La creatividad no cesa en Tune-Yards, proyecto largamente querido del panorama independiente yanqui que ha dejado atrás unos orígenes de guerrilla lo-fi para convertirse en una ambiciosa banda de art-pop que bebe de todo lo que la tradición negra puede ofrecer: afrobeat, hip hop, funk y, ahora también, jazz. Tras estrenarse como compositores de una película, “Perdona que te moleste” (Boots Riley, 2018), colaborar con otros activistas del ruido más divertido como son Battles y embarcarse en una de esas eternas giras que ahora parecen propias de una vida pasada, el dúo formado por Merrill Garbus y Nate Brenner paró máquinas hace justo dos años para empezar a trabajar en su quinto álbum, “sketchy.” (4AD-Popstock!, 2021). “Al llegar a casa escuchamos muchos pódcasts sobre creatividad de músicos, también nos leímos las biografías de Beastie Boys y Questlove y sacamos tiempo para volver al estudio”, me cuenta la vocalista, acompañada de Nate y su perro, en una conversación por Zoom.
Comprasteis una nueva casa antes de trabajar en este álbum, lo que os proporcionó la oportunidad de sonar más ruidosos que nunca durante la grabación. ¿Habéis tenido problemas en el pasado con vuestros vecinos?
Merrill Garbus: Es una casa individual, lo que es algo extraño en Oakland porque hay más bloques de apartamentos. Pero lejos del centro hay más tierras de cultivo, y a lo largo de los años han permitido construir en parcelas algunas casas.
Nate Brenner: Hemos tenido unos cuantos problemas e historias con vecinos. Especialmente, con uno en concreto.
MG: En nuestro anterior apartamento todos los baños estaban conectados por una cañería, así que se podía escuchar todo. Aunque si vives en una ciudad, eres consciente de que no tienes mucha privacidad. Y, para que quede claro, nuestra actual casa está a unos pocos metros de distancia de la de al lado. Por lo que sigue habiendo problemas, incluso con perros ladrando muy fuerte (risas).
Una manera de simplificar vuestra música es describiéndola como pop experimental. Para mí, desde luego, suena a pop y a experimental. Pese a que este tipo de música tiene una cierta seriedad, vuestro sonido tiene un rollo cool, relajado y divertido.
MG: Esta vez, especialmente, hemos querido pasárnoslo bien experimentando. Así que tienes razón. La música de bandas experimentales como Godspeed You! Black Emperor tiene una pesadez que, como oyente, me gusta, pero nosotros siempre hemos disfrutado jugando con nuestras canciones. También he de decir que hemos recibido alguna crítica por ser coloristas y divertidos. A veces se menosprecia el juego de niños, cuando he visto a muchos críos jugar más en serio que los adultos. Puedes usar la imaginación con intensidad y compromiso. Creo que los adultos nos ponemos demasiado serios y nos limitamos a nosotros mismos.
El disco es muy consciente de su atractivo pop y os muestra virando del trabajo con ordenadores a los sonidos analógicos. Es evidente la influencia jazz en algunas de sus canciones. ¿Qué buscabais con este cambio?
NB: Ser una banda en activo durante los últimos diez o quince años nos ha permitido trastear con un montón de nuevos sintetizadores y cajas de ritmos. Antes eran muy caros y luego se convirtieron en bastante asequibles. De todos modos, en este disco pensamos que sería mejor olvidarse de todo eso y simplemente tocar la batería, el bajo y poner en el foco las letras, la voz de Merrill, las melodías… Creo que, al menos en mi caso, me estaba obsesionando con el equipo, algo que me sigue gustando, pero quise centrarme menos en los sonidos y que la composición tomase el peso de la música.
Mientras preparaba la entrevista, encontré este genial vídeo que hicisteis para la Universidad de Berklee. Merrill, me gustaría saber cuándo te diste cuenta de que tu voz podía ser un instrumento musical más dentro de las canciones.
MG: Crecí en una familia muy musical y había mucha gente cantando en casa todo el tiempo y escuchando música folk norteamericana y británica. Además, mi madre es profesora de piano, e impartí clases con ella. Ella siempre ha animado a sus estudiantes a componer sus propias canciones, así que el hecho de que yo haya acabado cantando tiene mucho que ver con esto. En el colegio, desde el parvulario hasta el instituto, canté en coros y empecé a prestar atención a determinados cantantes que usaban su voz de maneras menos usuales, en plan instrumentos de percusión. Hablo de gente como Zap Mama o Bobby McFerrin. Empecé a explorar, cantando canciones de Lenny Kravitz u ópera. Por otra parte, ahora estamos trabajando en una banda sonora de una serie de televisión, y nos gustaría acercarnos a ella con un rollo avant-garde y clásico, con intervalos de música atonal.
Vuestra música suele tratar sobre lo que ocurre en el mundo. ¿Hay algunos eventos particulares que han resonado en estas canciones?
MG: Desde luego, la prohibición de aborto en el estado de Alabama. Fue la inspiración en muchos sentidos de “nowhere, man”. Todo el disco fue grabado antes de la pandemia pese a que algunas partes de “hipnotized” reflejan muy bien cómo son las calles ahora mismo. En realidad, esa canción fue escrita desde un punto de vista más teórico, en el que las personas desaparecen dentro de sí mismas. Por supuesto, también hay grandes eventos que han marcado la creación de este álbum, como el cambio climático o las redes sociales al ser un sitio no seguro.
Tengo curiosidad por saber si este disco hubiese sonado más o menos loco de haber sido escrito durante la pandemia.
MG: (Ríe) Tuvimos mucho tiempo, pero probablemente fue el disco al que menos tiempo pudimos dedicar. De todos modos, eso nos benefició, porque le hubiésemos dado muchas vueltas a las canciones si hubiesen sido compuestas durante la pandemia.
NB: Probablemente habría sonado más loco porque hubiésemos tenido más tiempo para ponernos extraños. Llega un punto en que por más que cambies las canciones, estas no van a mejorar.
Vuestra música, como decía antes, es colorista y divertida, pero también hay canciones con rabia. Me sorprende ese minuto de silencio en medio del disco. ¿Qué tratáis de decir con él?
MG: Quería dejar que el oyente descifrase lo que quiere que diga esa canción. A esas alturas del disco hay mucha densidad en los sonidos y las palabras. Vivimos en una sociedad con demasiada distracción, sobre todo proveniente de nuestros teléfonos móviles; siempre estamos haciendo mil cosas a la vez. Cuando el disco se vuelve silencioso durante un minuto, te tienes que preguntar qué ha pasado: ¿hay algo que vaya mal?, ¿ha fallado internet? Incluso el juego de mayúsculas y minúsculas que usábamos con el nombre de la banda fue nuestra manera de obligar a la gente a bajar las revoluciones. Quiero que absorbas la música y tengas tu propia experiencia con ella. La pandemia nos ha dado un regalo y es la necesidad de bajar el ritmo. Y esta canción es de las pocas decisiones que hemos tomado durante la pandemia.
En “I Can Feel You Creep Into My Private Life” (2018) ya abordasteis este tema, con letras muy autoconscientes, como la de “Colonizer”. Pero, desde su lanzamiento, la conversación es cada vez más fuerte en temas como la culpa blanca y la apropiación cultural.
MG: Toda música popular (rock, hip hop, dance) deriva de tradiciones negras. Yo soy la primera en señalar eso. Y, desde luego, no quiero borrar las contribuciones de otras razas, pero el proyecto Tune-Yards siempre ha hablado del supremacismo blanco y de las estructuras de poder en las que vivimos a través del prisma de la música pop. Nuestra banda viene del jazz, del hip hop y del funk, y eso no significa que el resto no lo haga. La música puede formar parte de conversaciones complejas y emocionalmente cargadas sobre las compensaciones, sobre lo que debemos los blancos a los negros y otras cosas a las que es difícil dar respuesta.
Antes de dedicarte a la música, también fuiste instructora de campamento e incluso titiritera. ¿Cuál fue la inspiración detrás del show que hicisteis para Jimmy Kimmel?
MG: Fui marionetista durante cuatro años en un teatro. “hypnotized” va sobre estar en un estado de trance y pensé que la mejor manera de representarla era con una marioneta de mí misma. Le pedí entonces a los marionetistas que trabajaban conmigo que hiciesen una réplica y lo hicieron realmente bien. Le he dado muchas vueltas últimamente a lo terrorífico que me parece vivir en un trance y, de algún modo, despertarse de él. Es algo que veo con movimientos como QAnon y otras personas que viven en realidades completamente diferentes. ∎