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El pasado 18 de julio, La Mar de Músicas de Cartagena acogió una de las excepcionales presentaciones de “Ecstasis”, el proyecto espiritual e iconoclasta que une a Raül Refree y Niño de Elche como intérpretes de la tradición mística.
Niño de Elche ha tenido la corresponsabilidad de inaugurar el recién renombrado auditorio Paco Martín, en el Parque Torres de Cartagena. Con Fuerza nueva, su impactante proyecto junto a Los Planetas, durante la medianoche del viernes, fue capaz de saltar el listón del notable festival La Mar de Músicas. Ya había actuado en el ciclo de conciertos en dos ocasiones: en 2016, presentando “Voces del Extremo” (2015) ante una audiencia algo escasa, y con su tóxica “Colombiana” (2019), justamente en el mismo recinto en el que, la noche del domingo 18 de julio, se reencontró con el productor-músico barcelonés y coarquitecto de la “Antología del cante flamenco heterodoxo” (2018). En idéntico espacio donde Refree estrenó “Lina_Raül Refree” (2020), en 2019, último año que se pudo celebrar La Mar de Músicas antes de la pandemia.
Por su parte, Raül Fernandez debutó en el festival tocando junto a Mala Rodríguez y la Original Jazz Orquestra Taller de Músics en 2009. Desde entonces, han contado con su arte para homenajear a Cheikh Lô en 2016 y para acompañar a Rosalía en la presentación de “Los Ángeles”. El festival de jazz de Cartagena también fue testigo de la puesta en escena de “granada” (2014), su disco junto a Silvia Pérez Cruz.
Una Cartagena que como el resto, a nivel planetario, ha tenido que readaptar sus proyectos culturales a la legislación vigente en materia sanitaria. La cual, bajo la dirección de José Luis Cegarra y la certera programación de Eugenio González, ha replegado sus naves hacia territorio nacional, dedicando el XXVI y presente cartel de La Mar de Músicas a nuestra(s) España(s). Centrándose principalmente en “la nueva generación de músicos españoles que se acercan sin prejuicios a sonidos tradicionales o folclóricos, mostrando una visión contemporánea de ellos”.
Tanto el cantaor-performer como el músico-productor ya nos avisaron en aquella “Antología” que realizaron juntos de que muchas ideas e investigaciones tuvieron que ser descartadas “contra todos sus principios, tirando de algún criterio de selección y actuando con cierta arbitrariedad”. De aquellos polvos vienen estos lodos, que pensaría más de uno, o “conocer por Dios las criaturas, y no por las criaturas a Dios; que es conocer los efectos por su causa y no la causa por los efectos, que es conocimiento trasero, y esotro esencial”, que poetizó San Juan de la Cruz.
El del místico es uno de los nombres que forman la constelación de “Ecstasis”, proyecto que Raül Refree y Niño de Elche retoman periódicamente desde que en 2019 lo estrenaran en el Jardí dels Tarongers de la Casa de la Misericòrdia de Barcelona. Se trata de una empresa con luces y, obviamente, sombras. Aspectos propios en cualquier trabajo en progreso que solamente el tiempo y la inspiración –divina en su caso– dará sus frutos. En aquel momento, sus intenciones se describieron de la siguiente manera: “Los dos artistas ponen música a poetas de todas las épocas que han encontrado en el éxtasis religioso y místico un vehículo de expresión de las emociones más profundas y desvergonzadas”. No precisamente centrado en la transverberación de Santa Teresa.
Cabalgando la quinta ola de pandemia por COVID–19, las (falsas) velas del recinto rememoran la íntima ambientación del idílico escenario otrora ubicado en la (desacralizada) Antigua Catedral. El silencio casi sepulcral, hasta que estallaron los primeros aplausos a los tres cuartos de hora, fue un buen indicador de la atención máxima que despertaron los dos protagonistas. En el escenario solamente dos taburetes, un micrófono, la guitarra española de Raül y un piano de cola provisto para la ocasión, sobre el cual dispuso su muestreadora –con la que registra la voz de Francisco “Niño de Elche” Contreras, llegando a mezclarla en bucles con otra femenina enlatada– y un sintetizador polifónico, mediante el cual oscilar y distorsionar los sonidos producidos.
Entre humo, de máquina no de incensario, comienza su liturgia. Niño de Elche, que además de actuar sabe cantar (y modular), usa la técnica de respiración circular para mantener a modo de mantra sus letras escogidas, entre el colegio religioso, el seminario y la iglesia de la vida, rimándolas con los más inquietantes sonidos guturales. Refree toca sabiamente las teclas de sus dos cacharros electrónicos y del piano. De este también percuten directamente las cuerdas, al igual que hacen tañer su guitarra vanguardista, entre el flamenco y la conocida como música clásica española. Y, con aparente sencillez, compone en vivo prácticamente una única y meticulosa pieza de una hora y cinco minutos.
El bis, que lo hubo pese a la aparente improvisación continua, llegó tras el segundo momento en que el público resistente se autopermitió levantar su culo de la butaca explayándose en vítores contenidos. Para esos nueve minutazos musicaron el salmo 21 de Ernesto Cardenal “¿Por qué me has abandonado?”.
A prescindir de la religiosidad de cada cual y ante el aparente interés por la mística, musicalmente hablando, lo vivido en exclusiva en este extraño 2021 fue bendición para los oídos. “Aquel que canta alabanzas, no solo canta, sino que también ama a quien le canta”, escribió San Agustín de Hipona. ∎