THE ANGEL YOU DON’T KNOW
Sad Saints Angry Angels

Es solo una sensación, una especie de feeling difícil de medir, pero el debut de Amaarae no parece un debut. Aquí hay variedad de recursos y, lo que es más sorprendente, hay dominio para combinarlos y confianza para ejecutarlos; hay varias artistas en una, como si ya hubiera atravesado unas cuantas etapas y ahora se entremezclaran en su disco de madurez. Siempre en equilibrio entre lo cantado y lo rapeado, “THE ANGEL YOU DON’T KNOW” es un trabajo que define la identidad del pop africano contemporáneo (Odunsi y Cruel Santino, dos talentos de la vecina Nigeria, están entre los colaboradores) y, al mismo tiempo, la mezcla con el bagaje de su autora (Amaarae vivió en Atlanta o New Jersey) para desembocar en un lenguaje tan propio como universal. Víctor Trapero

Bartees Cox Jr., en una intersección entre el encorsetamiento racial y la libertad creativa extrema, prefiere seguir la estela de la negritud que TV On The Radio y Bloc Party aportaron al indie rock de los 2000. Pocos saldrían airosos del desmedido eclecticismo que su diestra y fulgente voz vertebra a lo largo de 35 minutos, ya que nada en el álbum termina donde empieza: “Flagey God” te invita a una rave de sofocante techno pero vira hacia el góspel, “Mossblerd” deambula entre abrasivo hip hop y noise, e incluso en una balada folk como “Far”, que enorgullecería a Bon Iver en su era más cruda, estalla a pleno pulmón cuando ya no puede condensar más su energía catártica. Max Martí

acts of rebellion
Domino-Music As Usual

El debut de Ela Minus se gestó entre 2018 y 2019, pero ha retratado a la perfección este año de aislamiento y levantamientos sociales. Colombiana con residencia en Nueva York, Gabriela Jimeno demuestra que la música se puede trabajar de una manera mucho más artesanal y, en sus propias palabras, femenina. No solo lo ha compuesto, grabado y producido ella sola, desde la intimidad de su casa, sino que también ha diseñado y construido los sintetizadores que utiliza para dar forma a su mensaje.

Un disco protesta que conecta el techno más punzante, auténticos himnos club (“megapunk” o “they told us it was hard, but they were wrong.”) y una electrónica minimal y contemplativa (“let them have the internet” o “pocket piano”). Es, en sí, un juego de contrastes que casan a la perfección: lo personal versus lo político, respiraciones y susurros versus beats electrónicos o la contraposición de tempos. Todo culminando en una de las mejores canciones de electrónica pop de 2020, “dominique”, que parece narrar nuestro confinamiento y todo aquello que venía después de las fiestas prepandemia. Eva Sebastián

Non Binary Place
Pack

Parece mentira, pero sigue funcionando: aunque ya haya pasado mil veces, sigue apareciendo algún disco de un/a artista misterioso/a, con consistencia a nivel musical y un universo estético cuidado y caemos en sus redes. El último caso es Godford y este debut, “Non Binary Place”, que ya deja claro que el género y la identidad aquí no importan. Lo poco que sabemos es que Godford es el proyecto alternativo de alguien francés que lleva años publicando música con otro nombre, pero que con este nuevo alter ego pretende conjugar el espíritu de las raves y la vertiente romántica de la electrónica emocional. Eso hace fácil emparentarlo con propuestas de código muy similar como las de Caribou, The Blaze y Four Tet, y las once canciones de este formidable debut capturan perfectamente el mood: de la nostalgia de atardecer de “Downtown” y “Can’t Get Over You”, con bien de sampleo, a la explosión contenida de “Better Place” (si no es un homenaje evidente al “Can’t Do Without You” de Caribou quizá habría que hablar de plagio), la euforia pistera de “Saw You” o “God For Us” y la comtemplativa “Promote The Rave”, algo así como la canción perfecta para terminar una rave. Habrá que ver a qué otros sitios nos lleva Godford, pero de momento alguna piel de gallina nos ha arrancado. Aleix Ibars

Someone New
Luminelle

Qué mejor año que este para descubrir con calma a Helena Deland, cantautora canadiense que empezó a generar atención con una serie de EPs que van de “Drawing Song” (2016) a los cuatro volúmenes de “Altogether Unaccompanied” (2018). Aunque su primer largo, “Someone New” (publicado por el sello del prestigioso blog musical Gorilla vs. Bear), fue grabado antes de la pandemia, las atmósferas de lasitud que recrea no se sienten fuera de lugar en un 2020 en que la sensación de irrealidad o alienación ha estado a la orden del día. Las vicisitudes románticas de Deland, que a veces se nos susurran como lo haría Hope Sandoval, flotan confesionales y lujuriosas entre guitarras procesadas y crudas, pesadas líneas de bajo y bucles de sintetizador y batería, añadiendo texturas lo-fi y sorprendiendo con inesperados giros armónicos en algunas de las pistas más destacadas (la homónima, “Truth Nugget”, “Fruit Pit”, “Lylz”...). Todo para ir hacia ningún lugar; simplemente para redescubrirse y aceptarse a sí misma, que no es poco, mientras la música inunda su habitación vacía. Max Martí

Return
Heavenly

De entrada, un debut titulado “Return” arqueará más de una ceja: es un concepto tan desconcertante para un primer largo como apropiado para el caso que nos ocupa. Atada en corto por una major a la pronta edad de 19 años, lo que empezó siendo un cuento de hadas acabó resultando una historia para no dormir. Tras su abrupta salida de aquella multinacional, Katy J Pearson encontró su sitio en Bristol, al calor de Heavenly Recordings. Ya con 24, redefine en este trabajo su relación con el oficio de escribir canciones y sienta las bases de lo que promete ser, esta vez sí, una carrera de largo recorrido. La británica toma el country como punto de partida en una propuesta que incorpora pop, folk y rock a lo largo de diez pasajes arreglados con acierto entre cuerdas y metales. Un ejercicio que pone de manifiesto el valor terapéutico de la música y cuyo discurso se sustenta en la afirmación, el autoconocimiento y la vulnerabilidad. Edu Fernández

Galore
Autoeditado

Cuando, en 2019, Marylou Mayniel aka Oklou se puso a trabajar en “Galore”, seguramente no se imaginaba que acabaría siendo un antídoto ante la frustración y la asfixia que nos ha tocado vivir. Un álbum de once temas donde la francesa fusiona de una manera grácil y elegante los dos mundos que conviven en ella, el hyperpop de códigos SoundCloud y su educación en música clásica. Produce en tándem con Casey MQ y colabora con A.G. Cook o Sega Bodega: alineación de lujo en cuanto a pop aventurero y electrónica experimental.

El resultado es un universo ambient pop: nocturno, fantástico y prácticamente onírico, pero, al mismo tiempo, extremadamente familiar y acogedor. Su mayor virtud es ser capaz de darle una textura diferente a cada canción a través de melodías y ritmos envolventes. Desde el dancehall rebajado en “god’s chariots” (coescrita con Shygirl) al sutil R&B de “another night”. Da igual el género, el filtro de Oklou hace que todas sus canciones sienten como una anestesia ante nuestra realidad. Eva Sebastián

Send Them To Coventry
Warner

El título de la mixtape de debut de Pa Salieu viene del refranero popular británico. “Enviar a alguien a Coventry” es marginarlo, aislarlo, condenarlo al ostracismo. El origen de la frase parece estar en que la ciudad era destino para algunos prisioneros durante la Revolución inglesa de mediados del siglo XVII, pero la Coventry de hoy también puede ser un lugar poco acogedor. Pa Salieu, rapero de ascendencia gambiana de 22 años, lo sabe bien: a finales de 2019 le dispararon veinte perdigones en la cabeza desde un coche; en 2018 asesinaron a su mejor amigo. A este trabajo de ascendencia drill, por lo tanto, no le queda más remedio que ser como es. Malencarado, duro, desconfiado. Pa Salieu rapea con los ojos entornados como si sospechara que le abordará un enemigo al doblar la esquina, pero ya empieza a dejar a todos atrás: precisamente en el año en que han publicado nuevos discos algunos tótems del UK rap como The Streets, Dizzee Rascal o Giggs, él ha personificado el relevo. Víctor Trapero

SAWAYAMA
Dirty Hit

Ponerle tu apellido, a secas y en mayúsculas, a tu debut discográfico largo dice mucho de la seguridad con la que te plantas en este momento crucial de tu carrera, de la carrera de cualquier artista. Abrir ese disco con un tema que conjuga un inicio grandilocuente a lo Lady Gaga, rompe poco después con un riff nu metal y luego mete violines de heavy escandinavo para después desmelenarse con un solo de guitarra, como hace Rina Sawayama en “Dynasty”, es de ser una jefaza. Queda claro que la artista británicojaponesa llega ya con la piel endurecida después de debutar en 2017 con el EP “RINA”. Si en aquel entonces optó por su nombre y ahora por el apellido es porque la apuesta en “SAWAYAMA” se multiplica, situándola ya al nivel de las divas del pop envenenado como Kim Petras, Poppy o Charli XCX. Eso es porque, en este disco, Rina Sawayama no se amolda a las modas del pop, sino que opta por avanzarse a ellas, distorsionarlas, provocarlas. Solo así se explica la mezcla imposible entre el R&B noventero a lo Britney Spears con guitarras dignas de Korn o Evanescence: está claro en qué época se refleja Sawayama (un saludo para la MTV), incluso en cortes más bailables como la housera “Comme des Garçons (Like The Boys)” o en el deje punk pop de “Paradisin’”. Resulta alucinante que sea capaz de combinar tantos estilos, a veces incluso en una misma canción, y que el resultado sea tan convincente. “SAWAYAMA” es un disco entretenidísimo, desacomplejado y exultante, perfecto para que toda una generación se acerque a lo que significaba el pop de los 90 en su acepción más amplia. Aleix Ibars

Deep Down Happy
Big Desert-Island-Universal

De una forma u otra, Sports Team parecen condenados a luchar contra su propio destino; además de ser una banda de guitarras cuando este es un concepto prácticamente denostado, estamos ante un sexteto que ha cimentado su éxito en el directo ahora que no se puede salir de gira. Ouch. Aun así, “Deep Down Happy” es un disco en sintonía con su tiempo, con capacidad para explicar a una generación entera. Espejo de la vida diaria de las clases medias británicas, guarda un gran valor testimonial al captar a la perfección lo que es ser joven en el Reino Unido en el momento en que fue concebido. Híbrido de raigambre norteamericana y acusada identidad inglesa, los doce cortes suenan como si esta vida se les quedase pequeña. Música celebratoria, inmediata y directa interpretada por un grupo insolente y con talento melódico a raudales. 36 minutos en los que solo tienen cabida estribillos grandiosos. Edu Fernández