Indie de vieja escuela: resistencia emocional.
Indie de vieja escuela: resistencia emocional.

En Portada

Riel

Adelante pese a todo

Fotos: Martín Pisotti

10.11.2022

2022 supone un año de consagración para Riel, la banda argentina que lideran Mora Delbene y Germán Loretti. Son dos los laureles que condecoran su década de esfuerzo: hace unas semanas grabaron su primera sesión para la emisora estadounidense KEXP y el 13 de noviembre ofrecerán su show más grande hasta la fecha, una presentación en la primera edición bonaerense del festival Primavera Sound.

Seguimos sintiendo lo mismo, lo que queremos es llegar a la gente, dice Mora Delbene (voz y guitarra) sobre el nuevo alcance de sus canciones. Desde el nacimiento del dúo en el under porteño, ella y Germán Loretti (batería) se han subido a una infinidad de escenarios, algunos menos glamurosos que otros, con el porte de dos personajes de Tim Burton cuya sonorización se acerca más al noise que a los firuletes orquestales de Danny Elfman.

Hoy, Riel es un grupo que supo prevalecer donde otros de sus contemporáneos –como Kill West, Abril y Los Pajaritos Zombies o Niños del Parque– parecen haber mantenido un perfil más discreto. Y lo hicieron prescindiendo del bajo en su formación inicial, en un contexto previo a que se revalorizase el lugar de las mujeres argentinas en el rock.

Así y todo, aunque la época pudo haberles jugado en contra, Riel creció a la par de la cultura blog pos-Cromañón. A fuerza de una constancia metódica, consolidó su estatuto definitivo como banda imprescindible del indie latinoamericano, publicando cuatro grandes discos de estudio en el proceso.

El quinto, anuncian en este entrevista para Rockdelux, será editado a comienzos de 2023, con Estanislao López (bajo, guitarra, teclados) y Federico Stuart (guitarra) como integrantes a tiempo completo. Loretti se muestra particularmente entusiasmado de charlar con el medio: Había una galería famosa en Buenos Aires que se llama Recamier y era como la Bond Street de Belgrano. En la época preinternet, 1999-2000, había un local con un tipo que tenía revistas importadas. Yo iba y me compraba revistas que en la tapa tenían a Stereolab o PJ Harvey, cosas que no conocía tanto y como las veía en la portada decía ‘ah, esto debe estar bueno’. Me nutrí un montón de Rockdelux.

Se les reconoce como parte fundamental del indie argentino, y sus presentaciones en Primavera Sound y KEXP parecen coronar el hecho, pero durante varios años tocaron en centros culturales. ¿Cómo observan la escena independiente ahora? ¿Existe la posibilidad de que surjan hoy unos nuevos Riel, ahora que tantos de esos venues cerraron y el foco está más puesto en la música urbana?

Germán: Ojalá haya más proyectos acordes a nuestro estilo y también influenciados por nosotros, eso siempre es algo lindo, aunque sí es cierto que cambiaron muchísimo las cosas desde que empezamos hasta hoy, desde el enfoque del público hasta las formas en que se consumen la música y el periodismo artístico. Es muy diferente el contexto, pero también fue el contexto nuestro lo que nos hizo a nosotros empezar.

Mora: Hay una movida ascendente muy copada. Están surgiendo un montón de bandas nuevas con formaciones atípicas y muchas deformidades, de bajo-batería por ejemplo, que cuando arrancamos nosotros solo estaban en el circuito más underground. Yo miro mucho a las bandas que están en Casa del Puente, el sello con el que laburamos, como Buenos Vampiros y El Club Audiovisual. Después es ir a tocar a todos lados, llevar la música a todos lados y grabar, cosa que hoy no es tan inalcanzable. Obviamente todo tiene un fin, pero creo que a este tipo de proyectos está bueno ponerle todo y no colgar, ser consistente y constante.

Su directo completo para KEXP.


¿En qué sentido es menos inaccesible grabar?

Germán: Los estudios están mucho más evolucionados y, además, ya es más popular el hecho de tener un estudio en tu casa. Con una computadora, un micrófono, una plaquita, un poco de práctica y buen gusto podés hacer un montón de cosas. Hay muchos programas al alcance de todos para poder grabarte a vos mismo y producir.

Mora: Nosotros le damos importancia al estudio, pero también podés grabar bien en tu casa, y eso está buenísimo porque lo más importante es la música. “Espacio interior” (Discos Fantasmas-Buendía-Casa del Puente, 2019) lo grabamos en un estudio casero y suena muy bien. No es rústico, pero tiene esa crudeza armónica del ruido que nos gusta hacer.

Su disco debut, “Riel”, que está cumpliendo una década, sonaba muy crudo también. ¿Cómo lo valoran a la distancia?

Mora: El primer disco lo sacamos en 2012, al segundo año de haber empezado como banda, y no haría nada diferente. Lo grabamos nosotros en un estudio en el que trabajaba Germán. Ponía “rec” en la sala de control y venía a la sala a grabar. Creo que está buenísimo, es muy único el sonido. Ensayábamos en esa misma sala y tenía algo del vivo de Riel, que era lo que a la gente le gustaba. Éramos dos pero no importaba, porque había una dinámica que llenaba todo, siempre buscando el sonido bien grave de la guitarra. Era una Antigua Casa Núñez, una guitarra eléctrica nacional de los años 60. En ese momento no usaba ningún pedal, entonces la distorsión que se escucha es la del amplificador mismo.

Germán: Era como una sesión superíntima de nosotros dos solos tocando, y quedó. Ya ni siquiera me acuerdo cómo lo grabé, lo hicimos superespontáneo. Teníamos una filosofía muy minimalista que con el tiempo fue evolucionando y sumando cada vez más elementos.

¿“En viaje” fue el quiebre en su carrera?

Germán: A partir de ahí fue cuando empezamos a usar más efectos en la guitarra.

Mora: “En viaje” (Quelonio, 2014) tuvo algo de quiebre en el sentido de que habíamos empezado en un circuito muy pequeño. Siempre que empezás, tenés bandas amigas. De golpe, nos empezaban a conocer y entonces nos invitaron a tocar en circuitos ajenos, y así fue hasta darnos cuenta de que un día no había venido ningún amigo nuestro. La gente que estaba era de la fecha. Eso se sintió bien porque no es que Riel fuese solo la fiesta con los amigos. Lo digo así porque la primera vez que tocamos fue en una fiesta con amigos, en Espacio Cultural Mi Casa.


“En la época preinternet, 1999-2000, había un local con un tipo que tenía revistas importadas. Yo iba y me compraba revistas que en la tapa tenían a Stereolab o PJ Harvey, cosas que no conocía tanto y como las veía en la portada decía ‘ah, esto debe estar bueno’. Me nutrí un montón de Rockdelux”

Germán Loretti



¿Cuál fue el lugar más decadente que vieron en sus años de tocar todos los fines de semana?

Mora: Me acordé de un lugar que es épico, va con nombre y todo. La Vasca, en Uruguay. Es un lugar que queda en Santa Lucía, en la ruta-kilómetro-ni-idea, por Canelones. Es un exprostíbulo que tiene mucha onda, pero el lugar es muy trash

¿Cómo llegaron a sus instrumentos y a sus estilos propios?

Mora: Tenemos varias influencias compartidas que descubrimos los dos por nuestro lado, no es que nos pasáramos las bandas. Obvio Sonic Youth y Pixies, ¿cómo no amarlos? The Breeders es una más personal que justo los dos tenemos; noto mucho la influencia en las baterías cuando escucho nuestras cosas anteriores. El primer disco de Placebo también tiene mucha bata rielera. Después, Joy Division, Hole, Suárez, Cat Power, Blur, Beastie Boys, Ramones y algunas cosas más retro psicodélicas como The Velvet Underground o los primeros años de Pink Floyd.

Germán: Ese es un buen mix que nos define.

Mora: Te digo influencias de los 12 a los 15, que es cuando te estás formando y te baja mucha data importante. Yo comencé a tocar el instrumento un poco más tarde que él, empecé a los 15 con la guitarra y estaba muy punkie, quintas, Flema, Syd Barrett. Estaba muy Barrett y Barrett tiene temas que son fáciles de tocar, con acordes tranca: la-sol-mi. Tiene algo medio punk en sus discos solista. Esa cosa acústica me ayudó un montón a aprender quintas y a poder tocar un tema y sentir que sonaba como yo quería.

Germán: Yo empecé a los 13 y tenía una banda con los compañeros del colegio donde tocábamos temas de los Chili Peppers, Green Day, Nirvana, Foo Fighters... Después empecé a escuchar Placebo y Sonic Youth y se me abrió la cabeza completamente. Por eso creo que el que más me formó como baterista es Steve Shelley. Fui muy fan toda mi adolescencia e incluso al día de hoy sigo siendo fan y escuchando Sonic Youth y los proyectos solistas de todos ellos.

Preservando los valores del indie.
Preservando los valores del indie.


¿Cómo fue que Lee Ranaldo conoció su música?

Mora: A Lee lo fuimos a ver varias veces y lo conocimos desde un lado más fan. Después lo que pasó fue que a través de otra banda mexicana de amigos en común, Descartes A Kant, hubo una invitación para participar en un vídeo colectivo suyo. Un cover de John Lennon que me encanta, “Isolation”. La convocatoria fue en plena pandemia y era de mandar vídeos caseros, así que hicimos eso y terminé saliendo yo con mi gata, que graciosamente también se llama Lee. A raíz de esto, sí hubo algo más de par. Él es divino, muy accesible.

Germán: Después seguimos intercambiando e-mails porque un director amigo suyo, Adam Zucker, hizo una película documental sobre el lockdown con imágenes de acá y de todo el mundo…

Mora: ... Y nos pidieron permiso para usar uno de nuestros vídeos. Fue tremendo. Así que ahí estamos, en contacto con Lee. A ver cuándo sale la colaboración.

Germán: Fue muy gracioso porque la primera vez que nos contactó, nos mandó un mail super-random diciendo this is Lee Ranaldo looking for Riel. ¡Sí, ya sabemos quién sos, Lee!

También son amigos de Osees y tienen un pedal firmado por ellos. ¿Cómo nació ese vínculo?

Germán: Arranca porque somos fans de Osees desde 2013 y a partir de eso los empezamos a seguir y a comprar todos sus discos. Escuchábamos tanto esa banda que se la recomendamos a todo el mundo porque, al ser de culto, no salen mucho en medios y son bastante anti. Muy en la suya. Ese boca en boca llegó a mucha gente de acá que también se fanatizó. De repente, nos enteramos que vienen a tocar y nos invitan a abrir el show…

Mora: De hecho, se anunció el show y los productores de la fecha preguntaron en Twitter: “¿Con quiénes quieren que toquen?”. Todo el mundo empezó: “Che, los conocí por Riel”. Entonces nos escribieron.

Germán: Al final, Osees se tuvo que bajar por un tema burocrático, pero el festival se hizo igual con bandas de acá y con Moon Duo; eso estuvo bueno.

Mora: Fue la primera vez que tocamos en Niceto Lado A, pero fue triste lo de Osees. Nos quedamos con muchas ganas y, al par de años, cuando fuimos de gira a Estados Unidos, vamos a Los Ángeles a verlos. Ya habían cambiado un poco la formación y tocaban con dos baterías. Ahí conocí a Petey Dammit, que ya no toca más con ellos pero estaba en la formación de nuestros discos preferidos de Thee Oh Sees.

Germán: En realidad, primero fuimos a San Francisco y cuando tocamos ahí cayó él. Petey es el que tocaba la viola bien grave como un bajo.

Mora: Me regaló una guitarra y un pedal tremendo: el ecualizador de bajo que usaba con la guitarra para conseguir ese sonido en Osees. Como yo también tengo un sonido grave, sobre todo cuando éramos dúo, me sumó mucho el ecualizador de bajo.

Germán: La guitarra encima con funda y encordado nuevo.

Mora: De San Francisco hasta casa, pasando por México, fui cargando dos guitarras. La que me regaló no la uso con Riel; es un recuerdo muy preciado que tengo al lado de mi cama.

Germán: Al año, o menos de eso, vinieron a tocar y ahí sí tocamos juntos en el Xirgu Espacio Untref.


“¿Influencias? Obvio Sonic Youth y Pixies, ¿cómo no amarlos? The Breeders es una más personal que justo los dos tenemos. El primer disco de Placebo... Después, Joy Division, Hole, Suárez, Cat Power, Blur, Beastie Boys, Ramones y algunas cosas más retro psicodélicas como The Velvet Underground o los primeros años de Pink Floyd”

Mora Delbene



¿Cómo es su configuración de pedales? ¿Cuál es el combo que caracteriza su sonido?

Mora: Siempre está el delay, que es muy patente mío porque lo tengo desde piba, el Carbon Copy de MXR. Es el que más uso para hacer los ruidos locos. Incluso me pasaba que me escribía la gente para preguntarme: “¿Cómo hacés ese ruido al final?”. Y explicaba: “No, agarro el pedal y pongo las repeticiones al máximo”. Después, las distorsiones que uso son el Fuzz War de Death By Audio y en el último tiempo sumé el chorus, el Small Clone de Electro-Harmonix. Ese en el último disco ya estaba y ahora también se viene a full.

¿Al fuzz lo incorporaron en “Sueño eléctrico”, en 2016?

Mora: Sí, yo primero tuve la distorsión Turbo Rat, ahí se vino ese y después tuve el Overdriver de Death By Audio.

¿Cómo ha mutado su proceso compositivo a lo largo de los años y los discos?

Germán: Primero hacíamos todo nosotros mismos.

Mora: Seguimos haciéndolo desde lo compositivo, aunque haya otra búsqueda en la importancia de la voz, la melodía y la letra. Eso mutó un montón.

Germán: Antes, mucho de lo que hacíamos salía de improvisaciones y de juntarnos a tocar. Yo arrancaba con una base de batería o ella con un riff de guitarra y eso terminaba siendo una canción. Ahora, Mora produce mucho más la canción y trae algo.

Mora: En ese momento no sabía cómo hacía las canciones, era demasiado mágico. Hoy por hoy, soy de traer todo más armado.

Germán: Aun así, Riel empezó por dos canciones que ella ya tenía compuestas.

Mora: “Merienda” es una. Se nota porque tiene un fraseo más parecido a algo de ahora, con más letra. La otra es “Cadáveres”. Luego empezó esta química de componer juntos y hoy volvimos a esto de que yo traiga ese lado más cancionero de Riel que hasta podés tocar el tema de fogón. Después está toda la producción e instrumentación que le ponemos arriba, por eso digo que es pop noise. Hay una canción pop no muy al fondo de todo eso. Cada vez menos al fondo.

Relación musical sincronizada: mismos gustos.
Relación musical sincronizada: mismos gustos.


Mencionas esto de la voz y una vez me contaste que estabas leyendo sobre los melismas de Mariah Carey, una referencia que no asociaría inmediatamente a ustedes. ¿Hay alguna otra influencia inesperada en su próximo material?

Mora: Esa veta latente mía R&B está, pero en Riel lo que más veo como algo distinto es un lado jazzy, un poco más chill.

Germán: Sí, con más groove y más swing.

Mora: La banda de ahora que nos gusta mucho es Crumb. Otra nueva es King Krule. Buscamos traer influencias más suaves que se mezclen con lo que hacemos. Nos gusta mucho escuchar, pero ni ahí tomar prestado, porque somos bastante raros y deformamos mucho la influencia. Queremos mezclar un poco de todo y estar actualizados, no decir “bueno, Sonic Youth” y ya está.

¿Tienen alguna tonalidad, escala o tempo favorito a la hora de componer?

Germán: Sí, en realidad tengo un tempo favorito, 120. Es el estándar y el estándar tiene algo psicoacústico que lo hace muy agradable, como la 440 (la frecuencia de 440 Hz, que se utiliza como referencia de afinación). Tienen una armonía buscada a propósito y siento que el 120 es un estándar muy agradable psicoacústicamente.

Mora: Con respecto a las tonalidades, lo que sí notamos un poco por disco o por épocas, y no es premeditado, es que se repiten algunas datas. Mucho uso de acordes disonantes y ahora estamos con los acordes de novena a full, bien King Krule.

Si cada álbum tiene un elemento característico, ¿entonces podríamos decir que se viene el disco de las novenas?

Mora: Sí. Y obvio también, mayor séptima. Este disco no es que repite mucho una tonalidad, sino que las distintas tonalidades frecuentan bastante esto de agregar la novena, y ese sonido armonioso pero disonante que tienen los acordes de novena. Puede ser que algún disco anterior sí tuviera varios temas en Mi o lo que sea, pero creo que eso es algo que se da más por una cuestión de que quedaban bien juntos.

¿Ya terminaron de grabar el disco nuevo?

Mora: Casi lo terminamos, faltan las voces nada más. Sale a principios de 2023. Sí tenemos listo el single que vamos a publicar antes de fin de año, nuestro último adelanto después de “Blanco y negro” y “1990”. Para el Primavera Sound vamos a estar presentándolo, así que esa es la sorpresa.

Germán: Fue una gran decisión la de grabar en el Estudio Unísono; la acústica es increíble. Cada vez que escuchaba cómo quedaba mi batería me encantaba. Así, casi cruda, para mí ya estaba mezclada.

“TKM”, la última canción, recién presentada.

¿Qué nos pueden adelantar sobre el próximo álbum?

Germán: El disco va a ser publicado por nuestras fieles casas: Casa del Puente en Argentina y Buen Día Records en Estados Unidos y México.

Mora: Nos gustó ver, mientras iban surgiendo los temas, cómo se fue dando algo de mucha fusión. Desde “Espacio interior” que venimos experimentando con mayor séptima, y esa cosa disonante pero dulce aplica muy bien para este nuevo sonido de fusión que estamos haciendo ahora.

Germán: Hay un tema que es rock-jazz alternativo, uno que es dream pop shoegaze, otro más sonicyouthero

Mora: Siempre con la impronta nuestra, pero sobre todo hay algo conceptual y preapocalíptico en el disco que se viene. Los humanos hicimos que lleguemos hasta este momento en el que estamos y cuyas consecuencias se están comenzando a ver, especialmente después de la pandemia, pero al mismo tiempo son canciones de amor y desamor. Entonces es como un “amor preapocalíptico”. No es el nombre del disco porque me suena muy barroco, pero bien podría ser el título. Hay lugar para las canciones tontipop románticas. “Blanco y negro” trata sobre buscar siempre la unión y tiene esa cosa actual de la polaridad que se da muy fuerte, porque Riel tiene oscuridad pero también luz. Hay armonía entre las dos. “1990” es más generacional y trata sobre encontrarse cumpliendo 30 años, un momento bisagra de la vida.

¿Cómo plasmaron ese tono preapocalíptico a nivel formal?

Germán: Es la primera vez que hacemos un disco completo con bajo. Ya la sonoridad de haber agregado bajo y segunda guitarra hace una diferencia.

Mora: El bajo es totalmente de este disco, está en todos los temas. En cuanto a pedales, más que sumar uno en particular, esta vuelta creo que lo más distinto fue cómo se combinaron para conseguir el sonido que se logró. Sí hay algo muy nuevo en los sintes, que ya estaban en el disco anterior, pero que esta vez es distinto.


“Una ventaja que nos ayudó mucho a sobrellevar varios momentos difíciles es que nosotros nos conocimos siendo amigos muchos años. Después empezamos a tocar, después empezamos a salir, después nos separamos, volvimos, nos separamos de vuelta. Siempre estamos”

Germán Loretti



¿Cómo se dio la incorporación del bajo y la segunda guitarra?

Mora: Estanislao López, que ya era nuestro productor, empezó grabando algunas cositas para “Espacio interior” y pintó tocarlas en la presentación. Después de eso volvimos a presentarnos como dúo. Y ahora, el año pasado, incorporamos a Federico Stuart y estamos tocando los cuatro. Estani es a veces guitarra, a veces bajo y a veces teclas. Fede se empezó a juntar con Ger a tocar y se hicieron amigos, así que lo invitamos a un tema nuestro y acá estamos. Aporta un montón porque toca muy bien y lo que mejor hace es arreglar. A cualquier cosa que le das, el chabón le mete arriba una guitarra zarpada.

Germán: Aparte compartimos nuestros gustos musicales y conecta muchísimo con nuestros estilos, es muy sencillo hacer música con él. Sale muy natural.

Mora: Igual en todos los shows hacemos una parte de dúo y siempre está abierta la posibilidad de hacer shows de dúo porque es algo de la esencia de la banda.

Ustedes se han descrito como compañeros de vida y un subproducto esperable de eso es que sus vidas románticas se hayan acercado y distanciado en varias ocasiones. ¿Cómo navegaron la experiencia de sostener un proyecto de banda junto a alguien de quien simultáneamente se estaban separando?

Germán: Hubo momentos de incertidumbre.

Mora: Hubo un par de esos momentos y estuvieron muy buenos para reinventar.

Germán: Y para revalorizar el proyecto y darnos cuenta de que esto es realmente lo que nos gusta hacer y lo más importante.

Mora: Hubo muchos momentos donde estábamos viendo qué pasaba y la gente simultáneamente nos escribía: “Ey, ¿cuándo tocan? Hoy los descubrí y sentí esto”. Eso te hace decir: “Ah, bueno, acá pasa algo”. Estuvieron buenos esos quiebres y no solo en la pareja pasan. Las bandas son como una pareja en general y suelen haber impasses. A veces tenés que subirte al escenario a hacer algo muy sentido de conectar con el otro cuando tal vez no está todo bien. En nuestro caso, la música siempre nos unió. Si había algún problema, ahí siempre estaba todo bien.

Germán: La banda siempre estuvo por encima de toda la historia que tenemos como relación. Es como otra novia aparte.

Mora: No es ni él ni yo, somos los dos. Nos conocimos hace 20 años. Yo tenía 12 años, lo conocí en mi infancia prácticamente. A veces me pasa que miro para atrás y nunca me hubiera imaginado… Me acuerdo que a él lo veía en la Bond Street y pensaba: “¡Ay, hoy vi a Germán!”. Pero después cuando se dio tampoco pensaba “qué raro que estemos teniendo una banda”. Todo fue pasando. Ahora sí pienso: ¿Qué raro, no?.

Germán: Una ventaja que nos ayudó mucho a sobrellevar varios momentos difíciles y a seguir siempre adelante y a querernos y llevarnos bien es que nosotros nos conocimos siendo amigos muchos años. Después empezamos a tocar, después empezamos a salir, después nos separamos, volvimos, nos separamos de vuelta. Siempre estamos.

Mora: Siempre estamos. ∎

Etiquetas

Contenidos relacionados