A finales de la década de los 70 no había grupos multirraciales en el Reino Unido y, de golpe, miles de jóvenes blancos bailaban sudorosos al ritmo de la música negra. Terry Hall (1959-2022) invitó a la juventud británica y al mundo a tomarle el pulso al ska, con una fórmula que mostraba el descontento de sus tiempos asimilando el pasado –perdurable y vigente hasta día de hoy– y en una aleación perfecta de diversión y reflexión. Hall falleció a los 63 años por un cáncer de páncreas, según aclaró ayer el bajista de The Specials, Horace Panter. Fue la primera de las noticias trágicas en veinticuatro horas nefastas para el pop británico: poco después se anunciaron los fallecimientos de Martin Duffy –teclista de Felt, Primal Scream y The Charlatans– y de Iain Templeton, batería de Shack y The La’s.
Terry Hall se unió a la formación original de The Specials –entonces todavía The Covenrty Automatics– tras la marcha del vocalista Tim Strickland, poco después de la creación del grupo. Su debut en 1979, “Gangsters”, una revisión de “Al Capone” (Prince Buster), colocó el grupo, de salida, en el número seis de las listas británicas. Serían un fijo del Top 10 durante los años posteriores hasta alcanzar el número uno con “Ghost Town” (1981), retrato imperecedero de la decadencia urbana, el desempleo y la juventud desamparada del Reino Unido.
La voz de Terry Hall, acompañado por Neville Staple frente al micrófono, ponía un elegante contrapunto a las letras reprobatorias del teclista y compositor Jerry Dammers y al vertiginoso acompañamiento ska que definió el sonido del grupo. A las guitarras, Lynval Golding aportaba el componente jamaicano y Roddy Radiation el rockabilly. Horace “Gentleman” Panter, al bajo, era profesor de jazz. John “Brad” Bradbury se sentaba a la batería, y los vientos corrían a cargo de un veterano del ska como Rico Rodriguez y de Dick Cuthell.
Baile alocado, elegancia mod, ska-pop y consciencia multirracial. Su primer disco –“Specials” (1979)– abordaba la violencia callejera en “Concrete Jungle” y llamaba a la unidad racial en “Doesn’t Make It Alright”. También incluía versiones de Dandy Livingstone (“A Message To You Rudy”) y Toots & The Maytals (“Monkey Man”). “Lo grabamos en un pequeño lugar debajo de una lavandería. Estrecho. Fétido. Perfecto”, recordaba Elvis Costello, el productor del álbum. Un disco de “ska atropellado y cervecero, espasmos propios de un coitus interruptus y pachanga ratonera”, señaló la reseña de ‘New Musical Express’.
Superviviente de una dura infancia en Coventry, procedente de una familia obrera que se ganaba la vida en la industria del automóvil, de padre bebedor, Hall dejó la escuela a los catorce aunque tenía fama de estudiante aventajado. También de futbolista en ciernes. Pudo probar con el West Bromwich Albion, pero sus padres declinaron por el inconveniente de los desplazamientos. “Tuve la suerte de crecer en el centro de la ciudad”, explicó el año pasado en una entrevista para ‘Channel 4’. “Fui a un colegio multirracial. Éramos jamaicanos, irlandeses, escoceses, gente de todos los lugares que había venido a Coventry para trabajar. Crecí con ello, nunca me lo cuestioné”.
Hall no veía el grupo como un trabajo o una carrera, sino como una manera de comunicar y compartir sus opiniones, explicó. “The Specials fueron una celebración de cómo la cultura británica se fortaleció con la inmigración caribeña, pero el comportamiento de su cantante principal en el escenario fue el recordatorio de que se tomaban en serio el propósito de desafiar nuestra percepción de quiénes éramos a fines de la década de 1970”, posteó en Twitter Billy Bragg.
“Fue peluquero durante una semana y albañil fracasado. Un gran seguidor del Manchester United. Un antirracista comprometido y un defensor de las causas de la salud mental. Un líder increíble y un compositor brillante. Era único, divertido, profundo y uno de los grandes de la música británica de todos los tiempos...”, colgó en la misma red Dave Haslam, el histórico DJ de The Haçienda, convertido en divulgador pop entre sesión y sesión.
Hall, peleando con la depresión desde la preadolescencia, había explicado cómo su relación con el Valium se remontaba a la temprana edad de trece años. En 2019 contó cómo fue secuestrado en Francia por una red de pedófilos, algo que había escondido hasta entonces, aunque revelado de forma encubierta en “Well Fancy That!” de los Fun Boy Three. En 2014 fue diagnosticado con trastorno bipolar después de un intento de suicidio.
En pleno resurgimiento de lo mod, The Specials desencadenaron un revival skinhead. Su sello 2 Tone puso nombre a toda una escena. Beneficiado por la mirada retrospectiva del post-punk, sitúo a Coventry en el mapa musical británico con marca propia. Lanzó el primer single de Madness, propició la creación de The Selecter, dio salida a The Beat y a las íntegramente femeninas Bodysnatchers.
Dice la leyenda que Dammers quiso hacer llegar a Johnny Rotten la demo de “Dawning Of A New Era”. Lo que es un hecho es que llegó a las manos de Bernie Rhodes, mánager de The Clash, que les propuso participar en la gira “On Parole” junto al grupo de Joe Strummer y Suicide. Eran los tiempos de Rock Against Racism, la Anti-Nazi League y la Red Wegde de Billy Bragg.
Después de “Ghost Town”, el grupo se descompuso de manera abrupta. La trayectoria de The Specials podría sintetizarse en tres discos entre 1979 y 1984, antes de diseminarse en infinidad de proyectos paralelos. Tras la inmediatez de su debut, “More Specials” (1980), igualmente incisivo, destacó por su mayor inventiva y profundidad. Ya sin Hall y como The Special AKA, “In The Studio” (1984) significó la renuncia definitiva del grupo a la fama, aunque ahí estaba “Nelson Mandela”.
Hall ya había fundado Fun Boy Three con dos de sus excompañeros, Staple y Golding. En el primero de sus dos discos, de 1982, contaron con la participación de Bananarama en “It Ain’t What You Do, It’s The Way You Do It” y escribieron un ataque directo a Thatcher y Ronald Reagan en “The Lunatics Have Taken Over The Asylum”. Su segundo álbum, “Waiting” (1983), fue producido por David Byrne.
Hall provenía del punk. Inició su trayectoria con Squad, fue su hermana Teresa la que lo introdujo en el sello jamaicano Trojan y con “Young Americans” (1975), de David Bowie, decidió ser cantante. La misma amplitud de miras con la que entendía el mundo le permitió prolongar su carrera musical con The Colourfield, junto a Blair Booth y Anouchka Grose, y en Vegas, con Dave Stewart de Eurythmics. Situó el single “Our Lips Are Sealed” (1981) –junto a Jane Wiedlin de The Go-Go’s, que lo grabaron antes que Fun Boy Three– entre los diez mejores del Reino Unido en 1983. Como solista, publicó “Home” (1994), con Ian Broudie de The Lightning Seeds, y “Laugh” (1997), con Neil Gannon, colaborador habitual de Morrissey. También trabajó con Tricky y desde el inicio formaba parte del colectivo detrás de Gorillaz.
Regresó a The Specials en 2008, que al año siguiente celebraron su treinta aniversario con una gira. En 2019 The Specials publicó “Encore”, disco recordado por la presencia de Saffiyah Khan –conocida por plantar cara a un manifestante de la English Defense League vistiendo una camiseta del grupo– en la revisión actualizada del clásico ska de Prince Buster “Ten Commandments”. Siempre en primera línea del frente, el pasado año firmaron “Protest Songs 1924-2012”, la reinterpretación de canciones protesta de Bob Marley, Leonard Cohen, Frank Zappa o Talking Heads.
Terry Hall tiene un hueco en la historia del pop británico y en la lucha irrenunciable contra el racismo, la desigualdad y la discriminación. ∎