Tayhana: “CUUUUuuuuuute”. Foto: Dre Romero
Tayhana: “CUUUUuuuuuute”. Foto: Dre Romero

Entrevista

Tayhana, mejor sola

Tayhana está recibiendo una nueva ola de atención por haberse convertido en “Motomami” certificada. Después de emerger en 2013 como DJ del colectivo activista HiedraH y más tarde como figura de la electrónica alternativa latinoamericana con peso propio, esta patagónica de 33 años parece al borde de un nuevo breakthrough gracias a su colaboración con Rosalía. Actuará el 6 de noviembre en Primavera Sound São Paulo, el 12 en Primavera Sound Buenos Aires y el 13 en Primavera Sound Santiago.

“CUUUUuuuuuute” es una de las canciones destacadas de uno de los claros aspirantes a disco del año a nivel global. En conversación con Rockdelux, Tayhana cuenta que esa metralleta frenética de kicks y snares de samba distorsionados constituye la segunda ocasión en que ponía una producción propia a disposición de otra artista. La catalana dijo que “era el ‘beat’ más guapo que haya oído” y le gustó tanto que apenas lo retocó: le puso su voz, un inesperado sample de apertura y lo partió por la mitad con un catártico y romántico break de piano. Cógela y córtala y ya. “Tiene tanto sentido lo que ella hizo con ese ‘beat’”, dice la artista argentina, incrédula. “Es como que le encontró un equilibrio en lo extremo”.

Radicada hoy en Ciudad de México e integrada en el sello azteca N.A.A.F.I., Tayhana también articuló su marca sonora encontrando el equilibrio en los extremos: sus sets fusionan ecos de trance y hard techno a través de ritmos latinoamericanos como la cumbia. Dio su primer gran paso como productora con su disco de debut, “Tierra del Fuego” (N.A.A.F.I., 2019). Después de varias canciones sueltas y el EP “Cenizas quedaban” (N.A.A.F.I., 2022), está trabajando en profundizar esa faceta mientras se prepara para sus shows en los festivales Primavera Sound de Latinoamérica. Estoy armando un concepto más visual y pensando un poco en la música que quiero pasar, y creo que voy a tocar muchas cosas mías. Estos días estuve trabajando en las visuales y no sabía a qué recurrir, y me di cuenta de que tengo demasiadas imágenes hermosas de mi pueblo con esa mezcla del desierto y la costa patagónica, y también algo muy industrial, con todas las estructuras petroleras. Me está gustando mucho como está quedando. Quiero explotarlo”.

Su sesión en el Boiler Room del Primavera Sound Barcelona 2022.

Caleta Olivia, tu ciudad natal, es una reserva natural turística y a la vez un polo petrolero, con un clima muy frío. ¿Crees que hay algo de ese contraste que influyera en tus sensibilidades o tu sonido?

Caleta Olivia es como lo describes. Un lugar muy bonito, pero casi todo el año tiene un clima muy hostil. Sobre todo esas temporadas de viento en las que no podés salir ni a la calle y te la pasas encerrado. Entonces los días en los que sí se puede salir, aprovechás al máximo y hay un montón de cosas para hacer. Mi casa familiar está justo frente al mar. Al lado de mi casa hay una playa de tanques de reserva de petróleo que van a los barcos. Es el punto más estratégico de toda esa descripción, básicamente. Entonces todos esos sonidos me atraen. Siento que tengo algo de industrial sin ser tan obvia. Y también algo de romanticismo, un poco nostálgico. Siempre recurro al sur por inspiración.

¿Cuál es tu primer recuerdo musical?

Mi familia recurre a la música desde la añoranza. De extrañar sus orígenes, porque son del norte del país y bajaron al desierto patagónico como mano de obra del petróleo, como mucha gente. La música los conectaba con su tierra y sus costumbres. Mi abuelo tocaba casi todos los días el bandoneón, desde la mañana. Es un sonido que estuvo presente casi siempre. También recuerdo las fiestas y los cumpleaños con mi familia tocando y cantando. También sonaba mucho merengue y cuarteto. Siento que también tomo bastante de eso.

De Argentina a México. Foto: Dre Romero
De Argentina a México. Foto: Dre Romero

Estudiaste cine en la universidad, ¿cómo pensabas que iba a ser tu carrera antes de considerar vivir de la música?

No sabía. Sí sabía que me gustaba narrar historias, pero una vez que terminó la carrera me dediqué a lo más técnico y no logré encontrarme. Trabajar con tanta gente y toda la dinámica de hacer cine me agobió. Siempre fui una persona muy solitaria. Me gusta estar sola y crear sola. No me pude acomodar al trabajo colectivo del cine. Sí sigo el cine como espectadora. Lo que más me gusta es el cine de Wong Kar-wai. También todo lo que hace Lucrecia Martel, Fassbinder, un poco de Herzog. Me gustaría hacer música para una película. Es algo pendiente. Estudiar me ayudó a entender el lado narrativo visual. Me sirve de fuente de inspiración a la hora de hacer música. Y a la hora de poner nombres uso partes de diálogos de películas, cosas que las sé solo yo porque son muy específicas.

“En la música de club latina todo el tiempo pasan cosas. Cada cuatro compases hay un cambio de ritmo, de percusiones, entran y salen sonidos. Yo vengo con esa parte dinámica. Pero para Rosalía, por ejemplo, lo que hice fue básicamente tomar tracks que ya tenía y sacarles las líneas de sintetizadores y todo lo que tenían encima. Dejar solo lo percusivo”

Pensaba preguntarlo más adelante, pero sacaste el tema. ¿Cómo funciona ese uso de la palabra en composiciones que son mayormente instrumentales?

Al principio me cuesta un montón encontrar un título. A veces encuentro la letra primero. En algunos lugares me gusta samplear voces y algunos tracks dicen cosas muy básicas como “palmas”, pero ubicados de una forma donde no estarían. Ahora estoy empezando a trabajar con cantantes y eso es completamente distinto. Surgió la oportunidad de sacar algo en Apple Music con Dolores (se refiere a “Fría y derretida”) y fue como arrancar sin tener idea qué hacer, pero la teníamos que hacer rápido. Ahí me doy cuenta de lo difícil que es ponerle letra a algo. Ahora es un reto para mí. No quiero ponerle mi voz, pero sí me gusta dirigir y producir algo que compuse yo. Al principio me creaba conflicto no saber trabajar mucho con eso, pero entendí que la voz es un instrumento más y empecé a componer desde otro lado, dándole el espacio. Ahora que estoy haciendo bastante demo, ya cuando armo un track tengo la idea de la melodía de voz que quiero que se trabaje.

¿Cómo fuiste haciéndote con herramientas a la hora de hacer beats?

Todavía no siento que sé hacer beats. Yo arranqué pasando música para el club, que de por sí es muy diferente a la música para un disco. En la música de club latina todo el tiempo pasan cosas. Cada cuatro compases hay un cambio de ritmo, de percusiones, entran y salen sonidos. Yo vengo con esa parte dinámica. Pero para Rosalía, por ejemplo, lo que hice fue básicamente tomar tracks que ya tenía y sacarles las líneas de sintetizadores y todo lo que tenían encima. Dejar solo lo percusivo. Ahora estoy intentando entender qué puedo hacer sin perder la esencia de la música y de los sonidos que a mí me gusta trabajar.

Política, sí, pero como algo privado. Foto: Dre Romero
Política, sí, pero como algo privado. Foto: Dre Romero

“CUUUUuuuuuute” es la canción que cierra todos los shows del “Motomami Tour”. ¿Qué te pareció el show y cómo fue ver tu canción en vivo?

Fue todo muy, muy bueno. No esperaba tanto. Rosalía es una artista muy completa. Es excelente en la ejecución. Canta todo el tiempo. El show es muy dinámico y a la vez simple. No hay grandes cambios de escenografía. Los suficientes. Es como que hace mucho con pocos elementos. Y la canción suena muy poderosa.

Dices que te gusta trabajar sola. ¿Cómo fue desvincularte de HiedraH, el proyecto colectivo con el que empezaste?

Dejar HiedraH surgió por algunas diferencias y también porque ya viviendo acá, en México, sentí que necesitaba despegarme y concentrarme en mis cosas. De un lado bastante egoísta, sentía que estar en un colectivo me aplastaba un poco. Me retrasaba. Entonces estar sola es una manera de ir más rápido, tomar decisiones y no tener que sentarme a pensar en grupo. Me gusta trabajar con un equipo, pero quiero dirigirlo. Era complicado hacerlo dentro de un colectivo. También pasó que fue todo muy rápido: venirme acá y tener que sobrevivir. Porque no tenía mucho dinero. Tuve que ponerme a tocar y a preparar algo bueno para sostenerme. Tener fechas y empezar a estudiar cómo producir porque tampoco sabía. Estoy con N.A.A.F.I., pero no funciona como un colectivo. Los HiedraH son amigos y me gusta lo que hacen, pero no volvería a estar en un colectivo.

“Siento que en Argentina las fiestas están muy cerradas en un género. Acá en México no se ve tan así. También existe obviamente la fiesta puramente de techno, pero hoy en día se está desdibujando ese límite. Se mezcla la fiesta del techno con la de reguetón y se hace una fiesta masiva... El espectador de acá está mucho más avanzado en ese sentido”

¿Había algo de la bajada de línea crítica y el posicionamiento disidente que no te tenía del todo cómoda?

Yo no me siento cómoda cuando el discurso es más importante que la música. A mí me gusta componer. Cada vez estoy tratando de tener menos prejuicios. Si ahora me invitan a hacer música con alguien que en realidad tiene un sello discográfico porque es influencer de TikTok, bueno, por ahí voy y lo hago, no me importa. Puedo cuestionarlo o no. Estar en algo que tenía tanto discurso al final me saturó. Creo que lo político es importante, pero me gusta tenerlo para mí y no manifestarlo colectivamente. Sé que después todo obviamente se manifiesta en lo que hago, pero no quería estar permanentemente expresándolo en grupo. Y menos si después veo que otros borran con el codo lo que escriben con la mano.

Uno de los debates que señalaban desde HiedraH es el de la apropiación cultural. Como artista que usa ritmos de diferentes culturas, y que a la vez es parte de minorías y de cierta periferia, ¿cómo te llevas con esa discusión?

La apropiación cultural es algo que se ve todo el tiempo y es evidente. Está bueno que se cuestione, porque lleva mucho tiempo y recién lo empezamos a reconocer. Tiene muchas formas. En el rubro DJ, por ejemplo, veo que en el primer mundo hay eventos de reguetón que están hechos por ingleses y estadounidenses, mientras que la gente que sí hace esa música no tiene lugar en esos espacios. Obviamente es cuestionable. Por otro lado, también veo que se produce de otras maneras y a veces se abren ciertos caminos. Para mí no siempre es totalmente peligroso. No te voy a decir que no lo hago. Toco cosas de otros países de Latinoamérica que quizá todavía ni visité, pero es música que me encanta. Tal vez pueda llegar a tener un poco más de autoridad en usar eso que una persona blanca del primer mundo que no tiene ningún vínculo. También siento que me apropio de algo inverso, empecé a tomar de la música electrónica un poco más convencional y a copiar estructuras. Hay gente que lo lleva a ciertos puntos que no están bien, pero siento que nadie está completamente limpio. Ni yo tampoco, claro.

En el foco. Foto: Dre Romero
En el foco. Foto: Dre Romero

¿Qué encontraste en la noche de México que no había en Buenos Aires?

Siento que allá las fiestas están muy cerradas en un género. Acá en México no se ve tan así. También existe obviamente la fiesta puramente de techno, pero hoy en día se está desdibujando ese límite. Se mezcla la fiesta del techno con la de reguetón y se hace una fiesta masiva. Allá todavía sigue siendo muy delimitado todo y eso se me hace aburridísimo. Siento que aplasta bastante. El espectador de acá está mucho más avanzado en ese sentido.

¿Qué viene en cuanto a producción musical?

Hice bastantes cosas, entre ellas un remix para The Knife, que cumplen 20 años del lanzamiento de “Deep Cuts” (2003), de la canción “Pass This On”. Es algo muy importante para mí. También estoy haciendo algo para Daniela Lalita que me está gustando muchísimo cómo está quedando. Y tengo otros proyectos más que ya los quiero terminar y dedicarme a hacer cosas para mí. ∎

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