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Música moderna desde la raíz. Foto: lacosta Studio
Música moderna desde la raíz. Foto: lacosta Studio

Entrevista

Rodrigo Cuevas: buscando en los pliegues del folclore

Rodrigo Cuevas está convencido de que en el libro de nuestros folclores quedan infinitas páginas por escribir. Y está decidido a demostrarlo. Su obra es la mejor prueba de dicho empeño, un trabajo en el que conviven formas folk tradicionales y herramientas de producción musical contemporáneas, engarzadas con el espíritu del riesgo artístico. Hablamos con el denominado“transformista supremacista por la prensa de derechas más casposa.

25. 01. 2022

Rodrigo Cuevas nació en Oviedo en 1985. De formación musical académica, se define como “agitador folclórico”. Lleva más de un decenio aventurándose en propuestas escénicas provocativas e inesperadas, partiendo de las enseñanzas que anidan en la tradición galaica y asturiana pero abriendo su generoso scope creativo al burlesque o el cabaré. La experimentación y el aprendizaje recabados durante esos años de trabajo cristalizaron en su laureado álbum “Manual de cortejo” (Aris Música, 2019), en el que conjuga formas de raíz y sonidos de índole electrónica con vocación renovadora y disidente.

En estos días, afronta el tramo final de la gira que ha llevado el espectáculo “Trópico de Covadonga” por todo el país durante casi tres años. El repertorio de “Manual de cortejo” es el hilo conductor de un show cuyo desarrollo también ha estado marcado por las imposiciones de la pandemia, aunque Cuevas hace una lectura positiva de esta circunstancia. “Creo que crecí mucho desde que empezó la gira”, explica, a través del hilo telefónico. “Aprendí a centrarme más en el escenario y a hacer el ejercicio de eliminar todas esas muletillas que yo sabía que funcionaban: bajar mucho al público, interactuar, hacer mucho cabaré. Ahora lo centro todo más en lo musical, en lo performativo, en lo escénico”.

Tradición asturiana que se abre al burlesque o el cabaré. Foto: lacosta Studio
Tradición asturiana que se abre al burlesque o el cabaré. Foto: lacosta Studio
Quizá todas estas enseñanzas queden reflejadas en su próximo trabajo discográfico, que ya ronda la cabeza de nuestro interlocutor y que espera poder publicar a principios de 2023. “Con ‘Manual de cortejo’ también aprendí mucho sobre componer, escribir y plasmar. Creo que siempre es un reto, porque cada vez que haces un disco tienes muchas expectativas. Y no solo las tuyas, las de los demás, algo que muchas veces es como un techo de cristal que hay que romper. Pero cada vez vas más entrenado también. Bueno, es un reto. Hay tantos miedos a la hora de escribir canciones y de publicar un disco que siempre es como estar al borde del precipicio”. Rodrigo afirma que el aprendizaje, tanto personal como profesional, de estas dos últimas temporadas no le ha cambiado demasiado. Pero sí ha consolidado algunas convicciones que anidaban en él desde tiempo atrás: “Soy más consciente que antes de que el mundo rural es nuestra salvación. A través de la tradición podemos encontrar muchísimas soluciones a los problemas que tenemos ahora. Seguiré por ahí, buscando en lo tradicional. Tengo que hacer mucho trabajo de campo, de seguir yendo a visitar señoras y a visitar señores para que me cuenten historias y me inspiren. Eso es lo que me falta ahora”.

A finales de 2021, Rodrigo Cuevas recibió el Premio “El Ojo Crítico” de RNE de Música Moderna. Es el último de los muchos reconocimientos que público y prensa le han dispensado desde que saliera “Manual de cortejo”. Agradece el homenaje, aunque prefiere tomar cierta distancia porque nunca le ha gustado “ni endiosar a la gente ni subirla a un pedestal”. Esa escasa propensión a la mitomanía no le impide buscar referentes en otros artistas. “Por ejemplo, admiré muchísimo durante un tiempo a Lila Downs. Ahora no me gusta tanto lo que está haciendo. Durante mucho tiempo me marcó lo que hacía Estrella Morente. Ahora me fijo en lo que hace Mercedes Peón, que la admiro muchísimo y para mí es un faro, una guía de cómo hacer las cosas con una carga muy profunda, con mucha rigurosidad, trabajando con el folclore y con la electrónica”.

“‘¡Me acaban de llamar transformista supremacista!’… Es tan de panfleto de los años 20 o de los años 30: ¡La gran transformista supremacista! Me parecía tan de cuplé que parece que les hice yo el titular. Y no me pude resistir, la verdad, a hacer ese minicuplé”
De la primogénita de los Morente le gustan sobre todo discos como “Mi cante y un poema” (2001), “Calle del Aire” (2001) y “Mujeres” (2006), por “cómo se sale del flamenco y va al folclore, volviendo luego al flamenco y a la canción”. Y de Mercedes Peón valora que, “como tiene un conocimiento tan profundo en la materia con que trabaja y tiene mucho gusto al cantar, es una artista a la que la pose no le hace falta; no trabaja desde allí y todo se vuelve real y profundo y a mí me llega mucho eso”. También reivindica el trabajo de José González “El Presi” como referencia en el ámbito de la canción tradicional: “Era un ‘paisanu’ que cantaba tonada, el canto tradicional asturiano, pero lo mezclaba con guitarra española. Eso le costó muchísimos detractores, porque estaba muy mal visto tocar tonada con guitarra española. Cantaba sublime. Se fue a hacer una gira de quince días por La Habana y se quedó como trece años por allí. Grabó un montón de discos en Venezuela, en México… Fue superconocido y creo que llevó la tonada en los años 50 y 60 a un punto de mitificación muy grande. La cantaba muy bien, hacía cosas muy novedosas, utilizaba muchos matices, que en la tonada no es algo muy normal. Me parece un artistazo. Tocaba siempre con gafas de sol; tenía ese rollo un poco artista, aunque fuera un cantante de tonada”.

El pasado jueves, ‘Libertad Digital’ y ‘Okdiario’ cargaron contra el Gobierno de España a propósito de la participación de Cuevas en actividades del Pabellón Español de la Exposición Internacional de Dubái y para la Sharjah Art Foundation a mediados de noviembre de 2021. Se referían a él como “transformista supremacista asturiano” y “transformista ‘podemita’”. De entrada, Cuevas prefirió no hacer demasiado caso a las invectivas, pero luego compartió a través de su cuenta oficial en Twitter un breve vídeo en el que canturreaba –desde la ducha– unas coplillas a modo de contestación. “Me iba a duchar, estaba pensando en el titular, ‘¡Me acaban de llamar transformista supremacista!’… Es tan de panfleto de los años 20 o de los años 30: ¡La gran transformista supremacista! Me parecía tan de cuplé que parece que les hice yo el titular. Y no me pude resistir, la verdad, a hacer ese minicuplé. Es que es tan ridícula la intención con que lo hacen, les sale tan mal… Es que son malos hasta para eso. Ya no son malos solo como personas, sino que son poco talentosos. Pero sí, la verdad es que cuanto menos bombo le demos, mejor. Pero es que es muy tentador reírse del matón del colegio cuando le salen mal las cosas, cuando te da un puñetazo al aire y se cae para atrás”.

Desde la ducha, “Soy transformista supremacista...”. <a href="https://twitter.com/RodrigoCuevasG/status/1484085654283857923?s=21" target="_blank"> Ver tuit </a>
Desde la ducha, “Soy transformista supremacista...”. Ver tuit
En su pieza, ‘Libertad Digital’ señalaba la falta de información sobre quién había corrido con los gastos de Cuevas en los Emiratos Árabes Unidos, aunque él asegura que ningún periodista de este medio le contactó para conocer los detalles de estos eventos. “Ni fui a hacer una actuación a la Expo de Dubái, ni fui a representar a España, ni se gastaron 32 millones en mí, evidentemente. Fui a dar una charla allí en el marco de la semana de la diversidad que organiza la embajada de España. Y luego, a los dos días, fui a actuar a Sharjah Art Foundation, una fundación de arte del emirato vecino. Y allí es donde actué, en una plaza pública, pagada por la Fundación de Arte de Sarja. Y los billetes de avión los pagó la Fundación de Arte de Sarja, el alojamiento para todos los días lo pagó la Fundación de Arte de Sarja… vamos, que no les pudo salir mejor”. Y añade, al respecto de todo ello: “Creo que les jode que uno tenga un discurso intentando ser honesto, coherente, sin buscar la crispación, sino llegando a la mejor conclusión posible. Yo creo que es ahí donde ellos ven el peligro real. Por eso de repente habrán ido a por mí. Yo qué sé, son mala gente. No sé, no hay que buscarle más vueltas”. ∎

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