El dibujante incómodo. Foto: Alfredo Arias
El dibujante incómodo. Foto: Alfredo Arias

Sintonizando a…

Miguel Ángel Martín: “Nunca quise ser transgresor”

Con casi cuatro décadas de carrera profesional en el mundo del cómic y la ilustración, Miguel Ángel Martín ha construido una identidad de gran fuerza asentada en una asepsia de “línea clara fría” que le ha servido tanto para hacer cómic infantil como para concebir algunas de las distopías tecnológicas más extremas que hayamos podido ver. Su lista musical es un fiel reflejo de todo ello.

Miguel Ángel Martín (León, 1960) acude puntual a la cita con el fotógrafo que ilustra esta entrevista en pleno centro de Madrid. El Picnic, convertido hace años en referente de Malasaña por méritos propios, abre sus puertas exclusivamente para la sesión por gentileza de su dueño, Adrián López. Vestido de riguroso negro, el dibujante se muestra educadísimo y cercano mientras comenta lo distinto que es el barrio que acaba de atravesar y el que vivió intensamente no hace tanto.

Ya dentro, entre foto y foto, Martín recordará algunos momentos vividos en el local y dará pie a una entretenida y sorprendente charla en la que advertirá por primera vez que a él, más que la música, lo que le interesa es el sonido, alabará sinceramente el diseño de personajes del manga “Tokyo Revengers” (2017-), de Ken Wakui, o pondrá en valor lo que está haciendo Rosalía con su “Motomami” (2023), pese a ser la suya una música que no le interesa. Todo un poco en la línea de su playlist para Rockdelux: coherencia interna sazonada con un toque de imprevisibilidad.

Martín, que prepara su próximo cómic, “El mago tóxico”, y ultima los detalles de “Tronix”, una exposición en la que reinterpreta y retrata a algunos de sus artistas favoritos del sonido industrial como SPK o Esplendor Geométrico, insiste: “A mí en realidad esa música no me ha gustado nunca. A mí lo que de verdad me gusta es el ruido y el sonido”. Sin embargo, recuerda perfectamente el momento en el que empezó a interesarse por la música: “Con 15 o 16 años, en León. Estaba en casa, en mi habitación, cuando escuché unos ruidos raros. Fui a ver y estaba mi hermano escuchando música con un amigo en un tocadiscos monoaural que tenía mi padre. Era ‘Wish You Were Here’, de Pink Floyd. Flipé, lo primero porque en la portada no salían los músicos, ni en el interior tampoco, que era lo típico, sino un tipo dándole la mano a otro que está ardiendo”. Aquello, recuerda, se sumó al impacto del propio sonido. “Eran muchos temas electrónicos, pasajes instrumentales, collages, viento, marea, había de todo ahí metido. Y eso fue lo que me llamó la atención, por eso me empecé a interesar por la música”.

Krautrock llegado de Salamanca

El leonés reconoce también la importancia de dos libros vinculados a la revista ‘Vibraciones’ dedicados, respectivamente, al moog rock y krautrock. “Me los compré y flipé, ‘quiero estos discos, pensé’. Imagínate ir a pedir esos discos a finales de los setenta en una tienda de discos de León, que no tenían ni los de King Crimson. Empezaba a escuchar música, siempre más interesado por el sonido que por las canciones o la actitud, que es algo que me la sudaba”.

Un amigo mío que estudiaba en Salamanca me trajo un volumen doble que recopila grupos alemanes. Allí descubrí a CAN, escuchando ‘Mother Sky’, que sigue siendo mi canción favorita de ellos. También a Popol Vuh y, a raíz de ahí, empieza a haber un cambio en mis intereses musicales. Si me acerqué al punk, por ejemplo, fue por el ruido, no porque me interesara demasiado. También esta época coincide con que veo en León dos películas que me marcaron mucho: una es ‘Grupo salvaje’ (Sam Peckinpah, 1969), que sigue siendo mi película favorita hoy día y me impactó por la cámara lenta y el montaje. Y nunca olvidaré ‘Vinieron desde dentro de...’ (1975), con esa imagen del parásito, porque con ella descubrí a David Cronenberg, que ha sido una gran influencia en mi trabajo”.

Radio 3 y Esplendor Geométrico

La radio, en esos años formativos, resultó ser un aliado importante: “Ya existía Radio 3 y la escuchaba todas las noches”, rememora. “Había un programa de Ramón Trecet que ponía grupos fantásticos, como Suicide o Pere Ubu. Conseguía estos discos a través de una tienda de Madrid que se llamaba Kentucky Discos. Hacía pedidos contrarreembolso, les pedía cuatro discos y con suerte me mandaban dos”. También le permitió conocer, gracias al programa ‘Esto no es Hawai’ de Jesús Ordovás, a uno de los grupos más influyentes para Miguel Ángel Martín en lo personal y lo musical, Esplendor Geométrico. La correspondencia con Andrés Noarbe le permitió acceder a una música totalmente diferente: “Ellos traían a España unos discos extravagantes, los distribuían entre amigos y, a partir de ahí, me cambió todo el rollo musicalmente y también de los cómics que quería dibujar y las historias que quería contar”.

Viñetas con ruido. Foto: Alfredo Arias
Viñetas con ruido. Foto: Alfredo Arias

Conexión Italia

“De las canciones pop que hay en el listado, hay activistas de cuarto oscuro, que es algo que me resulta muy ambiental, o Wipeout. Y luego está, más por simpatía, Asia Argento. Me pidió un dibujo de Frida Kahlo que había hecho para la portada de su disco, y así descubrí que cantaba. Los otros dos artistas italianos que he incluido, 99 Posse e Il Cervello, los descubrí allí en los años noventa y gracias a ellos empecé a interesarme por el hip hop. Además, eran muy fans de mis cómics y nos apoyaron mucho a mí y mi editor cuando el secuestro”. En 1995, la justicia italiana secuestró la edición allí de “Psychopathia Sexualis” (1990-1992), el cómic de Martín, por supuesta inducción al suicidio, el homicidio y la pedofilia, en un proceso que duró cinco años y del cual resultó absuelto el editor en Italia, Jorge Vacca. “Luego los conocí en persona y son una gente muy guay”, afirma.

La música como motor creativo

“Esplendor Geométrico y Whitehouse han sido una influencia importante para mí. Casi todos los capítulos de ‘Psychopathia Sexualis’ están sacados de canciones de Whitehouse y la edición inglesa la tradujo un componente de la banda, William Bennett. El primer cómic que hice con temática industrial, que creo que nunca se llegó a publicar, fue un homenaje a Esplendor Geométrico. Esos sonidos me inspiraban mucho y, de hecho, me producen estados alterados de conciencia, no necesito tomar sustancias. Esos sonidos siguen motivándome y ambientándome para poder escribir”.

“Nunca me he tomado eso demasiado en serio, simplemente quería contar las cosas que me interesaban. Cuando empecé a publicar ‘The Space Between’ en ‘Zona 84’, en las cartas de los lectores me insultaban todos los meses y luego me enteré de que solo publicaban las más suaves”

Pionero ruidista

“La exposición en el Salón del Cómic de Barcelona por mi premio al autor revelación de 1993 era en recinto cerrado, había una cortina para cerrar y para salir y era para adultos, porque había algunos dibujos un poco pasados de rosca, pero tampoco tanto. Entonces, nunca se había visto en Barcelona una exposición así en el mundo del cómic, fue muy sonada y, años después, aún había gente que me hablaba de aquella exposición. Además, las vibraciones de sonido se supone que podían provocar náuseas y diarrea, pero solo con equipos de alta potencia, y el que tenían allí era una mierda”.

Transgresor, a su pesar

“Yo nunca quise ser transgresor porque nunca me he tomado eso demasiado en serio, simplemente quería contar las cosas que me interesaban. Cuando empecé a publicar ‘The Space Between’ en ‘Zona 84’, en las cartas de los lectores me insultaban todos los meses y luego me enteré de que solo publicaban las más suaves. Pero Josep Toutain me apoyó en todo momento, me decía ‘sigue así, que tienes un público y eso es lo más importante’. En La Cúpula estuve muchos años gracias al apoyo de Emilio Bernárdez, porque José María Berenguer –fundador de la editorial– no tenía muy claro que lo mío encajase en ‘El Víbora’. Cuando me secuestraron el cómic en Italia, flipé con cómo una cosa que para mí era humor resulta que va un fiscal y se lo toma en serio. A partir de ahí empecé a plantearme muchas cosas. Ahora todo el mundo se ofende por todo en las redes, están quitando la espontaneidad y la frescura a todo”.

William Burroughs

“La ciencia ficción que yo hacía estaba más vinculada con William Burroughs, que me gusta mucho, o con J. G. Ballard. Y Burroughs ha sido muy influyente casi más en el mundo de la música que en la literatura: Soft Machine es un nombre creado por Burroughs, David Bowie compuso canciones con su técnica del cut-up e incluso Bob Dylan era admirador, y eso que a él no le interesaba demasiado la música. Lo que sí hacía era grabar casetes con sonidos de la televisión y luego las ponía con la tele encendida sin sonido”.

Subterfuge y Rockdelux

“Carlos Galán siempre ha sabido que a mí lo que me interesaba era el ruido, que no me interesaba especialmente esa música. Yo me lo pasé muy bien con Subterfuge, fueron unos años fantásticos. Malasaña estaba empapelada con carteles de Subterfuge y la mitad eran míos. Me pareció un acierto por su parte utilizar mis dibujos más para dar imagen de la compañía que para utilizarlos con un grupo en concreto. Los CDs de ‘Stereoparty’ son de culto, por lo que me dicen. También en los noventa realicé muchas ilustraciones para Rockdelux e hice toda la serie de cómic de ‘Big Whack’ para la revista Factory, que era un homenaje a Big Black”.

Portadas de algunos CDs de la serie “Stereoparty” para Subterfuge e impactante doble página para el #100 de Rockdelux (1993).
Portadas de algunos CDs de la serie “Stereoparty” para Subterfuge e impactante doble página para el #100 de Rockdelux (1993).

Todos los caminos llevan al ruido

“Yo, para llegar al ruido, escucho también mucho pop. En la ‘playlist’ hay un grupo del que no me canso, que es Magazine. Soy gran admirador de Howard Devoto, creo que sacaron tres obras maestras con sus tres primeros discos. También he redescubierto a The Fall, ahora he entendido por qué era el grupo favorito de John Peel. Escucho mucho pop y mucho rock. La primera etapa de Motörhead, por ejemplo, me gusta mucho. En cambio nunca me gustaron Ministry o Nine Inch Nails. De todo eso lo único que me interesa es Godflesh. Ayer estuve viendo un documental sobre Rammstein y no me pueden caer mejor, pero no soporto su música ni sus shows. Me parece muy obvio, son grandes estrellas y tienen toda mi simpatía, pero no puedo con ellos”.

Reynols o el elogio de lo weird

“Había una distribuidora de San Francisco, Aquarius Records, que tenía cosas muy experimentales; vi anunciado a este grupo argentino, Reynols, y lo pedí. Cuando lo escuché me gustó mucho la voz y no me di cuenta de que el cantante, Miguel Tomasín, tenía Síndrome de Down, porque no lo ponía en ningún sitio. Pone los pelos de punta. Les hice un homenaje en ‘Brian The Brain’ y les he hecho algunos retratos para un libro que publicaron en Japón”.

“Carlos Galán siempre ha sabido que a mí lo que me interesaba era el ruido, que no me interesaba especialmente esa música. Yo me lo pasé muy bien con Subterfuge, fueron unos años fantásticos. Malasaña estaba empapelada con carteles de Subterfuge y la mitad eran míos”

De repente, Pet Shop Boys

“No soy fan de Pet Shop Boys, solo tengo un disco recopilatorio, ‘PopArt’. No me canso de escuchar esta canción, ‘Where The Streets Have No Name’. La he bailado un montón de veces con Nacho Vigalondo, con Borja Crespo. Luego me enteré de que era una versión de U2 mezclada con la canción que sale en ‘El cazador’ (Michael Cimino, 1978)”. Se refiere a “Can’t Take My Eyes Off You”, de Frankie Valli: “Es mucho mejor que las dos canciones de las que sale”.

La delgada línea que lleva a Rosalía

Lo último que quiero escuchar en un bar es la brasa que escucho en casa. En un bar ponme lo que quieras, incluso copla. Por ejemplo, ‘Motomami’ de Rosalía me parece buenísimo y los vídeos son también muy buenos. Hubo una polémica con una crónica de un concierto suyo en Madrid en el que decían que no llevaba músicos y me puse un vídeo para ver qué tal y flipé: ella en un escenario mínimo con cuatro bailarines. Me pareció acojonante y pensé ‘pero si parecen mis cómics’. Me pareció brillante esa puesta en escena y que eso fuese ¡mainstream! Esa chica tiene talento, se nota que tiene mucha cultura de música electrónica y su música es muy sofisticada. No es vanguardia ni es rompedora, pero hace algo muy fresco”. 

Playlist / Sintonizando a… Miguel Ángel Martín


  1. CAN “Mother Sky” (de “Soundtracks”, 1970)
  2. Kraftwerk “Radioactivity” (de “Radioactivity”, 1976)
  3. Esplendor Geométrico “Negros hambrientos” (del single “Necrosis en la poya”, 1981)
  4. Magazine “Back To Nature” (de “Secondhand Daylight”, 1979)
  5. The Fall “No Xmas For John Quays” (de “Live At The Witch Trial”, 1979)
  6. Mika Vainio “Set The Controls To The Heart Of The Sun” (de “Oleva”, 2008)
  7. Wipeout “Subwoover On Wheels” (de “Anthems For The Underachievers”, 2002)
  8. Hawd Gankstuh Rappuhs MCs Wit Ghatz “Mind If I Fart?” (de “2 Hype 2 Wype”, 2001)
  9. The Bug ft. Daddy Freddy “Politicians And Paedophiles” (del álbum colectivo “Open Up And Say...@<%_|^[!]”, 2003)
  10. Damon Edge “I’m A Gentleman” (de “Alliance”, 1985)
  11. 99 Posse “Sfumature” (de “La vida que vendrà”, 2000)
  12. Il Cervello ft. DANI313 “Tra le mie stanze” (del single “Tra le mie stanze”, 2023)
  13. Asia Argento “I’m Broken” (de “Music From My Bed”, 2021)
  14. Pet Shop Boys “Where The Streets Have No Name (I Can’t Take My Eyes Off You” (del maxi “Where The Streets Have No Name (I Can’t Take My Eyes Off You”, 1991) ∎
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