En la isla de la experiencia.
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En portada

Lidia Damunt

“Para mí, todo es experiencia que se traslada a una canción”

Fotos: María Caparrós

08.07.2022

Como one woman band, bardo sin prejuicios y en continua evolución, la artista murciana afincada en Suecia regresa porque siempre termina teniendo cosas que expresar. Esta vez lo ha hecho con el polisémico “EX”, álbum compuesto por historietas que igual conceptualizan el amor que retratan una crisis emocional o existencial. Este disco nos ha devuelto a una Lidia Damunt que apuesta por su voz como nunca y se divierte con la guitarra eléctrica como hiciera siendo adolescente.

L

a murciana Lidia Damunt (La Manga del Mar Menor, 1978) habita un sitio donde guardarse fidelidad a sí misma no significa petrificarse en el tiempo. Como si de un bardo se tratara, va narrando historias que podrán cambiar de protagonistas, conceptos o situaciones: el esqueleto permanece, son las capas de piel las que van cambiando. La tersura y la arruga no hacen más que constatar que las canciones viven en sí mismas, sobreviven –como todos nosotros– y a veces hasta constituyen un fin de por sí.

Recordemos que comenzó su trayectoria musical cantando y tocando la guitarra en Hello Cuca, poderoso trío de punk pop convertido en grupo de culto que insufló a la escena underground vidilla riot grrrl y relajada militancia antiindustria. En mayo de 2021, La Castanya –actual sello de Damunt– se tomó la justicia por su mano para reeditar en vinilo “Gran Sur” (2004), el único álbum de Hello Cuca. Pero la trayectoria de la guitarrista ha brillado con luz propia también por su cuenta, firmando siete discos de su puño y letra.

Damunt empezó con dos trabajos cuyos títulos nos situaban, de entrada, en un imaginario surreal y con empaque. Pero es que además “En la isla de las bufandas” (Lucinda-Subterfuge 2008) y “En el cementerio peligroso” (Subterfuge, 2009) nos presentaban a una guitarrista virtuosa, dada a la metáfora de viajes donde pasaban cosas y los personajes iban y venían, moviéndose en una tradición folk a la que dotaba de un lustre distinto. Atreviéndose incluso con una versión de Hank Williams, vaticinando ese buen gusto para las covers que materializó en “Gramola” (Tormina, 2014), donde revivió a Lola Flores sin-cantar-por-ella, en un momento en que la herencia coplera no parecía tan cool.

Antes, en “Vigila el fuego” (Austrohúngaro, 2012), empezó su comandita con Hidrogenesse, que a la postre se han convertido en aliados intermitentes. No solo produjeron aquel álbum, punto de arranque de la Damunt más pop e incluso bailable, también han metido mano en uno de los remixes que publicó en 2020 –“Tú me das”, incluida originalmente en su penúltimo largo, “Nacer en Marte” (La Castanya, 2019)–, introduciendo la música de Lidia en la pista de baile. El experimento de “El túnel”, single de siete pulgadas publicado en 2018 y también remezclado por el dúo barcelonés, demostró que el entendimiento era máximo.

Con “Telepatía” (Tormina, 2016) conocimos un perfil descaradamente vindicativo –“La caja”, canción feminista abolicionista– y que exhibía relatos con un descaro sáfico infrecuente en la inolvidable “Bolleras como tú”. La estela dream pop alcanzó dimensiones extraterráqueas en “Nacer en Marte”, con piezas redondas que suponían todo un muestrario de la versatilidad vocal de Lidia, que, a estas alturas, ya era una clásica moderna de la escena nacional. En este sentido “EX” (La Castanya, 2022) no hace más que confirmar que Lidia Damunt carece de límites como compositora e intérprete. Por eso siempre apetece charlar con ella: en su caso, desde la ciudad sueca de Varberg, donde reside en la actualidad.

Flores de fuego.
Flores de fuego.


Hablamos de tu séptimo disco en solitario, con un título además muy rotundo, pero, a la vez, abierto a interpretaciones: “EX”.

Bueno, justo hay una canción que se llama así y luego es que se trata de una palabra muy corta, muy sonora. Le di unas vueltas y, aparte del sentido de expareja, guardaba otros significados como “más allá” o “algo que ha sido y ya no es”. Pensé en eso y me cuadraba con este disco. No sé, siempre tengo la cosa en la cabeza de “ah, este disco ya es el último, ex Lidia Damunt”, y me hacía gracia utilizar la palabra “ex”. También sugiere algo que ya no es lo que era, así que me casaba bien con la idea de cambio, de transformarse, que está presente en el disco.

¿Crees que aquello de verte como exartista durante la pandemia era un pensamiento compartido con otros artistas que conoces?

No lo hablé con nadie, pero imagino que a mucha gente le pasaría eso, lo que se decía, aquello de que todo se había parado… Es como si esos años se quedaran ahí, como desaparecidos. Sí que he oído de personas que durante ese tiempo cambiaron de perspectiva.

Has vuelto a grabar con Sergio Pérez García; empezasteis en mayo de 2021, pero el disco se ha publicado este junio. Repites con La Castanya, así que supongo que hay entendimiento. ¿Ha sido especialmente largo el proceso? La pandemia habrá tenido que ver. Y el hecho de que viváis en países diferentes.

El disco lo empecé a componer en noviembre de 2020 y a finales de marzo había terminado, así que en mayo fui a Barcelona a grabar. En cuanto a La Castanya, el sello, pues están siempre ahí, me animan mucho diciéndome “a ver si haces algo y tal”, de modo que está bien.

Ya no sigues con la banda de “Nacer en Marte”: Clara Collantes y Javier Carrasco (Betacam).

No, ya no tengo banda. El disco lo he hecho yo con Sergio; él ha grabado todos los ritmos y sonidos, yo he aportado todas las guitarras y las voces y algunos arreglos. Ha sido un trabajo entre los dos.

¿Evolucionaron mucho las canciones desde la versión maquetera a lo que grabaste en estudio?

No, porque cuando lo compuse sabía por aquel entonces que iba a grabarlo con Sergio. Sentí que me entendía muy bien con él, así que este disco lo iba a producir él siguiendo mis indicaciones. Digamos que hice las canciones sabiendo que los arreglos serían los que finalmente han sido, los riff de guitarras, punteos… Muchos de esos riffs los probaba aquí antes de grabar, pero luego los completaba allí; Sergio me ponía la canción y yo iba improvisando hasta que sacaba el punteo que me molaba. Y así fue.

Como el punteo final de “Olvídate de mí”, el segundo single, que es casi más single que el primero –“EX”– con un solo final fantástico. ¿Es que te ha devuelto la pandemia a la guitarra?

En 2020 todavía tenía algunos conciertos de “Nacer en Marte”, que había salido a finales de 2019, y me pilló la pandemia con el disco, como a otra gente. Lo cierto es que con aquella situación se me quitaban las ganas de todo, de tocar. Estuve como un año sin oír música, no me apetecía. Pero a la hora de volver a componer me puse con la guitarra y me salió del alma un poco ese rollo de algunas canciones que me recuerdan a Sleater-Kinney.


“Le di unas vueltas y, aparte del sentido de expareja, guardaba otros significados como ‘más allá’ o ‘algo que ha sido y ya no es’. Pensé en eso y me cuadraba con este disco. No sé, siempre tengo la cosa en la cabeza de ‘ah, este disco ya es el último, ex Lidia Damunt’, y me hacía gracia utilizar la palabra ‘ex’. También sugiere algo que ya no es lo que era, así que me casaba bien con la idea de cambio, de transformarse, que está presente en el disco”



Te lo iba a decir.

Es que noto que me sale eso con lo que he crecido y que lo tengo dentro, como en “Somos el tiempo”, los Wipers… Ese tipo de influencias, un poco punk rock, con guitarras, que es lo que me ha molado mucho cuando era adolescente, incluso hasta una edad. Como luego ya me metí con la guitarra acústica y tal, digamos que aquí he dado rienda suelta a lo que más me divierte y me ha salido este rollo más riot grrrl. Pensé que iba a aprovechar el estudio para meter doscientos mil punteos, porque eso me divierte mucho. Como creía que no iba a hacer conciertos ni nada, fue como si me diera igual. Quería hacer un disco así. Y lo otro ya se vería.

En 2020 salió tu EP de remixes, con compinches habituales como Hidrogenesse y con nuevos aliados como Joe Crepúsculo, Mexican Institute Of Sound y Putochinomaricón. ¿Cómo trabajaste con este último, un artista ya de otra generación?

Hizo el remix de “Bolleras como tú”. Pues genial, Chenta es encantador y hablamos un poco por WhatsApp de cómo me gustaba su música. Confiaba mucho en su acercamiento al tema, de modo que le dije que hiciera el remix como mejor le apeteciera.

En abril de 2021 decías que estabas disfrutando por componer bajo la nueva posibilidad de no tocar en directo. Y hablabas de la canción como fin en sí mismo. ¿Crees que has trabajado con mayor libertad?

(Risas) ¡Me hace gracia porque creo que ese post en Instagram ya lo he borrado!

Investigo…

¿Cuál era la pregunta?

Si llegaste a plantearte la canción como un fin en sí mismo.

Este disco era un poco esa idea, la canción era todo, a diferencia de otras veces en las que estaba pensando en cómo llevar eso a un directo. Entonces es cierto eso que has dicho, se me había olvidado que lo dije…

También has dicho: “En ocasiones se escribe sabiendo lo que se quiere contar… y luego están esas otras veces en las que las cosas surgen de algún lugar para enseñarme algo que antes no sabía”. ¿Cuánto hay de deliberado y cuánto de subconsciente en “EX”, la canción?

Esa canción es muy deliberada (ríe), no es como otras, es una canción en la que me dije: “Voy a hacer una canción sobre esto”.

Reflejando sus transformaciones.
Reflejando sus transformaciones.


Cuando vi que el álbum se llamaba “EX” me acordé de un disco de Julio Iglesias, “Divorcio”. Nada que ver, claro.

(Risas) Bueno, ¡ahora todos van a pensar que me han dejado! La palabra “ex” me gusta en general, tiene muchas interpretaciones.

Eso te iba a decir, porque es que realmente la letra habla de un encuentro con un o una ex, me parece interesante porque te deja pensando en cómo son esos encuentros, en general.

La canción dice eso, que es extraño, pero para mí analizar ahí frase por frase es… Prefiero que la gente que la escucha haga ese análisis.

Al final completamos la obra, claro. Las críticas del disco hablan de Talking Heads, los primeros R.E.M., Prefab Sprout, Nina Hagen, pero “Malestar” o “Tres” me recuerdan poderosamente a Sleater-Kinney.

Sí.

¿Qué has estado escuchando estos últimos años? La última vez que hablamos me dijiste que estabas muy metida en Princess Nokia, cosas así, incluso el trap. ¿Has seguido en esa onda?

Sí, sí, es verdad… Lo cierto es que durante 2020 no escuché nada de música, a lo mejor en el coche de vez en cuando. Me cuesta que me gusten cosas, que me motiven, así que hago muchos parones. Mira, mi hermana Mabel me recomendó hace poco un grupo que se llama Chastity Belt porque le recordaban a Hello Cuca. Uso el streaming y Spotify, pero me ha estropeado la vida porque, vale, puedes conocer un montón de grupos nuevos, pero ¿para qué quieres conocer tantos? Es como el Tinder, yo no lo uso, estoy casada desde hace muchos años, pero me parece lo mismo. La elección es demasiado amplia y se vuelve muy aburrido. No sé si me sigues.

Como un bufé libre.

¡Exactamente! Te llenan la barriga y ya no quieres comer más. Pues eso. Me pasa igual con el Netflix y todo eso, no veo nada nunca.

“Tres”, de momento, es mi favorita de este disco. ¿Esta letra es de las deliberadas o de las inesperadas?

¿Sí? ¡Qué guay! Hombre, no, es otra historieta, sí, sí (risas)

Hace pensar en lo atractivo que es el número tres, por un lado, y lo problemático que es porque siempre hay alguien que sale perdiendo.

(Risas) Me gusta eso que dices, de esa canción nadie me había dicho nada. Es otra historieta.

Por (verdadero) amor al arte.
Por (verdadero) amor al arte.


Se habla de un álbum de “melodías directas e inclinación pop”, pero has trabajado de lo lindo con tu extraordinaria y versátil voz.

Supongo que me siento a gusto con ella, estoy a gusto con la voz y con la guitarra eléctrica, porque la guitarra eléctrica es el instrumento, para mí, más fácil de tocar, más que la guitarra española y la acústica. En “Nacer en Marte” sufría un poco tocando la guitarra española. Y sobre la voz, ¡pues gracias! No sé qué decirte, voy metiendo unos agudos por aquí, otras cosas por allá y siento que mi voz me responde, confío en ella. Cuando voy a grabar, si con la guitarra puede ser que me atasque un poco más, con la voz suelo ser de primeras tomas. No es que tenga una gran voz, pero tengo mi voz.

También has introducido ciertos factores sorpresa, las reiteraciones en “El amor es”, “Malestar” o “En silencio”, como escapando de la previsibilidad pop.

Pues está muy bien que lo menciones porque eso no me lo ha dicho nadie. A mí me encanta repetir, en eso soy como los niños pequeños, y en este disco, como te he dicho, pensé que iba a hacer lo que me diera la gana y si tenía que repetir algo 200 veces lo iba a repetir, porque me apetecía. Quería que las canciones fueran largas, que no fueran de un minuto. No me gusta el rollo del streaming, que le das a una canción y tiene que empezar directa, sin intro y sin nada. Me dije que haría lo contrario y luego, repetición. ¿Por qué? Porque me gusta y me lo he permitido. Creo que hay algo muy chulo en la repetición. “No, no, no… nada, nada, nada”, te concentras en una palabra y para mí es una cosa casi meditativa. Habrá gente que diga “este CD está saltando”, que se ha rallado.

Como un mantra.

¡Sí, es un poco eso! Como un mantra. Me parece interesante.

¿Cómo te has planteado el directo? Tienes un concierto en el Festival Brillante, en septiembre.

No he pensado nada, de momento.

¿Te ha surgido la posibilidad de tocar en América Latina? He visto que tienes algunos fans en México.

Pero hay que tener ganas de viajar y todo eso. Soy madre, tengo dos niñas, tienen ya 8 y 10 años, no son tan pequeñas pero no me veo viajando tanto. Estoy en un momento en que esto lo hago por amor al arte.


“Mira, mi hermana Mabel me recomendó hace poco un grupo que se llama Chastity Belt porque le recordaban a Hello Cuca. Uso el streaming y Spotify, pero me ha estropeado la vida porque, vale, puedes conocer un montón de grupos nuevos, pero ¿para qué quieres conocer tantos? Es como el Tinder, yo no lo uso, estoy casada desde hace muchos años, pero me parece lo mismo. La elección es demasiado amplia y se vuelve muy aburrido. No sé si me sigues”



Los intervalos entre tus discos oscilan, en general, entre uno y tres años. ¿Crees que actualmente hay hiperproducción en lo creativo? ¿Te sientes presionada o te da igual?

Si yo tuviera que ganarme la vida con esto sacaría un disco cada año. Es ponerse. Lo que pasa es que hoy con las discográficas los tiempos son muy largos, desde que lo grabas hasta que sale tarda un montón; antes creo que no era tan así. A mí se me hace un poco pesado eso, porque hasta que no sale un disco no puedo componer otro. Siento que tiene que salir, se me hace dura la espera, es como “quiero parir ya este disco para pasar a otra cosa”. Querría ser más concreta en la respuesta. ¿Si hay que ser prolífico? Es que depende de la situación de cada uno. También soy una persona que hace muchas canciones, yo tiro muchas canciones a la basura, pero es que le doy muchas vueltas, no hago la canción y ya está. Sobre todo la motivación de la canción tiene que venir de algo que yo siento que he aprendido y que tengo que contar, algo así. Como que se ha producido un pequeño cambio en mí y digo: “Tengo que contar esto”. Ha sucedido algo interno y tienes que expresarlo. Para mí, todo es experiencia que se traslada a una canción. Pero si yo no he sentido algo antes, no me va a salir la canción bien.

¿Crees que “EX” posee mayor unidad temática que tus trabajos anteriores? Se habla de relaciones que fueron y existe un cierto halo existencial, supongo que tendrá que ver con la edad.

A lo mejor sí. Es cierto que está compuesto en la época de la pandemia, aunque aquí no ha habido confinamiento ni nada, ni tampoco viajé o hice nada especial, solo estar aquí, trabajar un poco, volver a casa. ¡No sé cómo responderte a esta pregunta! Para mí hay una unidad, no sé si más que en otros discos, pero lo cierto es que existe esa unidad porque lo he escrito en un período muy corto, en unos meses donde he sacado de mí una visión, tú has dicho un poco trascendental...

O esas experiencias sobre el amor que, pasado un tiempo en tu vida, eres capaz de racionalizar más.

Por ejemplo, “El amor es” trata de pensar un poco en las emociones, cuando sientes amor por alguien. Lo estoy analizando y me estoy dando cuenta de que luego son historias que nosotras, nosotros, creamos a partir de las interacciones con otras personas en la vida, que muchas veces no contienen nada detrás, es solo una interacción. Creamos películas sobre eso, las películas que nos montamos en la cabeza. La canción de “EX” es una película de esas. A veces puedes estar triste, como en “Malestar”, y no tiene nada que ver con lo que te pasa, o sí, pero no tanto. En ese sentido sí que creo que es un disco temático, como ser humano me estoy analizando un poco. A mí y a los demás. ∎

Abandonando el arte, vol. 7

Decía Allan Kaprow que abandonar el arte “es” el arte, pero que hemos de tenerlo –el arte– para poder abandonarlo; y que solo será arte si no se identifica como tal. Lidia Damunt ha intentado en demasiadas ocasiones dejar el arte –la música en este caso– sin éxito y por suerte para sus seguidores. ¿Esperabas llegar al séptimo disco con este historial tuyo de “voy a dejarlo”? “En realidad no sé por qué tengo esa cosa, no me pasa solo con la música, me ocurre con todo, ‘ah, ¡esto ya no lo hago más’. Soy así, me gusta pensar que voy a hacer otra cosa mañana. Entonces, es el rollo ese que tengo de que me quiero resetear siempre al día siguiente. Son manías personales. ¿Que si pensé que iba a hacer otro disco? No sé, durante la pandemia sí que pensaba que ya no haría nada más”.

Hay que preguntarse si la murciana podría enfilar hacia otras sendas artísticas, fuera de la música, para seguir expresándose. Parece que no. “¡Tantos talentos no tengo! Pero sí que pienso que igual podría hacer cómics otra vez, me dio por ahí en una época de mi vida y lo hice de una manera muy intensiva, pero luego sale lo que sale, he crecido haciendo música, no sé si me considero músico o experto en música, igual artista sí, porque siempre me he expresado y, aunque quiera romper con todo, al final lo que hago es expresarme a través de música. Y cada disco lo hago diferente”. Damos fe. ∎

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