“Acción directa” (Sonido Muchacho, 2022) aporta mayor diversidad de registros, soluciones rítmicas imaginativas, ligero reparto en las voces y un tono más esperanzado en los textos. Llega después del consabido parón que frenó en seco su espectacular progresión, sobre todo en directo: un montón de festivales en 2018, entre ellos Noroeste, FIB o Vida, y una gira por Argentina a finales de 2019. En realidad, este nuevo álbum es la confirmación de las señales del EP “01 03 2019” (2019), que avisaban de que tras el contagioso frenesí de “Desorden” (Sonido Muchacho, 2018) había muchos matices por alumbrar.
Nuestro encuentro tiene lugar en el céntrico barrio valenciano de Russafa a mitad de marzo, en pleno ambiente fallero, territorio comanche: suerte que no son ni las cinco de la tarde y la chiquillería aún no ha huido de sus aulas para brasearnos con su dispendio de pólvora y decibelios.
El quinteto formado por el vocalista y guitarra Diego Escriche, el batería Miguel J. Carmona, la bajista María Gea, la teclista Patricia Ferragud y el guitarrista Salvador Frasquet responde animadamente a nuestras preguntas. Se matizan entre ellos, demostrando –en resumen– que son un grupo muy vivo en el que todos reman a una.
“A mí me encanta este disco, porque no lo hemos tocado y apenas lo hemos escuchado: lo compusimos hace ya tres años, lo oímos ahora y mola”, comenta Diego Escriche cuando le digo que me parece lo más versátil que han hecho nunca. “En el EP ‘01 03 2019’ ya empezamos a romper la fórmula, que nos representaba en su momento, pero es que han pasado seis años ya desde que empezamos y buscamos otras cosas, no solo en nuestra música, sino en toda la música”, asegura. Esa sensación de firme paso adelante viene avalada por las tres ideas que rezuman sus textos: las de movimiento, novedad y cambio (“Aire nuevo”, “Movimiento infinito”, “Sigue caminando”, “Hacia el vacío”), que inevitablemente remiten a la forma en que bandas como los primeros New Order se apropiaban de la imaginería futurista de Marinetti, tanto en nomenclatura como en estética. “Esos tres conceptos son el discurso del disco, en general, y la intención era que todas las canciones fueran esperanzadoras”, corrobora Escriche.
Hay también cierta intención de desmarque. Lo sugiere Miguel J. Carmona cuando recuerda que “nos decían mucho lo del discurso del vacío generacional del primer disco, aunque había más optimismo del que la gente captaba”, lo confirma María Gea cuando abunda en que “el concepto del disco es mucho más optimista, porque aunque algunas palabras o giros del lenguaje puedan sonar angustiosos, la intención es más positiva, más de de cambio y de acción”, y lo ratifica Patricia Ferragud cuando nos explica que el combustible de este disco es esa sensación de “llegar a frustrarte porque crees que el esfuerzo que estás haciendo no llega a ninguna parte, pero luego creer que sí, que llegará, que las cosas se solucionarán, que cada pequeño esfuerzo que haces vale la pena”.
No en vano, esa llamada a la acción colectiva es trazo distintivo de este álbum, en el que los tempos varían y en el que por vez primera hay un par de cortes en los que no canta Diego. Reconocen que el pulso algo fracturado de “Hacia el vacío”, posiblemente la que más se aleja de su canon habitual, parte de “influencias del punk-funk” y nace de un ritmo que empezó Carmona con la batería en una cadencia diferente y que luego se convirtió en algo muy distinto, cuando Patricia le añadió “un sinte loco”.
Precisamente es Patricia Ferragud quien pone su voz al broche “Entre esta luz” y reconoce haberse inspirado en la forma de cantar de Julee Cruise en la banda sonora de “Twin Peaks” (1990), hace más de tres décadas. En “Arderemos”, son ella y María Gea quienes cantan. “Queríamos empezar a atrevernos, hasta que un disco solo lo cantemos nosotras”, bromea. Y Diego recoge el guante: “Por mí genial si el próximo solo lo cantan ellas”.
Cuando entrevisté a La Plata hace justo cuatro años, me sorprendió la transparencia con que asumían sus deudas con Joy Division o los valencianos Antiguo Régimen, por poner un par de ejemplos. Nada de los circunloquios con los que tantos debutantes ocultan sus influencias. Siguen siendo igual de sinceros. “Mucha gente copia y luego no lo dice, y eso no está bien, nosotros al principio copiábamos lo que hacían Futuro Terror o Morenas, pero lo más importante era hablar con ellos y decírselo, y lo mismo con Antiguo Régimen: que se sepa de dónde vienen las cosas”, dice Diego Escriche, no sin cierto sarcasmo. María Gea, por su parte, también cree que airear las influencias locales es una forma de poner en valor la propia escena: “Nunca hemos intentado hacer una copia literal de una canción en concreto y también es importante decir en público qué grupos locales te han influido, porque es lógico: los ves en directo y te marcan, y eso también es apostar por ellos, igual que cuando montamos festivales o participamos en otros proyectos”. En realidad, los gustos y las referencias de los cinco miembros de La Plata son tan diversos que cualquier patrón queda licuado, tamizado por sus distintas personalidades. “Si tú llevas una idea de casa y la llevas a la banda y nadie más conoce ese tema o de dónde sale, lo van a percibir de otra forma”, dice Salva Frasquet. “Copiar cosas que te gustan es una manera de aprender, y luego ya descubres qué es lo que quieres hacer”, asevera Patricia Ferragud acerca del proceso de aprendizaje por el que discurre cualquier grupo. En un presente tan acelerado como el que vivimos, ahora son La Plata quienes se han convertido en referente para músicos de nuevo cuño. De seguidores a seguidos. Bandas valencianas como Margarita Quebrada, Mausoleo o Semana Santa transitan su mismo sendero. “Nos influían aquellas bandas”, dice Diego Escriche, “y ahora nosotros les influimos a otras y estas a su vez influirán a las siguientes, y así continuamente, porque además Valencia tiene una escena musical que flipas”.
“Acción directa” ha sido mezclado por Hans Kruger, pero dice Diego Escriche que hay “una preproducción muy importante por parte nuestra: el disco ya se grabó en el local y sonaba parecido a como suena ahora, y luego en el estudio se le hizo una labor de producción para sacarle más brillo al sonido: después de pasar por manos de Hans, le dimos una vuelta más”. Para su debut largo les produjo Carlos Hernández, pero todos los indicios apuntan a que La Plata cada vez es un ente más autónomo y celoso de todas y cada una de sus señas de identidad. Diego, quien además es ingeniero de sonido y ahora trabaja en Madrid, lo asume: “Con nosotros no es fácil trabajar cambiando estructuras o arreglos y yo al principio no entendía por qué, pero sí ahora que trabajo de eso: métete tú en un tema de seis minutos, con una intro de uno, con un estribillo en medio de la canción, con una parte instrumental… y encima que nosotros somos unos intensos, estamos convencidos de que las cosas tienen que ser como las vemos y no dejamos mucho hueco para que un productor se meta ahí”. Ese control sobre su propio producto es algo de lo que también sabe mucho María Gea, que es quien habitualmente se encarga del diseño de las portadas. La de “Acción directa” la realizó junto a Ostap Yashchuk y Borja Llobregat: “Nos resulta muy interesante controlar todos los procesos, ser de verdad independientes y gestionarlo todo, desde el sonido al diseño, pasando por videoclips, redes sociales y entrevistas”, dice.
¿Y es fácil gestionar a la vez el equilibrio interno dentro de la banda? “Hay mucho respeto por cada uno de nosotros, nos mola la forma de ser de cada uno”, dice María. “Se lleva todo a un consenso y todo se argumenta, no es ‘yo quiero que sea así por mis cojones’”, comenta Carmona. “Cada comentario siempre es positivo y si queremos cambiar la idea de alguien siempre es para bien, todo aporta”, señala Patricia Ferragud. “Somos una banda y el resultado final es la suma de lo que cada uno ha aportado: lo otro son cantautores con músicos”, afirma entre risas Diego Escriche cuando le recuerdo que no siempre los miembros de una banda ponen el mismo empeño o reman en la misma dirección. Su respuesta es clara y meridiana.
Dice María Gea que a Valencia “le faltan espacios para tocar”. Patricia Ferragud incide en que debería haber “más facilidades para las licencias de las salas, porque hay una escena musical increíble que sale de debajo de las piedras, creciendo al margen de las instituciones”. La Plata son embajadores bien visibles de esa escena que ha crecido desde la autogestión, a la que Diego Escriche contempla con orgullo: “Hay bastante más público y mucho nuevo. Comparado con 2005, esto es increíble”.
Miguel J. Carmona reconoce que “ayuda el ‘remember’ de los 80 y 90, que hablas con gente de Madrid y parece que se hayan criado aquí”. De hecho, Diego produjo el disco de VVV [Trippin’you], madrileños que se definen como neobakalas. Después, Carmona añade dosis de realismo práctico cuando dice que Valencia “también es una ciudad muy cómoda y con público para que se llene todo, incluso aunque coincidan tres bolos a la vez, pero no suele pasar porque suelen contrarrestarse unos con otros y a veces somos los mismos de siempre”. En cualquier caso, cierta idealización de aquella ruta nocturna ayuda, como dice Salva Frasquet: “Si al final tú lo enfocas hacia lo que quieres genera atención, y eso siempre está bien”.
El entusiasmo por la escena local se mezcla con la eterna disyuntiva a la que se enfrenta cualquier banda con proyección cuyos componentes todavía no rebasan los 30 años: ¿Será posible vivir de la música? Digamos que están aprendiendo a vivir con la música, más que de ella. Qué remedio. Sin olvidarse de priorizarla, eso sí. “No creo que lleguemos a ello, pero es algo que queremos hacer igualmente”, dice Patricia Ferragud. “Vivir de la música nunca ha sido una motivación directa, como dice Patri”, corrobora María Gea, quien reconoce que “el freno de mano que nos supuso el estallido de la pandemia hizo que cada uno buscara cosas paralelas para ahora volver con más fuerza, con la misma implicación”. Y Salva Frasquet remata con un convencimiento que cosquillea las ganas de volver a disfrutar de sus impetuosos directos: “En todo este tiempo me he dado cuenta de que tenemos mucha suerte de ser las personas que somos y de que no queremos dejar de tocar juntos y salir de gira”. Que así sea. ∎