Genio de la música moderna.
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Thelonious Monk, puro misterio

Thelonious Monk (1917-1982) fue un músico colosal y enigmático sin cuya aportación sería imposible concebir el jazz moderno. El centenario de su nacimiento llegó precedido de “Les liaisons dangereuses 1960”, una inédita exploración de su songbook, grabada como banda sonora de la adaptación cinematográfica de la novela de Choderlos de Laclos dirigida por Roger Vadim en 1959. Fue el enésimo rastro de un artista único y trascendental del siglo XX. Pasen: explicamos su historia y recomendamos sus mejores discos.

“Su forma de tocar es totalmente personal. Además de su indudable originalidad, contiene el sentimiento más expresivo que he podido encontrar entre los músicos de la actualidad. Monk ha tenido que pagar un precio por tocar como lo hace; no tanto reconocimiento...”. Pocos valoraron a mediados de los años cuarenta del pasado siglo la irrupción de Thelonious Monk, pianista y compositor de introvertido carácter, curtido en las tablas del neoyorquino Minton’s Playhouse en Harlem junto con otros paladines del incipiente bebop. El crítico e ilustrador Paul Bacon sí supo ver el filón encerrado en un músico que “usa todo el espacio no utilizado en torno al jazz y te hace sentir que hay muchas puertas sin abrir” y al que, en realidad, le venían estrechas tanto la etiqueta forjada para dar entrada al pujante jazz moderno como su equívoco bautizo a modo de “sumo sacerdote del bop”.

Thelonious Sphere Monk había nacido en Rocky Mount (Carolina del Norte) el 10 de octubre de 1917, pero a los 4 años ya vivía en el barrio neoyorquino de San Juan Hill, rodeado de un ambiente racista y violento. Abandonado pronto por su padre, su don natural para la música se vio reforzado por una breve fase de formación y por su implicación en una gira de casi dos años con una evangelista itinerante: “Ella predicaba y curaba mientras nosotros tocábamos”. Cuando la troupe pasó por Kansas City, Mary Lou Williams pudo comprobar que Monk ya exhibía su peculiar estilo con solo 13 años. La propia pianista le presentaría en 1954 en París a la que sería su mecenas y amiga, Pannonica de Koenigswarter: la baronesa de la familia Rothschild con nombre de mariposa en cuya habitación del Hotel Stanhope de Nueva York moriría un año después el mismo Charlie Parker. La misma que asociaba a Monk a “una curiosa palabra: pureza”.

Thelonious Monk, Minton’s Playhouse, Harlem, 1947.
Thelonious Monk, Minton’s Playhouse, Harlem, 1947.

‘Round About Midnight

Seguidor de la música de Fats Waller, Art Tatum y, en gran medida, Duke Ellington –cuya obra revisitaría en “Plays Duke Ellington” (Riverside, 1955)–, Monk nunca quiso convertirse en émulo de sus predecesores: “A mí no me interesa tocar así. No es lo bastante personal. Es pura imitación”. Su paso por los grupos de Coleman Hawkins y Dizzy Gillespie y su labor como pianista del Minton’s llamó la atención de Lorraine Lion y la etiqueta Blue Note se convirtió en la primera que tutelaría sus propias grabaciones: seis sesiones distribuidas en cinco años a partir de 1947 donde Monk detonaría su esencial filón compositor de la mano de veintidós originales. En algunos de ellos ya hacía gala de su destreza para bautizarlos con singulares títulos. Piezas de la dimensión de “‘Round About Midnight”, “Well, You Needn't”, “Ruby, My Dear“, “Off Minor”, “Misterioso” o “Straight, No Chaser” pasarían luego a formar parte del estándar más radiante del jazz moderno. Su estilo se presentaba en ellas enteramente moldeado, fruto de una exigencia expresiva antes que de una destreza técnica: frases angulosas y disonantes, percusiva pulsación y asimetría estructural y rítmica, sostenidas en una sobria y disidente interpretación del blues, argumentaban una renovada noción que combinaba lo simple y lo complejo y donde lo sustancial “no son las notas que tocas, sino las que omites”. Un modelo que desafiaba el plagio y que nadie se atrevería a reproducir con posterioridad, por más que su influencia sea hoy fácilmente rastreable en el panorama contemporáneo.

Pese a todo ello, crítica y público no se dieron por aludidos, deslumbrados entonces por la efervescencia bopper de Charlie Parker, Dizzy Gillespie o Bud Powell, protegido de Monk. Por si fuese poco, en 1951 le fue retirada su licencia para actuar por posesión de estupefacientes; una circunstancia que lo mantendría alejado de los clubes de Nueva York hasta 1957. Como consecuencia, su esposa Nellie, a la que había conocido con 12 años y con quien se casó en 1947, se vio obligada a convertirse en sostén de una familia completada por los hijos Thelonious y Barbara. La dependencia vital de Monk con respecto a Nellie trascendería el perímetro económico y sería absoluta hasta erigirse en su mano derecha. Las imágenes del impagable documental “Thelonious Monk. Straight, No Chaser” (1988), dirigido por Charlotte Zwerin y producido por Clint Eastwood, donde pasa de gestionar sus pasajes en un aeropuerto a vestirlo cuidadosamente en la intimidad de un hotel, hablan por sí solas de una entrega absoluta, ni siquiera coartada por la disposición enfermiza de Nellie.

Monk en 1957.
Monk en 1957.

Giant Steps

El “gigantesco paso adelante” que el productor Orrin Keepnews había vaticinado en 1948 tuvo lugar cuando Monk firmó por su discográfica Riverside en 1955, tras una breve estancia en Prestige entre 1952 y 1954, donde compartió estudio con el quinteto formado por Miles Davis, Milt Jackson, Percy Heath y Kenny Clarke, con el que grabó las decisivas lecturas de “The Man I Love” (Gershwin) y “Bags’ Groove” (Jackson) que alentaron su redescubrimiento. Aunque su estilo apenas se alteró, la proyección mediática se incrementó notablemente gracias a la posibilidad de situarse en diferentes formatos instrumentales, del piano solo a la big band, y a la recuperación de su licencia de actuación en 1957.

Surgió entonces la figura de John Coltrane, con quien compartió escenario en el neoyorquino Five Spot: un aventajado saxofonista que acababa de salir del quinteto de Miles Davis y cuyo juego de capas de sonido deslumbraba a propios y extraños. El encuentro, realizado en condiciones de equivalencia, atesorando sus respectivos atributos y sin gestos de sumisión, marcó el fin del período oscuro de un Monk que imponía tácitamente sus normas a los músicos con los que tocaba y que rara vez fue invitado a participar en discos de colegas. No ocurrió así en el magnífico “Art Blakey’s Jazz Messengers With Thelonious Monk” (1958), construido sobre una inspirada empatía entre batería y pianista y un guion dominado por la firma de Monk. A partir de entonces, su figura fijaría un gancho irresistible tanto para públicos como para críticos, que lo encumbrarían sin reparar ya en sus extravagantes gestos, girando continuamente sobre sí mismo, interrumpiendo solos y deambulando sin rumbo por las tablas. Especialmente explícita es su participación en “The Sound Of Jazz” (1957), un especial de la cadena televisiva CBS donde interpretó “Blue Monk” en trío entre las sonrisas de complicidad de Count Basie y Coleman Hawkins y el gesto severo de Jimmy Rushing.

Thelonius Monk tocando en el Five Spot Jazz Club, Bowery, 1963. Foto: Ben Martin (Getty Images)
Thelonius Monk tocando en el Five Spot Jazz Club, Bowery, 1963. Foto: Ben Martin (Getty Images)

Crepuscule With Nellie

Pero no todo marchaba sobre ruedas en la privacidad de Monk. A mediados de los cincuenta había comenzado a sufrir desequilibrios mentales, estimulados por sucesos como la muerte de su madre o el incendio de su pequeña vivienda. De ahí en adelante, su personalidad, ya compleja, incrementaría poco a poco su potencial esquizofrénico, alternando fases de depresión con otras de euforia o de insomnio, fomentadas por el consumo de drogas. Así hasta llegar a recibir severo tratamiento médico –electroshock incluido– durante la década de los sesenta. La tutela de Nellie y Nica adquiriría entonces más protagonismo a modo de tándem bien avenido en el que la esposa nunca contempló a la baronesa como una amenaza sentimental, sino más bien como una aliada.

Su creciente renombre, reforzado por su presencia en la portada de la revista ‘Time’, trajo consigo el traspaso a la poderosa Columbia en 1962. Monk viviría allí años de fructífera producción con el soporte productor de Teo Macero, muchos a la cabeza de su cuarteto –con el notable y fiel saxofonista Charlie Rouse como miembro fijo– y otros en piano solo. Reforzado en su rol de leyenda y con los ingresos logrando cotas inéditas, sus apariciones fueron espaciándose a la vez que la enfermedad conquistaba terreno. Las grabaciones londinenses de noviembre de 1971, en el Festival de Newport de George Wein y con el trío formado con Art Blakey y Al McKibbon, fijaron sus postreros apuntes discográficos. Tras un par de apariciones en el Carnegie Hall y en el modesto Bradley’s, Monk decidió romper la baraja en 1976: “No tengo ganas de tocar más”, confesó a su familia.

La excéntrica Nica volvió a acudir en su ayuda; ya en 1972 había ofrecido a Monk instalarse en su casa de Weehawken (Nueva Jersey), construida por el director de cine Josef Von Sternberg. No les faltó la compañía de centenares de gatos, a los cuales Monk odiaba –Cat House, llamaba a la casa–, ni de un piano Steinway & Sons. Monk ya había agradecido su apoyo dedicándole “Pannonica” en 1956, pero nada lo animaba ahora a retomar su carrera: prefería reposar en la cama elegantemente vestido, respondiendo con monosílabos, encerrado en su propio mundo, contemplando el río Hudson y el West Side de Manhattan. Un par de intervenciones quirúrgicas precedieron al derrame cerebral que sufrió el 5 de febrero de 1982 y que lo mantuvo ingresado doce días en el Englewood Hospital de Nueva Jersey, antes de morir en brazos de Nellie el 17 de febrero de 1982 a los 64 años. Se cumplía así su deseo expresado tiempo atrás cuando, en plena depresión, respondió al entrevistador sobre el objetivo de su vida: “Simplemente morir”. ∎

‘Round About Midnight: nocturno con variaciones

Monk grabó su composición estrella más de una veintena de veces, la primera de ellas en 1943 con el título de “I Need You So” y luego con el abreviado de “‘Round Midnight”. El trompetista Cootie Williams incorporó modificaciones que lo forzaron a compartir su autoría, al igual que ocurrió con la letra agregada por Bernie Hanighen. Su complejidad armónica fue simplificada por Miles Davis, quien, pese a reconocer que tardó años en poder interpretarla a su manera, registró algunas de sus lecturas definitivas tanto en la edición de 1955 del Newport Jazz Festival –donde también participó un Monk a quien no gustó nada la adaptación– como en su debut para Columbia (1957), bautizado como “‘Round About Midnight”. A partir de esa vía en la que Miles y otros como Dizzy Gillespie suavizaron las formas aristadas propias de Monk, el tema se convirtió en un patrón para incalculables intérpretes que lo adecuaron a sus respectivos estilos: de Coleman Hawkins a Ray Barretto, de Sarah Vaughan a Karin Krog o de Bill Evans a Alexander Von Schlippenbach, quien le rindió homenaje en el soberbio “Monk´s Casino” (2005). ∎

Monk’s mood

“Genius Of Modern Music. Volume One” / Genius Of Modern Music. Volume Two”
(Blue Note, 1947 / 1952)

Apuros económicos y problemas con las drogas no bloquean una explosión compositora que ajusta los cimientos de su exclusivo estilo. Estos dos discos recopilan gran parte de las sesiones publicadas por el sello de Alfred Lion y Francis Wolff en diversos formatos entre 1947 y 1952: de sus primeros clásicos con Art Blakey a la descollante aportación de Milt Jackson en los registros de 1948 y 1951, convertidos desde entonces en hitos del jazz moderno.

“Brilliant Corners”
(Riverside,1957)

Monk revisa su repertorio sin perder de vista el riesgo. Y “Brilliant Corners”, grabado en 1956, lo exhibe intrincado, incluso para los músicos que lo acompañan –ahí es nada: Sonny Rollins, Clark Terry, Ernie Henry, Oscar Pettiford y Max Roach–, incapaces por momentos de seguir sus pasos. La tensión del estudio se injerta en episodios como “Bemsha Swing”, “Pannonica” (con Monk tocando la celesta) o “Ba-Lue Bolivar Ba-Lues-Are”, resueltos finalmente de forma asombrosa.

“Thelonious Himself”
(Riverside, 1957)

Decía Glenn Gould que “el piano no se toca con los dedos, sino con el cerebro”. Tras los registros parisinos de 1954 en Vogue, el primer piano solo para Riverside expande la arquitectura ideológica de Monk mediante una pirueta sin red, trazada por catálogo propio y estándares y completado con saxo de Coltrane y contrabajo de Wilbur Ware en “Monk’s Mood”. A destacar un “Functional” que radiografía su impar visión del blues vía James P. Johnson.

“Thelonious Monk Quartet With John Coltrane At Carnegie Hall”
(Blue Note, 2005)

Recuperadas en 2005 de los archivos de la Library Of Congress, estas tremendas grabaciones de Voice Of America del 29 de noviembre de 1957 ilustran la dimensión de la sociedad con Coltrane, tras sus encuentros en estudio y sobre el escenario del Five Spot. Con el contrabajo de Ahmed Abdul-Malik y la batería de Shadow Wilson, el diálogo entre ambos titanes se fija sobre un libreto marcado por Monk, pero donde Trane se reivindica con portentosa lucidez.

“Live At The It Club”
(Columbia, 1982)

Monk grabó en directo mucho y bien a lo largo de su carrera: de su notable álbum en pequeña orquesta –“At Town Hall” (Riverside, 1959)– a las profusas tomas con su cuarteto para una Columbia deseosa de rentabilizar su figura. Este doble vinilo grabado en The It Club de San Francisco en 1964 –no publicado hasta el año de su muerte y luego ampliado y restaurado para edición en doble CD– lo presenta sereno y sin sobresaltos, preservando su insondable talante.

“Underground”
(Columbia, 1968)

Grabado en 1967 y 1968, es el primer álbum en años con nuevas composiciones y también el último que las incluiría. Monk encarna a un guerrillero de la Resistencia francesa en su premiada portada cuando, paradójicamente, ya formaba parte de la aristocracia jazzística. Ello no merma el brillo de guiños a su hija Barbara –“Boo Boo’s Birthday” y “Green Chimneys”–, con su engrasado cuarteto con Charlie Rouse, Larry Gales y Ben Riley, más la voz de Jon Hendricks en “In Walked Bud”. ∎

Cofres con sello

La obra discográfica de Thelonious Monk en estudio se extendió entre el 15 de octubre de 1947, con su primera sesión para Blue Note, y los postreros registros del 12 de noviembre de 1972 en Suiza con los Giants Of Jazz de George Wein. Veinticinco años y veintiocho días recopilados tras la muerte de Monk en un lote de cajas donde cada marca discográfica reivindicó su catálogo, con el soporte de las consiguientes tomas alternativas. Así, “The Complete Blue Note Recordings” (Mosaic, 1983, cuatro LPs; Blue Note, 1994, cuatro CDs), “The Complete Prestige Recordings” (Prestige, 2000, tres CDs), “The Complete Riverside Recordings” (Riverside, 1986, veintidós LPs; Riverside, 2015, quince CDs), “The Complete Columbia Studio Albums Collection” (Columbia, 2012, seis CDs) y “The Complete London Collection” (Black Lion, 1991, tres CDs) congregaron gran parte de sus fases discográficas en el estudio.

No faltaron compilaciones más reducidas y parciales como “Thelonious Monk With John Coltrane. The Complete 1957 Riverside Recordings” (Riverside, 2006, dos CDs; Riverside, 2017, tres LPs) o “Monk Alone. The Complete Columbia Solo Studio Recordings 1962-1968” (Columbia, 1998, dos CDs), volcadas en fechas o formatos igualmente decisivos. La reputada Mosaic Records también le reservó parcela con “The Complete Black Lion And Vogue Recordings Of Thelonious Monk” (Mosaic, 1985, cuatro LPs; Mosaic, 1989, tres CDs) y, ya en vivo, con los cuatro LPs de “The Complete Thelonious Monk At The It Club” (Mosaic, 2009). Una vertiente rematada con un “The Complete Columbia Live Albums Collection” (Columbia, 2015, cinco CDs dobles) donde se agrupan muchos de sus más aventajados directos. ∎

Como complemento de este artículo, Salvador Catalán selecciona esta exclusiva playlist con 15 temas. ∎

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