Pablo Milanés, trovador de Cuba.
Pablo Milanés, trovador de Cuba.

Fuera de Juego

Pablo Milanés, el estandarte de la nueva trova

El compositor y cantante cubano Pablo Milanés, con especial talento para musicar poetas contemporáneos, ha dejado un vasto legado lírico y musical en el que se entremezclan intimismo, poesía, trova, tradición y política. “Yo pisaré las calles nuevamente”, “El breve espacio en que no estás”, “De qué callada manera” o “Yo no te pido” forman parte del cancionero latinoamericano de los últimos cincuenta años. Falleció el pasado 22 de noviembre a los 79 años.

No por sabido o esperado es menos cierto que el fallecimiento de Pablo Milanés (1943-2022) cierra una etapa sociocultural en Cuba. Ningún otro trovador de su generación ha tenido el impacto del autor de “Yolanda”, que con el paso del tiempo se convirtió en un himno al amor. “Hay tantas facetas de ver el amor que yo, con cuarenta años, estoy casi convencido de que el amor es uno solo: el amor a la persona que se ama, el amor al país donde se vive, el amor al barrio, el amor a las causas justas o a la paz duradera”, dejó dicho.

Desde 2014, el músico –nacido en Bayamo, en 1943– residía en Vigo junto a su última esposa y mánager, la historiadora gallega Nancy Pérez, con quien tuvo dos hijos y que ese mismo año le donó un riñón. Más tarde se vio obligado a residir en Madrid a causa de su enfermedad oncohematológica. En esa ciudad falleció finalmente el pasado martes 22 de noviembre. Su última y amplia gira “Días de luz”, lamentablemente inacabada en nuestro país, dio al músico cubano la oportunidad de cantar para las audiencias de Barcelona, Zaragoza y Valencia, entre otras.

El filólogo y erudito Guillermo Rodríguez Rivera refrenda la calidad lírica de la obra del cantante: “El universo textual de Pablo Milanés es de una aplastante coherencia. Él ha sabido conformar una variante de la expresión poética de su generación que consigue convertir el poema en una entidad para ser cantada, lo que implica unirlo a la más popular de las artes cubanas, donde creo que está, ya para siempre, la poesía de Pablo Milanés”. Por su parte, el cineasta Juan Pin Vilar, director del documental “Pablo Milanés” (2019), lo saludó por última vez en redes: “Adiós, hermano. Contigo desaparece el pedazo más grande de la Cuba que vale”.

Marzo de 1983, con Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Teddy Bautista y Silvio Rodriguez.
Marzo de 1983, con Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Teddy Bautista y Silvio Rodriguez.

Un calificativo que define su persona es el de “honesto”, pues cantó a la revolución cubana como criticó los sucesivos gobiernos castristas. Una muestra de su desapego al régimen político todavía vigente, sabedor de lo incómodo del personaje y del cariño popular que concitaba, se produjo en 2021. Mientras las autoridades quisieron recluir el concierto del trovador en una pequeña sala, la protesta popular obligó a un cambio de ubicación mucho mayor, como es el de la Ciudad Deportiva de La Habana. La palabra de la noche, según recogen las crónicas, fue “¡Libertad!”. El músico señaló que “es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo”. Milanés no fue cómodo ante un poder monolítico cuya respuesta, ante la desaparición de una figura capital de la música en castellano, ha sido más bien tibia.

Después de sus estudios en el Conservatorio Municipal de La Habana, el joven Pablo cursa composición, armonía, contrapunto y orquestación. Antes, el aprendiz de músico se dedica a mejorar su técnica con la guitarra; en 1959, con 16 años, inicia su carrera profesional. Más tarde, ingresa en el Grupo de Experimentación Sonora, para luego dar paso al fenómeno de la nueva trova, que, en 1972, se concreta principalmente con Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Milanés, que ya había escrito “Yolanda”. Surgen otras canciones singulares como “Pobre del cantor”, “La vida no vale nada” y “Yo pisaré las calles nuevamente”, esta última en memoria de las víctimas del golpe militar de 1973 en Chile. Crecen los contactos con músicos latinoamericanos como Milton Nascimento, Mercedes Sosa y Daniel Viglietti, entre otros. Mientras, el cantautor pule su estilo, rastrea en territorios de la música tradicional sin olvidar el son cubano. De sus muchas colaboraciones subrayó que la más convincente para él fue la que realizó con el pianista Chucho Valdés en el álbum “Más allá de todo” (Wrasse, 2009).

Silvio, Fidel y Pablo, tiempos de revolución.
Silvio, Fidel y Pablo, tiempos de revolución.

El musicólogo cubano Leonardo Acosta apunta sobre la obra del trovador de emociones que “el tratamiento musical es muy variado, desde la utilización del guaguancó (‘Los caminos’) hasta el calipso y otros ritmos caribeños (‘Soy del Caribe’), sin obviar, desde luego, el son. Los temas tratados en sus textos pueden ser amorosos, políticos, sociales o reflexivos sobre el paso del tiempo, la adolescencia, la juventud perdida, los avatares del trovador, la amistad o la alegría de vivir”.

A pesar de sus múltiples grabaciones, no era un músico de álbumes, sino de canciones. Pero hay algunas excepciones. Una de ellas es “Versos de José Martí cantados por Pablo Milanés”, (Areito, 1973), que cuenta con piezas como “Yo soy un hombre sincero”, “Mi verso es como un puñal”, “Banquete de tiranos” o “Si ves un monte de espumas”. Posteriormente, el álbum se rebautizó como “Canta a José Martí. Mi verso es como un puñal” (Movieplay, 1977), en el que el trovador acompaña su voz con una guitarra. Otro acierto fue la musicalización del poema “Canción” (Nicolás Guillén), en “De qué callada manera”, a dúo con Ana Belén e incluida en “Querido Pablo” (Ariola, 1985).

Está considerado la mejor voz del filin cubano de las últimas seis décadas. Aquellos jóvenes cantantes preferían “filin” a la voz inglesa feeling. Aún se podría ir más allá, apelando al sentimiento, que bien podría traducirse como “bolero”. Milanés sabía de dónde surgían aquellas canciones de amor que se transformaban en canciones de autor, que no olvidaban los aromas del folclore cubano. La realidad social y política hizo que se posicionara, aunque su combate fue con una guitarra, no con un arma.

Resulta cuando menos curioso que Pablo Milanés no recibiese clases de canto. Al respecto indicaba: “Mi modo de cantar está basado en la experiencia, en la posibilidad de abordar géneros diversos. Todo esto me ha moldeado lo suficiente como para enfrentar las distintas exigencias de mi trabajo. Ahí se unen el deseo y el oficio. Mis recursos vocales me han facilitado ahondar en tantos géneros, que han impedido encasillarme, incluso, en mi propia obra”.

Como complemento de este Fuera de Juego, Miquel Queralt selecciona esta exclusiva playlist de Pablo Milanés.

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