, por tenerlo de vuelta. Así que sí, trata del fin de una relación, pero sobre todo de cómo eso me afecta y mi manera de experimentarlo.
Cuando irrumpió la pandemia tu carrera estaba dando aún sus primeros pasos. ¿Cómo te afectó en ese momento?
Obviamente era la primera vez que pasaba por algo así, como todo el mundo, y eso siempre lo hace complicado. Pero yo ya estaba acostumbrado a hacer música en mi dormitorio, así que simplemente seguí haciendo lo mismo y afortunadamente hubo mucha gente ahí fuera que conectó.
AWAL se fijó muy rápido en ti. ¿Cómo ocurrió todo?
Me contactaron justo después de lanzar mi primer EP (se refiere a “Play Me Something Nice”, publicado en 2019). Imagínate, firmé el acuerdo por Zoom durante la pandemia, un momento un poco anticlimático… Y siempre me han apoyado con la distribución y la promo, dos cosas difíciles de manejar por tu cuenta. Una vez terminé los tres EPs (hay que incluir “Does It Make You Feel Good?”, de 2020, y “Late To The Party”, publicado en 2021) me encontré con el interés de muchos sellos independientes y de alguna major, pero finalmente decidí quedarme con AWAL porque siento que trabajando con ellos puedo mantener un mayor control sobre mi música. Puede que esté renunciando a mayores posibilidades de exposición, pero también lo siento como un tema de lealtad: se interesaron por mí desde el primer momento y eso significa que creen en mí como artista, en mi visión.
¿De dónde viene tu gusto por el soul? Tu música parece estar en ese camino de baldosas amarillas con Amy Winehouse, Sam Smith, Arlo Parks, Yellowdays…
Siempre he escuchado un montón de música antigua. Mi madre ponía mucho a Al Green, The Shirelles, The Mamas And The Papas y cosas así; me ofreció una buena guía de música increíble. Según he ido creciendo se lo he agradecido más y más. Y es inevitable, sobre todo cuando estás empezando, tratar de algún modo de emular algunas cosas de todos estos artistas que forman parte de tu ADN.
Ha habido una conexión muy fuerte en los últimos años entre el soul-pop y el bedroom pop, ¿no?
Sí. La verdad es que no tengo muy claro por qué es, pero sí tengo claro que son dos géneros que comparten una suerte de intimidad, de cercanía, además de una carga emocional alta.
Yo pienso que artistas como Frank Ocean o Tyler, The Creator fueron fundamentales en llevar esas vibras de hip hop-soul a un marco de pop británico. No sé qué opinas tú.
Sí, especialmente Frank Ocean. Es una inspiración enorme para mí, y no solo en el ámbito musical. Su visión es realmente inspiradora: concibe todo lo que rodea a su carrera como una gran obra de arte.
Fue muy importante para hacerte un hueco en el radar de la industria musical “I Wonder Why”, una colaboración con el rapero Loyle Carner. ¿De dónde surgió?
Yo tenía la canción ya terminada y fue mi mánager el que se fijó en que tenía un rollo muy parecido al que hizo Loyle en “Not Waving, But Drowning” (2019), muy basada en el piano y con esa pátina como sensible, elegante, muy sutil. Así que se obsesionó con que su voz sonaría perfecta en esta canción. A él le gustó, nos contestó y nos mandó una pista rapeando sobre la instrumental. Fue increíble y un privilegio ya no solo por ser fan, sino porque es evidente que me dio un empujón de exposición y quizá me hiciera destacar un poco sobre mucha de la gente que estaba saliendo en ese momento. Es un tío increíble, la verdad.
¿Cómo aprendiste a producir tus propias canciones?
Estuve estudiando música en una academia como seis meses y después lo dejé. Pero aproveché para aprender un poco a manejar software de producción y eso, y después pasé mucho tiempo en mi cuarto probando a hacer música, básicamente. Tirando ideas contra la pared a ver si salía algo medio decente. Al principio tiraba únicamente de samples, pillaba muchas cosas de A Tribe Called Quest y ese rollo de hip hop alternativo de los noventa. Y así fui aprendiendo. Practicando horas y horas en el dormitorio, puto llorando y escribiendo música. Un poco intenso, no lo niego. Pero creo que el hecho de no tener ni puta idea y pocos recursos me dio una humildad y una falta de presión que quizá me permitieron alcanzar lugares que no todo el mundo alcanza.
Escribes, compones y produces todos tus temas, pero creo que para el disco has trabajado con Barney Lister, que ha currado, además de con varios raperos, con nuevas estrellas británicas del soul-pop como Celeste, Joy Crookes, METTE, Delilah Montagu, Duchess. ¿Por qué lo elegiste?
La verdad es que, cuando lo conocí, no conocía a ninguno de los artistas con los que él había trabajado. Nos presentó mi A&R en una fiesta y simplemente hubo mucha química entre los dos, nos entendimos superbien desde el primer momento, es un tío graciosísimo. Y además es un productor genial, así que simplemente nos fuimos conociendo y se fue creando de forma muy natural un espacio libre de prejuicios en el que poder colaborar creativamente. Nunca hubo reglas, simplemente producíamos lo que nos apetecía y cómo nos apetecía en cada momento, divirtiéndonos. Y es una de las cosas que me llevo de hacer este álbum, sin duda.
¿Qué crees que ha aportado a tu sonido?
Es increíble manejando el tempo, la pausa, y también con las melodías. Siempre se le ocurría alguna que me llevaba a poner a prueba mis propios límites, y al final he ampliado mi rango vocal como no pensaba que fuera posible. Definitivamente ha sido clave en refinar mi sonido, pulirlo.
¿Por qué hay esa resonancia en las voces del disco? Tanto espacio, como si ocupara varios planos…
Siempre quisimos poner el énfasis en la voz, en las pistas vocales. Nos fijamos mucho en cómo está tratada la voz en los discos de la Motown, por ejemplo, y gran parte de la producción está pasada a través de un magnetófono. Usamos muchas técnicas de producción vocal de los ochenta, también. No sé, quizá por eso te da esa sensación.
En alguna ocasión has dicho que el pasado tiene mucho impacto en ti, que te deja mucha huella, y que tienes que alejarte de él para empezar a superarlo. Por eso en parte de mudaste a Londres, ¿no? ¿Has mejorado en eso de aceptar el pasado?
De hecho, soy mejor viviendo el presente, ya no me fijo tanto en cómo era o en cómo solía ser. Pero como artista, mis canciones parten siempre de experiencias, y las experiencias siempre forman parte del pasado… No puedo escribir sobre cosas que no me han ocurrido, no se me da bien. Ojalá fuera de esos artistas que pueden, de verdad, seguro que sería mucho más fácil, pero no puedo. Así que al menos estoy consiguiendo que no me afecten tanto, que ya es un gran paso.
Se te relaciona con hacer música triste, una música que proviene de tus experiencias, de tu forma hipersensible de vivir la vida, lo que te sucede. ¿Estás cómodo con esa etiqueta?
No siento que todo el disco sea necesariamente triste. Sí lo siento introspectivo, como un monólogo interior en el que intento dar sentido a varias de las cosas que me han pasado en los últimos tiempos. No me veo particularmente incómodo con ninguna etiqueta, me da bastante igual, pero sí que siento que el rollito este del sad boy trivializa lo mucho que puede afectarle a una persona cierta situación. El trauma es algo personal también, y relegar la tristeza a una etiqueta comercial o a un género musical no es justo para muchas personas que están lidiando con ella. Pero, ya te digo, a mí personalmente no me molesta especialmente y asumo que soy un artista bastante intensito. Aun así, hay una puerta abierta a la esperanza al final del disco, porque una de las cosas que he ido aprendiendo es que de todo lo malo se sale aunque a veces parezca imposible.
Cuando te construyes, no solo como persona sino también como artista, alrededor de esa idea de tristeza, ¿no asusta luego querer o necesitar buscar algo de luz? ¿No te da miedo que tu público deje de identificarse con tu música si empiezas a hablar más de amor y menos de desamor?
Creo que siempre va a haber alguien ahí fuera con el corazón roto (risas). No, en serio, creo que tenemos que abrazar los grises en la vida. Hay algo melancólico en la alegría, igual que puede haber algo bello en la tristeza, no se trata de blancos o negros. Incluso cuando estamos atravesando buenos momentos en nuestras vidas creo que tenemos conexión con todo lo malo que hemos pasado. No olvidamos y ya está, ¿sabes? Y al revés lo mismo: cuando estamos mal es muy importante agarrarse a los momentos buenos para intentar salir adelante. No sé, al final creo que es fundamental encontrar el balance entre la alegría y la tristeza para poder vivir una vida plena.
¿Hay algo liberador en el duelo o en la tristeza?
El duelo es una emoción muy poderosa. Leí hace poco que es una de las distintas formas del amor, y si lo entendemos así es casi un privilegio poder atravesarlo, porque significa que has amado intensamente a alguien o a algo. Y no es algo que se vaya, creo que tenemos que aprender a vivir con ello toda la vida.
La gente tiende a pensar que es la casa la que está encantada, pero por lo general los fantasmas van allá donde van los inquilinos, ¿no?
Joder, sí. ∎