En las letras de “Jamila”, La Plazuela parte del cancionero popular, de García Lorca o de cantes tradicionales para actualizarlos, cuidando mucho lo que dicen y cómo lo dicen. Con un creciente interés por el legado lírico del flamenco, además. “Es que a Lorca lo llevamos escuchando desde chicos en el colegio, Lorca p’arriba Lorca p’abajo… Te metes en el flamenco, que hay tantas obras dedicadas a Lorca, que es inevitable. Es verdad que tampoco le queremos dar mucho bombo a Lorca porque se han hecho muchas cosas con él, pero es que sí o sí tiene que estar”, explica Luis, antes de que Manuel tome relevo para ampliar datos a este respecto: “Sí es verdad que en el flamenco es una cosa demasiado recurrente, pero a nosotros nos ha servido como fuente de inspiración de otra manera, yo creo. Porque en el ‘Romancero gitano’, por ejemplo, hay un punto muy oscuro, es todo líricamente muy bello, pero hay un punto de oscuridad, de nocturnidad y de sangre que es más en la parte que nos hemos fijado nosotros. Luego hay personajes populares de letras de flamenco, en ‘Perico el de la Tomasa’ una parte de la letra es de un fandango de Huelva en la que no hay nada cambiado, es tal cual. Y luego aparecen personajes de ‘En el Café de Chinitas’, pero adaptado a nuestras vivencias, a cosas que nos han pasado”.

Su entorno inmediato, esa Granada que tanto les gusta y tan bien conocen, es el telón de fondo en el que desarrollan narrativas siempre a pie de calle, aunque procurando evitar imposturas. “Ha sido cuestión de ir filtrando con el tiempo”, asegura Manuel. “He visto discursos de gente que ha pretendido hablar de cosas que a lo mejor no son tanto su verdad. Y eso se ve venir. Se ponen de moda ciertos discursos de gente hablando de algo con lo que no tiene nada que ver. Fui filtrando y al final vi que de la única verdad de la que puedo hablar es de la que más cercana tengo, y creo que hay muchas cosas que contar sobre eso. Al final, nuestro entorno es nuestra vivencia, Granada es una ciudad que amamos profundamente, nos sentimos orgullosos de ser de allí y pasan cosas que son interesantes de contar. En el género urbano, por ejemplo, se ha puesto muy de moda romantizar la pobreza y la delincuencia por gente que no viene de ahí. Ese tipo de cosas yo no me las creo, prefiero hablar de lo que tengo a mano”.

La jámila, el líquido oscuro y maloliente que resulta de la molienda de las aceitunas durante la producción del aceite, les inspiró a la hora de poner nombre a este nuevo EP no por casualidad. “Sí, al final las historias del EP son movidas, con un imaginario de Andalucía e historias reales. Por eso se titula ‘Jamila’, por el proceso tan andaluz y tan estético de pasar de la aceituna al aceite, hay una parte de ese líquido que apesta y cuando vas por la carretera y pasas al lado de una almazara huele fatal. Ese doble sentido. Por eso el título del EP no podía ser otro”, confirma Manuel. Las canciones del mismo fueron escritas durante la pandemia y quizá por eso tienen un trasfondo sombrío, hablan de conflictos y de fricciones, reflejan un estado de ánimo muy determinado. “Sí, esos temas se hicieron en esa época, y alguna de las cosas que contamos pasaron en esa época y fueron producto del desquicie total que había entre la gente. ‘La antigua judería’ la quisimos llamar así porque concretamente en el barrio del Realejo vimos un montón de movidas en la calle, peleas hasta con caballo en el Príncipe. Pero no creo que sea el estado de ánimo que defina al grupo”, matiza Manuel. “Aparecerán temas que serán más alegres y otros menos. Creo que en la naturaleza del andaluz está el ser muy pasional tanto para la alegría como para la pena”.

En cuanto a lo que está por venir, ya han comenzado a grabar su primer álbum, que, aseguran, “va a ser un poco la continuación a nivel lírico, con referencias de la electrónica, muchas de música funk”. Contarán con un tándem de experimentados productores –Bronquio en la parte electrónica y Juanito Makandé en la orgánica– y esperan publicarlo a principios del año que viene, después de hacer todavía más callo en una gira que les ha tenido muy ocupados durante la primavera y que se prolonga durante todo el verano. No se los pierdan cuando pasen cerca de su barrio. ∎