Low, los mejores de su generación. Foto: Óscar García
Low, los mejores de su generación. Foto: Óscar García

Festival

Primavera Sound (3 de junio /3): felicidad y expectación

Aunque pueda resultar agobiante la idea de centenares de personas caminando rápidamente a tu alrededor para buscar un buen sitio en alguno de los escenarios, existe mucha belleza en escuchar idiomas de diversos países mezclándose y en ver el conjunto de caras felices y expectantes justo antes de una actuación. Miles de personas se reúnen en el Primavera Sound arrastradas principalmente por el amor a la música.

Esta misma pasión por la música es la que ha mantenido a la pareja formada por Alan Sparhawk y Mimi Parker, o lo que es lo mismo, a Low, funcionando durante casi 30 años. A pesar de que la capacidad del Auditori Rockdelux supera las 3000 personas, el aforo se llena en pocos minutos. No es extraño, ya que pocas bandas saben capturar como Low la fragilidad de la condición humana. Ellos destilan sus ansiedades a través de sonidos dispersos y glacialmente lentos, que se guían por prolongadas notas de guitarra eléctrica cercanas a un noise abrasivo, mientras que las armonías vocales de Parker y Sparhawk ofrecen un ancla de calidez humana.

A continuación –en el mismo escenario– es el turno de Autechre, icono de la generación X que navega entre el techno experimental y el IDM melódico. La actuación se realiza completamente a oscuras, lo que sirve como una especie de ejercicio de meditación. En la penumbra, su música alcanza con más sencillez una narratividad emotiva que consigue que el público llegue a crear sus propias estructuras acústicas hasta normalizar lo que, de otra manera, sería un híbrido de sonidos sintéticos sin normas ni cánones.

A las ocho de la tarde comienza el directo de Mariah The Scientist. Ella encierra todas las características esenciales de las divas del R&B de los 90. Quizá la más importante es una sensibilidad en el estilo vocal que no tiene comparación. Esa manera de arrastrar y rasgar la voz sabe relatar como ninguna otra melodía todas las veces que su corazón se ha arrastrado y rasgado por amor. Es una pena, como pasa con Bad Gyal, que no haya más sororidad en sus canciones. Ambas se comparan con otras mujeres, y en ocasiones las denigran, por la atención de un hombre. A pesar de esto, muestran actitudes empoderantes en muchos otros aspectos.

Za! se unieron a La TransMegaCobla y el resultado fue esto. Foto: Marina Tomàs
Za! se unieron a La TransMegaCobla y el resultado fue esto. Foto: Marina Tomàs
Cerca de las diez de la noche se presenta Za! & La TransMegaCobla, colectivo formado por el dúo Za! junto a La MegaCobla, cuarteto de vientos de cobla tradicional, y también por el dúo neofolk Tarta Relena. Su directo tuvo muchos momentos sorpresivos, como fusionar metal progresivo, jazz y música tradicional persa o bailes que parecen improvisados pero que no dejan de mantener al público entusiasmado. Za! & La TransMegaCobla es una mezcla fascinante de géneros y de intensas muestras de performance. El proyecto entero es un símbolo de unión: entre géneros, entre culturas y entre lo tradicional y la vanguardia, pero, sobre todo, es diversión asegurada.

Warpaint, made in L.A. Foto: Val Palavecino
Warpaint, made in L.A. Foto: Val Palavecino
A las once de la noche en Binance, uno de los escenarios con más capacidad, comparecieron Warpaint y el terreno se llenó hasta convertirse en un mar de gente. Estas cuatro mujeres de Los Ángeles no defraudaron a sus seguidores. Ofrecieron un directo energético pero de velocidad pausada, con momentos que se quedaban en un estado liminal entre electrónica atmosférica y el pop hipnagógico. Ellas tienen la fluidez cálida y la estética lo-fi propia de otros artistas de Los Ángeles, como Ariel Pink o Dum Dum Girls.

A continuación pasamos al set del ruso Buttechno en el espacio NTS. Si bien el minimalismo es su modus operandi, el resultado final es un minucioso y energético cruce entre techno, hardcore y momentos cercanos al dance. Buttechno se caracteriza por una manera de mezclar sofisticada y continua, sin cambios bruscos que ayudan a que el baile sea una constante en la pista.

Jamie xx, metamorfoseando géneros. Foto: Val Palavecino
Jamie xx, metamorfoseando géneros. Foto: Val Palavecino
A partir de la dos de la madrugada comenzó uno de los momentos más esperados del día, la de Jamie xx. Una vez más, creó un set que metamorfosea géneros tan distintos como el grime, el drum’n’bass, el techno e incluso el soul, el rock y la música disco. Todo ello con una elegancia que es difícil de alcanzar. La propuesta del londinense se caracteriza por una mezcla entre ritmos contundentes y pasionales, además de una latente e inefable tristeza. Estas supuestas contradicciones sónicas suelen ser el disparo de salida para entrar en un viaje introspectivo al que muchos y muchas de sus fieles oyentes ya están acostumbrados.

Ya en el tramo final del horario, en plena madrugada, hace aparición otra referencia incuestionable en la escena de la música electrónica: Jeff Mills. Él mismo ha afirmado que la música techno no ha sido diseñada para bailar, sino para servir como manifiesto futurista. A todas luces, ha conseguido establecer el techno como manifestación tecnológica. Y el set que el mito de Detroit ha desarrollado en Primavera Sound se trata de una declaración que pocas veces parece bajar de los 140 bpm. Su discurso se desarrolla en una procesión de pistas intensas y continuadas de ácido oscuro y pesado. ∎

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