Joe Casey, verborreico. Foto: Sharon López
Joe Casey, verborreico. Foto: Sharon López

Concierto

Protomartyr: bailar en la oscuridad

El grupo de Detroit presentó ayer en Madrid, después de dos años de espera, su interesante “Ultimate Success Today”. Añadiendo a su raigambre típicamente americana, que va del garage al noise rock y del dance punk al indie rock, los sabores británicos de la última oleada de post-punk. Hoy actúan en Barcelona.

Hay grupos convencidos de que con una chispa de melodía y soplando un poco de ruido se puede lograr un incendio. Basta un detalle simple que rompa la torturadora monotonía, ya sea del día a día o de un ritmo repetitivo, para recordarnos que seguimos vivos, que seguimos en la lucha. Y que podemos gritarlo.

Protomartyr es uno de estos grupos. Encasillarlo bajo la etiqueta del post-punk sería quedarse muy corto porque, como buenas gentes de Detroit que son, llevan en la sangre el fervor inflamable de la Motown y ese guitarreo torrencial que tanto le debe a The Stooges como al primer Jack White. El propio Iggy Pop, de hecho, habla de ellos como “la mejor banda estadounidense del momento”.

No hay más que verlos cuando se arrancan con “The Devil In His Youth” hacia la mitad del concierto, segunda escala de una breve gira española que también ha pasado por San Sebastián y hoy recalará en Barcelona. Es entonces cuando más se salen del guion que se les presupone, pero también es cuando lo interpretan con mayor fidelidad. Vienen de hacer “Night-Blooming Cereus”: de un desolador medio tiempo adornado con sintetizadores han pasado a un frenético groove progresivo. Y en ese extraño crescendo lo siguiente es “A Private Understanding”, con recuerdo lejano a Nick Cave, que deja una reflexión: hay mucho de unos The Strokes de clase obrera en el grupo liderado por Joe Casey. Bailables, verborreicos, oscuros, engolados y coreables.

Experiencia intensísima. Foto: Sharon López
Experiencia intensísima. Foto: Sharon López

Es el mejor momento de un concierto que en todo momento estuvo acompañado por un sonido aplastante, sorprendente para lo que acostumbra la sala Independance desde que se mudara a los bajos de Kapital, en la calle Atocha. Es cuando los pogos adquieren intensidad y es cuando se convierten también en una masa de medusas danzarinas al calor de “Windsor Hum”, que fulminó la última de las timideces y arrancó unos cuantos gritos: “Need, need, need, need, neeed what you’ll never have!”. Los primeros compases son algo más dubitativos, entre canciones viejas y nuevas, entre un espíritu que a veces se acerca al dance punk –“Tarpeian Rock”– y otras al himno enterrado: “Cowards Starve”, algo tempranera. El último disco en estudio de la banda, “Ultimate Success Today” (2020), de hecho incide en esa parte melódica y deja pasajes más lumínicos en los que la rabia da paso a la desesperanza para contrastar con el baile de fin de curso del mundo. Sucede en “Michigan Hammers”, que se va abriendo hueco zarandeada por espídicas guitarras. O en “Worm In Heaven”, lo más parecido a una balada que le puedes escuchar a Protomartyr. Pero otra cosa que deja claro la puesta de largo de “Ultimate Success Today” es el alineamiento con el sonido británico que se intuye en “Processed By The Boys” o en “June 21”; no es descabellado pensar en Dry Cleaning, en King Krule o en IDLES. Para el final se reservan otra vuelta de tuerca, esta vez hacia el kraut hipnótico de “Jumbo’s”, pero un bis algo introspectivo protagonizado por “The Chuckler” y “Half Sister” –qué gusto perderse en su afilado riff de guitarra y en la melancólica línea de bajo– deja cierto sabor anticlimático. En cualquier caso, gran concierto.

Antes de Protomartyr tocó el trío madrileño No Hay Dolor, que la semana pasada ya sorprendió teloneando a los italianos New Candys en la Wurlitzer Ballroom de la capital. Volvió a desplegar un sonido contundente que tiene algo de los últimos Thrice, los que abandonaron el post-hardcore en busca de la capacidad más evocadora del post-rock. En sus canciones, especialmente en las cenitales “Allende los valles” y “Paz”, se cruzan referencias a Toundra con otras a Stereolab, siempre desde una sonoridad oscura y vibrante. Su última referencia es el EP “Vuelo improvisado”, publicado en 2021. ∎

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