Jason Williamson y Andrew Fearn, a su rollo. Foto: Òscar Giralt
Jason Williamson y Andrew Fearn, a su rollo. Foto: Òscar Giralt

Concierto

Sleaford Mods: kebab de pavo

El dúo de Nottingham aterrizó ayer, 27 de marzo, en Barcelona dispuesto a incendiar Razzmatazz 2 con sus bofetones de rap-punk espídico. Sin embargo, Jason Williamson y Andrew Fearn estuvieron lejos de esa versión que acredita su directo entre los mejores del presente.

Los encuentros con Sleaford Mods son recurrentes, pero no dejan de perder su carácter de gran cita ni su poder de convocatoria. De hecho, los británicos asaltaban la península –tras el parón forzado del COVID-19 y el aplazamiento de los conciertos que tenían programados en España para octubre de 2021– con las entradas agotadas tanto en Madrid –donde tocaron el sábado– como en Barcelona. La excusa, sin duda, era buena, porque en esta ocasión se trataba de defender su última entrada discográfica, “Spare Ribs” (2021).

La fórmula de Sleaford Mods es bien conocida: un micro resistente, un portátil viajado cubierto de pegatinas escupiendo bases, toneladas de actitud punk. Y el efecto de este mínimo andamiaje escénico sobre los asistentes resulta sanador. Sin embargo, ayer iban con una marcha menos, como si la interrupción de suministro en el gasoducto Nord Stream 2 hubiera afectado las turbinas pulmonares de Jason Williamson. Ni los de las filas más cercanas al escenario tuvieron que hacer uso del chubasquero, ni el cantante inglés bordeó el ictus en su modo aspersor.

El show arrancó renqueante, con Andrew Fearn inamovible en su plaza de animador entusiasta, intentando tapar el desgaste gutural (¿de la noche anterior?) de su compañero. “I Don’t Rate You” provocó un primer amago de algarabía que terminaría por manifestarse en las primeras sacudidas de “Kebab Spider”, tema de su álbum “Eton Alive” (2019). Poco a poco desfilaron las canciones más llameantes de su último esfuerzo en larga duración: “Mork N Mindy”, “Elocution” y “Nudge It”, con tiempo entre medias para juguetear con la versión de “Don’t Go” (Yazoo) que publicaron a finales del año pasado.

El desgaste del post-punk. Foto: Òscar Giralt
El desgaste del post-punk. Foto: Òscar Giralt

En el momento de entonar otro clásico, “Jobseeker”, Williamson parecía haber superado las reservas sobre su entrega vocal y sus escupitajos al micro ganaron consistencia. “Tweet Tweet Tweet” –del celebrado “Divide And Exit” (2014)– volvió a conectar al combo inglés con esa longitud de onda esperada por el público, que ya había vibrado con sus directos en otras ocasiones. Llegó a última hora. Las máquinas se detuvieron 80 minutos después de haberse encendido. El dúo confirmó la baja carga energética inhabilitando la opción de un bis. Y el público se recogió a sus hogares con mucho por dar todavía.

Se les perdonó ese desgaste dosificado, la duración rácana del concierto y cierta sensación de que sus dardos de denuncia social resultaran menos mordientes en esta ocasión. Se les perdona por tantas noches gloriosas brindadas, por mucho que esta última no fuera una de ellas, con el convencimiento de que la próxima lo será. Cubrir las expectativas que conlleva tener uno de los directos más incendiarios del momento tampoco debe ser fácil.

Antes de que Sleaford Mods tomaran el escenario, tocaron LICE, grupo de Bristol con indudable pegada rítmica que cumplió en su papel de representar durante la velada a esa nueva hornada de grupos de inspiración post-punk que tanto abundan en las Islas Británicas en las últimas temporadas. ∎

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