El comediante británico Robin Ince empieza la nota de prensa de “As The Love Continues” (Rock Action-[PIAS] Ibero América, 2021) contando batallitas. Me dirás que es algo muy de señor, pero este es un tipo bastante estupendo, además de un gran imitador de John Peel. Cualquiera que se siente en un bar –¡benditos espacios!– a hablar de Mogwai va a terminar contándote mil historias, porque, a ver, ¿qué otra forma hay de abordar a una banda con semejante carrera y una discografía enorme? Además, de canciones mayoritariamente instrumentales y no precisamente escuetas. Una se abruma y va a lo personal, pero como aún no soy alguien en horas bajas resguardada en sus bonitos recuerdos, nos vamos a poner con un análisis más informativo y, quizá, solo un poco emocional.
Mogwai empezó en 1995 en Glasgow y, aunque siempre se les ha encasquetado la etiqueta de post-rock –casi tan malentendida como, ahora, la del trap–, si se han mantenido activos es porque tienen algo de la adrenalina tremendamente adictiva y replicable del punk. Tal cual se lo reconoce John Robb, líder y bajista de The Membranes, cuando en una reciente entrevista los compara con Black Flag: “Tenéis el mismo nivel de intensidad, solo tomáis rutas distintas para llegar allí”. Lo que toman son patrones repetitivos que exprimen concienzudamente hasta la última nota, dándole matices y cargándola de nueva energía. ¿Se puede llevar más lejos? Pues vayamos hacía allí. Y si por el camino te relajo y luego te puedo pegar un buen susto, mucho mejor (escúchese “Katrien” o “Mogwai Fear Satan”). También tienen destellos de punk-rock resolutivo, que mantienen en “Ceiling Granny” de su último disco, pero podemos encontrar réplicas en cualquier tracklist de su discografía desde su “Glasgow Mega-Snake”. Hay que ser tozudo con lo que uno cree.
Y ellos ejercen con pocas palabras, considerándose una banda instrumental. Las letras o los fragmentos de discursos y conversaciones ocasionales que filtran en las canciones –como “Tracy” o en el inicio de “To The Bin My Friend, Tonight We Vacate Earth”– se entienden no como un statement, sino como otro instrumento más. Por eso nos vuelven locos con el vocoder en “Fuck Off Money” o “The Lord Is Out Of Control”. Lo que digan, ¿qué más dará? Sus piezas no tienen un mensaje escrito, pero no por ello están exentas de política. “Si le dedicas un tiempo a que el mundo suene un poco mejor es una declaración política en sí misma”, le contaba Stuart Braithwaite (guitarrista) a John Robb. Pero lejos de este grimoso territorio común, lo que nos ha gustado de Mogwai es que ha sido una banda que se posiciona y no se queda en el hecho de hacer una letra reivindicativa. Porque la equidistancia en lo ideológico no es sexy. Es indecisa o cobarde, dos adjetivos que normalmente bajan la libido.
Algunos seguidores se acordarán de cuando, durante su concierto en el Primavera Sound 2014, coronaron los amplificadores con una estelada. Stuart lo explica: “Mi abuelo militaba en las Brigadas Internacionales y se trasladó de Hamilton a España para luchar contra Franco, y esta fue mi principal conexión. También siento que el gobierno español ha bloqueado la posibilidad de un referéndum por la independencia de Catalunya y veo los paralelismos que se viven entre Escocia y el Reino Unido”. El nacimiento de la banda coincidió con un momento en el que el nacionalismo escocés estaba recuperándose: “Antes se reían de la gente porque cantaba con el mismo acento escocés con el que hablaba, ¡es de locos! Pero desde los 90 se han construido nuevos edificios y salas de conciertos en Escocia, y no solo por el cambio que hubo en el Parlamento. Antes de que nos condujeran hasta el referéndum para la independencia, se cuidó la cultura a través de la música, el cine o la literatura, para que nuestra identidad cogiera fuerza”.
Pero más allá del bando político, también han tomado partido este año en la lucha social generalizada contra la COVID-19, participando en la iniciativa Whole Lotta Roadies para apoyar a los trabajadores del sector de los conciertos y donando la mitad de los beneficios de su banda sonora para la serie sobre el narcotráfico “ZeroZeroZero” (2020) a las organizaciones benéficas del NHS porque “apoyando según qué iniciativas ayudas a llevar la conversación a otro nivel”.
También con su discográfica, Rock Action Records, han perpetuado la estela de la plataforma escocesa Chemikal Underground Records, que “fue una gran inspiración y quisimos replicar lo que hicieron por nosotros”. Y a pesar de que Mogwai es una banda principalmente de tíos –aunque han contado con la participación de la contundente baterista Cat Myers y alguna chelista ocasional–, también conectan con nosotras. “Cuando empezamos a tocar había muy pocas mujeres dentro del circuito, pero ahora mi hijastro de 17 años conoce a un montón de músicas de rock”, nos cuenta Braithwaite. En su sello ponen cuidado en que haya paridad, publicando a bandas lideradas por mujeres, como el dúo Sacred Paws, cuyo debut “Strike A Match” (2017) desbancó la banda sonora “Atomic” (2016) de Mogwai en los premios a mejor álbum escocés en 2017.
Algo que, por supuesto, les enorgullece, porque otro aspecto que les ha llevado hasta aquí es que son una panda de tipos encantadores. Podemos imaginar el cariño con el que su multinstrumentista Barry Burns regenta su bar Das Gift en Berlín o lo gracioso que estará Stuart Braithwaite patinando en su skate: “Si tuviera que elegir un videojuego donde sonara Mogwai, ¡sería el de Tony Hawk! Lo conocí una vez en Los Ángeles y le hice un montón de preguntas estúpidas”, confiesa entre risas. Se nota en el escenario que es el que tiene calambre, porque los demás acostumbran a mantenerse estoicos mientras sueltan su intensa carga sonora. “Dominic Aitchison –el bajista– bailaba más en los inicios de la banda, pero ahora se concentra en tocar bien”, continúa entre bromas Stuart. A propósito de ese muro de sonido que sueltan, espero que Phil Spector hubiera tenido la ocasión de felicitarlos, como hizo en varias ocasiones Robert Smith. Mogwai ha sido una banda de culto, no solo para su público, también para otros artistas. Existen nuevas formaciones, como caroline, que han llegado a confesar que “cuando tocamos por primera vez, había una canción de Mogwai –más bien el sonido de la caja de una canción de Mogwai– que estábamos desesperados por emular”.
Con este nuevo álbum, “As The Love Continues”, lo van a poner difícil, porque según cuentan han querido cambiar las dinámicas de todas las canciones, siguiendo la filosofía de las estrategias oblicuas de Brian Eno y los dictados del productor Dave Fridmann, su compañero también en “Come On Die Young” (1999), “Rock Action” (2001) y “Every Country’s Sun” (2017). Por las medidas de la pandemia, no pudieron reunirse físicamente, pero les dirigía desde el otro lado del charco y a través de videollamadas a su estudio en Worcestershire. Con su cachondeo habitual, lo han descrito como la voz opresora de un personaje de George Orwell, “pero es un tipo muy simpático, en realidad”, nos tranquiliza Stuart. “No sé si se nota en el disco”, continúa. “Pero insistió en que probáramos estrategias distintas para cada canción, para que no nos repitiéramos. Por ejemplo, tocar las partes rápidas más lento o intentar utilizar instrumentos más calmados en las partes donde normalmente meteríamos ruido”.
La caótica situación global no solo les ha dado más tiempo para trabajar con puntillismo en las nuevas canciones, convirtiéndolas en las más elaboradas hasta la fecha, sino que también ha evitado que huyeran sus colaboradores: el saxofonista Colin Stetson participa en “Pat Stains” y Atticus Ross en “Midnight Flit”. Es curioso porque, a pesar de que con Ross ya habían unido fuerzas para el documental de “Before The Flood” (2016), protagonizado por Leonardo DiCaprio, nunca han llegado a trabajar en persona. ¿Cómo lo hacen? ¿Qué instrucciones le dan? “Que haga lo que le dé la gana”, ríe Stuart. “Somos bastante más abiertos que los directores que nos encargan bandas sonoras”.
La mala noticia es que, al menos por ahora, no podremos escuchar a Mogwai in situ versionando las pistas del nuevo disco al directo –“la clave de que ‘Mogwai Fears Satan’ siga asustando en el momento indicado es que nunca la tocamos igual”, reconoce Stuart–. Pero si queremos saber cómo evolucionan estas pistas en concierto, habrá una oportunidad online el 13 de febrero, día en el que se emitirá la filmación de la banda dirigida por Antony Crook en la sala Tramway de Glasgow. Se transmitirá en exclusiva, cinco días antes de que se publique el álbum al completo. Está claro que nunca nos pondremos de acuerdo en si su música nos enajena hasta el subidón, nos persigue hasta el escapismo o nos encierra en nuestro desierto interior. Es algo intransferible e íntimo que siempre ha generado confrontación de sensaciones entre todos sus seguidores. Pero quizá este sea el principal motivo por el que nos tienen aún hablando tan intensamente de ellos. ¡Todos tenemos nuestras batallitas! ∎
Cualquiera que haya iniciado o fantaseado con la idea de tener una banda –si el proyecto es en solitario es mucho más fácil elegir– sabe que los mejores nombres surgen en un estado etílico. Y una formación como Mogwai, conocida por almorzar con botellas de sidra, explicaría el porqué de sus títulos, fuente de las mejores conversaciones entre sus fans. Por ejemplo, cuenta la leyenda que “Hardcore Will Never Die, But You Will” (2011) fue bautizado no porque les pillara de cerca la música mákina –¡que sí!–, sino por la frase que soltó un chavalín al tendero que lo perseguía tras saquear su tienda off-license. La broma tras el nombre de “Happy Songs For Happy People” (2003), en cambio, se descubre en la primera escucha.
Que Stuart Braithwaite lleve un año sobrio explicaría el porqué de un título tan aparentemente conservador como “As The Love Continues”, ¡pero hay sorpresas! Algunas ya han sido desveladas con sus adelantos. “Ritchie Sacramento”, la canción dedicada a Dave Berman de Silver Jews y Purple Mountains y a otros amigos que también se han ido estos últimos años, se bautizó con el intento fallido de pronunciar Ryuchi Sakamoto. “Here We, Here We, Here We Go Forever” es la frase que siempre repite el técnico de sonido de sus guitarras, Gavin Paul Maxwell… aunque le encajaría más al especialista de la batería (¿has estado atrapado alguna vez en la monotonía de una prueba de bombo?).
Según nos explica Stuart, el título de “Dry Fantasy” nació cuando Burns le cortó las alas a la hora de poner más reverb: “¿Qué tipo de extraña fantasía seca es esto?”, le contestó Braithwaite, fiel a sus sueños húmedos de guitarrista. Y “To The Bin My Friend, Tonight We Vacate Earth” (“a la papelera amigo, esta noche desocupamos la Tierra”) viene de una grabación de Ben Power (de Blanck Mass) hablando en sueños. Buscan el malentendido o el sinsentido aposta, porque, al fin y al cabo, como suelta Barry Burns: “Tenemos un enfoque calvinista de hacer música, solo somos una panda de chicos tocando música en una habitación. Nunca hablamos de significado”.
Tal es el extremo que Mogwai fue un nombre arbitrario, imagino que para aparecer en los flyers de sus primeros conciertos, pero nunca llegaron a cambiarlo. Alguien podría ver el paralelismo entre esos seres adorables que a la primera copa se ponen odiosos. Donde sí han metido mano es a la hora de hacer camisetas: después de las de “blur are shiet” y “brexit is shiet”, ¿qué mensaje tocaría este año? “Que el coronavirus ha sido una mierda”, rubrica Stuart. ∎