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Firma invitada / Planeta Brux

El expolio musical jamaicano

E

l pasado 17 de febrero falleció U-Roy, vocalista jamaicano y autor de populares canciones como “Natty Rebel”, publicada en 1976. Para los amantes del género, es muy recomendable la pieza que sobre su muerte escribió en Rockdelux Dr. Decker, “U-Roy: el rastro de un maestro”. El creador del toasting, que algunos consideran precursor del hip hop, dejó de grabar para multinacionales norteamericanas y creó su propio sello, Stur Gav, con el que ayudó a emerger a nuevas figuras de la escena jamaicana. La historia de U-Roy, igual que la de figuras legendarias como Peter Tosh o Lee “Scrath” Perry, es, sin embargo, la del éxito de un creador jamaicano que no alcanzó a todo el mundo. 

Hace poco, el ‘Financial Times’ publicaba un reportaje demoledor sobre el expolio que durante años las grandes discográficas occidentales practicaron en uno de los países musicalmente más prolíficos del planeta. El reportaje, firmado por Ludovic Hunter-Tilney, cuenta la historia de Dave Barker, que con el dúo Dave And Ansell Collins logró el número 1 en el Reino Unido con el tema “Double Barrel”, de 1971. Un tema que ahora cumple 50 años, reproducido infinidad de veces en radiofórmulas de todo el mundo, y que cualquier amante de la música reconocería inmediatamente. 

La independencia de Jamaica del Reino Unido se produjo en 1962, pero la explotación de sus artistas continuó muchos años después. La práctica habitual entonces era que los productores contrataban a artistas mientras se quedaban el 100% de los derechos sobre lo que creaban, que vendían luego a sellos británicos. Barker afirma que por “Double Barrel” le pagaron en su momento unos 30 o 40 dólares jamaicanos, poco menos de 300 euros al cambio actual, y una cantidad parecida por otro tema muy popular que escribió más adelante, “Monkey Spanner”. Las canciones fueron distribuidas por todo el mundo por Trojan Records, que durante años fue la gran responsable de dar a conocer al mundo los nuevos artistas jamaicanos. La discográfica trabajaba con productores locales aunque nunca con los artistas. Baker pudo ganar dinero mientras estuvo en los escenarios, pero luego no recibió ni un solo euro por las ventas millonarias de sus canciones. 

Tras la quiebra de Trojan, los derechos de sus canciones pasaron por bastantes manos, y finalmente logró que en 2003 se les reconocieran los derechos de autor, pero eso no compensó todos los ingresos perdidos durante los años donde sus temas alcanzaron fama mundial. Algo parecido le ocurrió a otro vocalista jamaicano, Dennis Smith “Alcapone”. Ambos malviven hoy en suburbios del Gran Londres. 

La historia de Barrel es la historia de la explotación poscolonial. La fama de la música jamaicana en el Reino Unido se basó durante años en una explotación sistemática de sus protagonistas. En el Reino Unido, la música jamaicana tuvo un impacto brutal. Canciones que se convirtieron en himnos de equipos de la Premier League, que sonaron durante años en la BBC y con una gran influencia sobre una escena local posterior protagonizada por bandas míticas como The Specials o Madness. Poco podían imaginarse aquellos jóvenes entusiasmados con muchas de esas canciones que el origen era una explotación despiadada de artistas sin recursos. El cine jamaicano plasmó esta realidad en una de sus películas más conocidas, “The Harder They Come”, dirigida por Perry Henzell en 1972.

La industria musical no ha sido ajena a la explotación colonial ni a la discriminación racial. El sello BMG acaba de conducir una revisión histórica de sus contratos, para concluir finalmente que por los menos en cuatro sellos de los treinta y tres que ha comprado desde 2008 existen “disparidades significativas” entre lo abonado a artistas negros y al resto de artistas. 

Asistimos estos días ante un movimiento global de revisión de la explotación colonial y de la discriminación (de la que la música no ha sido ajena) que no hubiera sido posible sin la emergencia del movimiento Black Lives Matter. Bueno es recordarlo estos días en que los asesinos de George Floyd han sido finalmente condenados. ∎

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