Colombiana del mundo. Foto: Marina Tomàs
Colombiana del mundo. Foto: Marina Tomàs

Concierto

Lido Pimienta, empoderada y con sentido del humor

La cantautora colombiana-canadiense Lido Pimienta por fin puede presentar en nuestros escenarios su aclamado tercer álbum, “Miss Colombia” (2020). El de anoche en Barcelona fue un concierto en el que, además de mostrar poderío como cantante y como creadora de canciones que transportan el folclore hacia el futurismo latino, no dejó títere con cabeza. Fue un espectáculo de tronchante sentido del humor, digno de ‘El club de la comedia’. El miércoles había cantado en Valencia, hoy actuará en Madrid y el sábado lo hará en San Sebastián.

No hay nada mejor que afrontar los pesares con humor. Y si bien es cierto que Lido Pimienta –tal como anunciaba en Twitter– llegaba a Barcelona con su drama a cuestas, no es menos verdad que su concierto fue una hilarante propuesta que nos hizo reír a mandíbula batiente. Ya al principio, después de establecer el mood con los gorgoritos dolientes de “Para transcribir (LUNA)”, ofreció un monólogo en el que se metió con la monarquía británica y la escandalosa huida del príncipe Harry con la “negra” Meghan. Pero eso no fue nada comparado con su diatriba contra la realeza española, llamando a las infantas “nietas robóticas” y reconociendo que le encantaba el odio que Letizia tiene a su suegra, haciendo hincapié en el manotazo que le dio a Sofía en la famosa foto familiar “con un brazo que es como mi dedo meñique”, para calificarla luego de “esqueleto andante”.

La cumbia digital le sirve para mostrar su empoderamiento en la canción de desamor y autoafirmación “Te quería”, creándose un bonito vínculo con el público –que había colgado el cartel de “localidades agotadas” en La Nau– coreando en clave de llamada –“Yo te miraba también”– y respuesta: “Yo te boté”. Acompañada a la percusión por el nicaragüense Brandon Valdivia, su actual pareja, mostró admiración por Björk con una marcial versión de “Declare Independence”, alternando versos en inglés y castellano, a la que siguió su propio himno “La victoria”, que grabó con Chancha Vía Circuito y en cuyo estribillo repite: “Quiero ser dueña de mi libertad”.

Con el rescate de “Agua”, de “La Papessa” (2016), entró en un terreno synthpop marcado por gorgoritos tendentes al trance e ideales para introducirnos en la experimental “No pude”, arreglada para la ocasión con gritos guturales como de cantante heavy que hasta daban miedo. La letra, además, le sirvió para meterse con Álvaro Uribe y Santiago Abascal. Ahí comentó que le recomiendan que vaya a un terapeuta, ya que tiene mucho odio acumulado por años y años de opresión. Pero, según dijo, su única cura era poder expresarse en directo, dedicando la cumbia digital “Jardines” –canción que también grabó con el argentino Pedro Canale– “a la gente que nos ayuda a florecer”, en lo que supuso otra demostración de poderío vocal, con agudos de rompe y rasga y grabándose la voz para cantar encima y lograr un efecto de trance, entre psicodélico y folclórico. Dijo que las cosas le salían así de arrebatadas debido a su mezcla de sangre negra e indígena, justo antes de explicar otra jocosa anécdota sobre una canción nueva, “Mango”, que ha escrito para el prestigioso New York City Ballet. La jugosa y erótica letra contrastó con un piano neoclásico pregrabado y el tono melodramático de la melodía.

Un nuevo folclore es posible. Foto: Marina Tomàs
Un nuevo folclore es posible. Foto: Marina Tomàs

El tramo final se inició con un tributo a San Basilio de Palenque –el primer pueblo de africanos libres en la América colonial– y por extensión a todas las mujeres negras, en forma de un “Pelo cucu” tribal con marcado ritmo de percusión acrecentado por las maracas y una letra que reivindica el pelo rizado afro. Otra muestra de africanidad fue “Quiero que me salves”, grabada en disco con los abuelos del Sexteto Tabalá, que solo con voz y percusión volvió a lograr una gran conexión con el público a través de la característica llamada-respuesta.

Más chula que un ocho, aseguró que se merecía haber vendido todos los boletos porque ella no canta canciones que digan que se va a matar porque su hombre no la llama. Al contrario, ella le pregunta: “¿Qué me traes, dinero, orgasmos, comida? ¿No? Pues no me molestes”. Fue un speech ideal para introducir la balada “Coming Thru”, en cuyo crescendo vocal y lírico escuchamos: “Mejor ponte muy bien las pilas”. Con festiva fanfarria pregrabada sonó la bailable “Resisto y ya”, antes de los grandes éxitos “Nada” –una maravillosa canción inspirada por el dolor del parto y que motivó un didáctico y cómico monólogo sobre el aborto y la concepción– y “Eso que tú haces”, otra puya al falso amor a ritmo de pop sintético y orquestal con filigranas vocales que nada tienen que envidiar a Björk. De propina otro inédito, “Montaña”, a capela, como metáfora del amor.

La telonera fue la menorquina Anna Ferrer, que interpretó temas de su nuevo espectáculo “Parenòstic”, un proyecto aún no grabado con dirección escénica de Niño de Elche. El título hace referencia al nombre del calendario payés de Menorca y el show está integrado por doce canciones a la manera de almanaque. Interpretó ocho, acompañándose de sintetizador, guitarró, guitarra acústica y tamborín. Alternó cantos de trabajo, como el muy emotivo “M’agrada s’espigolar”, que interpretó sobre sonidos pregrabados para dotar al folclore de gran jondura, y unas “Bullangueres” en clave de jota. Del repertorio en castellano, destacó el precioso bolero “Yo me pregunto” y unos dramáticos “Fandangos”, demostrando que es una nueva voz a tener muy en cuenta. ∎

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