Plácido experimentalismo ambient. Foto: Rachael Pony Cassells
Plácido experimentalismo ambient. Foto: Rachael Pony Cassells

Entrevista

En un lugar solitario: Mary Lattimore

No todo fue horroroso en el agónico 2020. La Tierra siguió girando, el cíclope Donald volverá a su autárquica caverna y Mary Lattimore nos brindó uno de los mejores álbumes del año, el dorado “Silver Ladders”. Un paso al frente en la carrera de esta valiente tañedora de arpa.

Comentar la situación que vive ahora Estados Unidos es un paso obligado en nuestra entrevista con la adorable Mary Lattimore: El día que anunciaron la victoria de Biden fue uno de los más felices de mi vida. Ha sido como volver a respirar. Pero la pandemia sigue dando mucho miedo y la sensación de que pasan los días sin demasiado propósito es también muy dura. Aunque estoy muy agradecida por empezar el nuevo año con un liderazgo competente y un sentimiento de triunfo sobre las ideas racistas y dirigidas por el dinero”. La joven arpista de grandes ojos azules siempre lo tuvo claro. Había un mundo al que abrazar más allá de su querida Carolina del Norte. En sitios como Milán y Viena vive y perfecciona sus estudios superiores de conservatorio. Ya en 2005, tras su periplo europeo, se muda a la musical Filadelfia: Era muy barato vivir allí, y una ciudad también muy creativa. Greg [Weeks], de Espers, me invitó a participar en Valery Project con la idea de crear nueva música para ‘Valerie y su semana de las maravillas’. Se refiere a la película de culto dirigida por Jaromil Jires en 1970. También a uno de los proyectos más definitorios de la olvidada escena weird: Hasta entonces solo había tocado música clásica y no había escrito nada. Todo aquello abrió por completo mi mente respecto a las posibilidades del arpa.

Pero Mary no había terminado con Europa. El nombre de su disco –“Silver Ladders” (Ghostly International-Popstock!, 2020)– contiene referencias casi místicas al resonante, incluso para una norteamericana, mar Adriático: En 2018, durante un descanso de mi gira europea, pasé unos días en la casa que unos amigos están construyendo en Stari Grad, en la isla de Hvar [Croacia]. Es un sitio maravilloso con una bahía donde la gente va a bañarse. Las olas eran suaves y formaban escalones plateados que me recordaban a una piscina que se adentra en el mar. Cuando escribí esta canción, escuchaba la melodía ‘Silver ladders, Silver ladders to the sea’, pero dejé que el arpa cantara las palabras. Desvelado el misterio de tan bello título, caigo en que la música de Mary Lattimore contiene esa propiedad “vocal”. Lo mismo sucede con la de Chopin, por lo que lanzo el sedal a ver qué pasa: Gracias. La verdad es que no soy muy buena cantante, pero suelo emplear mi voz a modo de textura. Y sí, me gusta que las melodías de los instrumentos sirvan para el canto. Pero también me gusta el hecho de que, sin palabras, todo quede más abierto a la interpretación”.

“Dicen que mi música tiene la propiedad de curar o calmar. Se utiliza mucho para meditar, también para duelos, bodas y partos. Esto me alegra mucho, pero también me alivia saber que es posible conectar con su oscuridad”

El Reino Unido no es propiamente Europa, puede que ahora menos que nunca, pero allí ha vivido con Neil Halstead su experiencia profesional en estudio más internacional hasta la fecha: Siempre he sido muy fan de Slowdive. Después de hacer dos discos con mi ordenador –“At The Dam” (2016) y “Hundreds Of Days” (2018)–, me apetecía ampliar la gama de sonidos y le pedí producir el disco. Nos presentaron en el festival de una amiga mutua, Dana Wachs... Neil nunca había grabado con arpa y Newquay [en Cornualles] era un lugar desconocido para mí. Pero aprendí que en la vida vale la pena correr estos pequeños riesgos. Lo dice alguien que decide tocar el arpa, un desafío solo al alcance de heroínas como Alice Coltrane o Joanna Newsom. Lattimore rebaja con gracia el mérito de su aparatosa pero vocacional empresa:Los retos son siempre aburridamente logísticos: el mal tiempo, un técnico sin paciencia para planchar el ‘feedback’, no poder encajarla en la furgoneta, la gente hablando durante la actuación… Pequeñas molestias hasta que aprendes a solventarlas. Lo peor es cuando necesitas ayuda para subir las escaleras con una cosa tan cara y pesada, y ves que la gente se está divirtiendo o está pedo. Entonces tienes que decidir quién parece más sobrio, fuerte y proclive a arrimar el hombro. Pero me las he apañado por ahora, jajaja”.

“Sometimes He’s In My Dreams”, el único tema compuesto conjuntamente con Halstead, recuerda mucho a Durutti Column, al igual que otros cortes a glorias como Virginia Astley, Brian Eno o William Basinski. Incluso a los The Cure más ambientales. Y, cómo no, a Slowdive. Música a la vez oscura y reconfortante: Menudo cumplido. Gracias por decir esto. Me encanta Durutti Column. Meg Baird [con ella publicó en 2018 el álbum “Ghost Forests”] me introdujo en la obra de Virginia Astley… Dicen que mi música tiene la propiedad de curar o calmar. Se utiliza mucho para meditar, también para duelos, bodas y partos. Esto me alegra mucho, pero también me alivia saber que es posible conectar con su oscuridad. En realidad, son historias melancólicas”. O sea, emocionales, y este es otro misterio, quizá no tanto para la neurofísica. Cómo algo tan abstracto como la música puede llegar a emocionar: No estoy segura. Para mí es emocional porque está cargada con referencias personales, con memoria y desamor. Pero al ser instrumental, quien la escucha puede sentir cosas diferentes. El proceso creativo también es a veces emocionalmente penoso. Pero una vez que la dejas marchar y ya es de los demás, sabes que procede de alguien que la ha compuesto deliberadamente, no de un robot… Me gusta la melodía y he escuchado en mi vida mucha música triste. Puede que todo eso esté también ahí. La verdad es que no sé cómo hacer una canción alegre, pero si escuchas felicidad en ella, ¡no la dejes escapar! Jajaja”.

Esta mujer clara y distinta, amante de desacoplados como Washington Phillips o Fursaxa, trabaja estos días por control remoto con sus adorados Growing y sueña desde un pequeño apartamento de Los Ángeles con tocar sus nuevas canciones en España junto a Neil. Sería durante este año. Crucemos los dedos y soñemos con ella. ∎

Imágenes de Rachael Pony Cassells para “Silver Ladders”: álbum visual.
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