A Jehnny Beth se le quedan pequeñas las etiquetas. La excantante de Savages, de John & Jehn, artista musical, escritora, productora, actriz, ¡boxeadora!, sobrepasa las categorías con cada nuevo proyecto que cae en sus manos. Y no son pocos. En 2020 celebramos el lanzamiento de su álbum “To Love Is To Live” y del libro “C.A.L.M. Crimes Against Love Memories”, ilustrado con fotografías de Johnny Hostile. Y a finales de 2021, nos regocijamos con su interpretación en la nueva película de Jacques Audiard, “PARÍS, Distrito 13”, que inauguró la 18ª edición del Festival de Sevilla. Nos encontramos con ella en el hall de un hotel de la capital andaluza antes de que regresara a Francia, para hablar de su polifacética carrera. Pero también, con una honestidad sobrecogedora, de lo que cuesta sacar adelante las cosas.
En 2020 lanzaste “To Love Is To Live” y “C.A.L.M. Crimes Against Love Memories”. En 2021 se publicó “Utopian Ashes” –tu disco en colaboración con Bobby Gillespie– y ahora estrenas “PARÍS, Distrito 13”, dirigida por Jacques Audiard a partir de una adaptación de tres relatos cortos del dibujante de cómics Adrian Tomine. Estarás acostumbrada al adjetivo “hiperactiva”.
Eso he oído que dicen de mí.
Empecemos con “PARÍS, Distrito 13”. Hiciste el casting para el papel de Amber en pleno confinamiento. ¿De qué manera la situación te ayudó a preparar el rol, teniendo en cuenta que tu personaje en la película es una cam girl que siempre vemos al otro lado de la pantalla?
Prepararse un casting es siempre muy difícil, muy estresante, porque sabes que no eres la única persona que aspira a ese papel y has de concentrarte para dejar de lado los pensamientos negativos sobre el aspecto competitivo de la interpretación. Hacer el casting durante el confinamiento probablemente ayudó, aunque por otros motivos. Estaba en casa con mi pareja, Johnny Hostile, y su mirada sobre todo el proceso, viendo cómo me estaba preparando para la prueba, fue clave. Estuvimos disfrazándonos, medio jugando, probando cosas. Le enseñé lo que tenía pensado para la prueba y me motivó a que hiciera algo más para tratar de apropiarme del personaje. Si no hubiéramos estado aburridos en casa esos días de confinamiento, si no hubiéramos tratado de distraernos para olvidar la angustia que nos provocaba la pandemia, probablemente no hubiese ido más allá de lo que suelo hacer cuando me presento a castings. Supongo que valió la pena.
Además, conocía cómo trabaja Jacques. Sabía que le interesan los actores que se arriesgan, que la cualidad que más aprecia en los intérpretes es su coraje, porque lo había leído en antiguas entrevistas. Jacques dice que admira a los actores que tienen coraje porque él cree que tiene esa cualidad. Con todo esto en mente, estoy convencida de que conseguí el papel porque en la prueba traté de vivirlo y fui un poco más allá de lo que suelo hacer.
En el campo artístico, diría que el coraje forma parte de tu motor creativo.
Me gusta hacer cosas nuevas, cosas que no haya hecho nunca. Me encanta esa sensación de lanzarme al vacío sin red. Es algo que he hecho muchas veces en mi vida, desde que me mudé a Londres por mi cuenta hace más de veinte años. Te aseguro que jamás he planeado mi carrera para que siguiera el camino que ha seguido. Creo firmemente en que hay que mirar cada paso que se da si pretendes escalar una montaña. Es cierto que a veces se complican las cosas, pero siempre va a haber una solución. También te digo que sé que ahora mismo hablo desde una posición privilegiada. Soy muy consciente. Pero creo que el miedo es un buen motor. Actuar era algo que me daba mucho miedo. Hacer castings. Al final, sin embargo, se trata de saber prepararse las cosas. Si te preparas bien, no hay nada que no puedas hacer.
¿Eres muy meticulosa en el proceso creativo?
Supongo. Pero no de manera académica. Estudié tres años en la universidad, así que conozco las dinámicas del mundo académico. Me gusta estudiar, pero desde otra perspectiva. Cuando tengo que grabar o interpretar, leo mucho, intento estudiar las canciones o los personajes desde todos los ángulos posibles. Al tomar decisiones, sin embargo, soy impulsiva. Decido las cosas muy rápidamente y, como soy muy ansiosa, me preparo todo lo que puedo mental y físicamente para estar a la altura. Sobre todo con las actuaciones en directo. A veces tengo miedo de subir a los escenarios. Es un formato muy inusual, nada natural. Pero si me preparo bien, controlo mis miedos y sé que puedo hacerlo.
¿Crees que tienes cosas en común con Amber, tu personaje en “PARÍS, Distrito 13”? Todo esto que cuentas me hace pensar en una cierta idea de la vulnerabilidad del actor. Tú eres actriz. Amber es también actriz.
No creo que Amber sea un personaje vulnerable. Si me parezco en algo a ella es por su libertad, por su mente abierta. Me parece un personaje muy abierto, como si se hubiera encontrado a sí misma y hubiera dejado de buscar; algo que, por otra parte, no sucede con el resto de los personajes de la película, ya que todavía están buscando quiénes son, ya sea sexualmente, socialmente o profesionalmente. Amber ha encontrado algo y a alguien. Creo que esa posición en la vida es algo que me interpela, creo que es una empresaria de sí misma. Encarna un sentido muy amplio de la libertad. No tiene un jefe, tiene sus propios horarios, es sexualmente activa y libre. Si la vulnerabilidad tiene más que ver con la capacidad de amar las cosas, de enamorarse, de interesarse lo suficiente por alguien como para romper cualquier tipo de cuarta pared, entonces sí que creo que Amber es vulnerable.
Hablaba de vulnerabilidad porque eso me evocó la escena de la película en que Amber y Nora –interpretada por Noémi Merlant– están quedándose dormidas cada una en su casa, con los ordenadores encendidos en la cama. Es una escena donde afloran muchas emociones.
Es muy hermosa esa escena y me encanta la imagen de Amber en el ordenador, muy pixelada. Amber se está enamorando. Se siente conectada a alguien más y, supongo que sí, cuando te abres tanto a otra persona eres vulnerable.
En “PARÍS, Distrito 13” todos los personajes huyen del compromiso. A excepción de Amber.
Cuando te enamoras, las cosas pueden ir mal porque te pueden hacer daño y hay un momento en que no hay vuelta atrás. Pero creo que esa también es la fuerza de esta historia. Jacques es un idealista optimista. Presenta un mundo en el que el amor todavía es posible. Da igual que nos comuniquemos a través de pantallas, los muros físicos no le importan, ya que el afecto, de una manera u otra, se impondrá. La película también nos dice que no importa lo mucho que intentes evitar enamorarte, que no importan las historias que te cuentas sobre lo fuerte que eres solo, que no necesitas a nadie más… A veces pasas por períodos así en la vida, pero no duran siempre. Todo esto me lleva al personaje de Camille (lo interpreta Makita Samba), que se encuentra en un duelo profundo por la muerte de su madre y que está evitando cualquier cosa que le haga sufrir tanto de nuevo. Por mucho que lo intentes es imposible vivir así, sin el afecto de los demás. Preguntabas si creía tener cosas en común con Amber, pero yo me siento más conectada a la actitud que tiene Camille en la película.
Me interesa que volvamos al proceso de creación del personaje. En la rueda de prensa, Jacques Audiard ha comentado que él no estuvo en los ensayos de los actores. ¿De qué manera te ha permitido improvisar esa ausencia, ser más creativa con el personaje de Amber?
Es cierto que la manera de dirigir de Jacques no es muy habitual, pero todo fue muy bien. En la rueda de prensa comentó que, por la naturaleza de las escenas, por la desnudez de los personajes, sentía pudor, y por eso no estuvo en los ensayos. Pero creo que sabía muy bien lo que quería de nosotros como actores, y muy especialmente de la pareja formada por Émilie (interpretada por Lucie Zhang) y Camille. Encontrar nuestra propia manera de hacer bailar los cuerpos, los ritmos y coreografías. Hacernos cargo de nuestros propios cuerpos. Su rol como director, creo, estaba muy definido: filmar todo eso y hacerlo bonito.
En el caso de mi personaje, que interactúa principalmente con Nora a través de la pantalla, Jacques me dijo que tenía que pensar en Amber como si estuviera creando su propia puesta en escena, como si estuviera dirigiendo su propio mundo, porque ella elige el ángulo de la cámara, elige la ropa que se pone… Digamos que sí, que tuve que proponer una visión de Amber.
El hecho de que Jacques no estuviera presente en los ensayos todos los días fue en realidad positivo, ya que podía constatar nuestros progresos a la hora de construir los personajes. Se pasaba por el local de ensayo algún día y, entonces, le proponíamos varias cosas que creíamos que podían funcionar. Fue constructivo contar con esa mirada externa, porque nos sentimos muy libres y a la vez él sabía que nos sentíamos así. Creo que él se daba cuenta de que necesitábamos estar a nuestro rollo. Confiaba en el proceso, aunque también es cierto que nunca nos dejó completamente abandonados. Contábamos con el equipo de dirección artística, con los instructores, con un estupendo equipo de maquillaje que estaba siempre ahí. Probamos atuendos, coreografías, maquillajes, peinados… Había que calibrar esos detalles muy bien, porque al filmar en blanco y negro el aspecto de los personajes cambia mucho según cómo vistan o cómo estén maquillados. En los ensayos fue un ir y venir de sala en sala, de departamento en departamento.
Un verdadero trabajo en equipo.
Completamente. Es la primera vez que me doy cuenta de que actuar es solo una pequeña parte de todo esto. Construir un personaje en el cine es un esfuerzo colectivo.
Esto me lleva a la siguiente pregunta. Dado que eres artista musical y también actriz, ¿crees que hay muchas diferencias entre actuar en el cine y en el mundo de la música en relación con este aspecto del trabajo en equipo?
No, tanto el mundo de la música como el del cine son un arte colectivo. Al menos para mí. Siempre he pensado en la música en términos colaborativos. En Savages estaba claro que la banda era la suma de cuatro mujeres. Pero incluso mi proyecto en solitario, que salió en 2020, fue un disco colaborativo de principio a fin de manera intencionada. Coescribí cosas con Romy Madley-Croft, Joe Talbot de IDLES y Johnny Hostile. Invité a músicos de jazz para grabar parte de algunos temas. Trabajé con diferentes productores para las distintas pistas del disco, Atticus Ross en Los Ángeles, Flood en Londres...
Crear en colaboración me gusta, me hace feliz. Creo que tiene que ver con mis raíces, con el hecho de ser la hija de un director de teatro. Crecí en una casa llena de artistas, de actores y colaboradores y esta idea del grupo como motor creativo es algo que conozco muy bien. De esta manera, lo que ves cuando estoy en el escenario cantando es el resultado de todo ese trabajo colaborativo. Aún más: como artista, no creo que nada se haga de manera solitaria. Nunca.
Incluso Jacques, en calidad de guionista de prestigio, siempre trata de que los demás lean lo que ha escrito para poder tener feedback. Desde el primer día estaba en contacto con los productores para saber su opinión. Era algo que necesitaba, del mismo modo que necesita estar rodeado de gente capaz de dársela. Es una manera de trabajar con la que me siento muy afín. Si estás solo en el acto creativo, te desesperas. Estás perdido. Además, no es nada divertido.
Tu última colaboración es el disco “Utopian Ashes”, con Bobby Gillespie. ¿Cómo se fraguó este proyecto?
Me invitó a colaborar en el disco ya hace un tiempo. Sobre 2017. Bobby me preguntó si me apetecía quedar para escribir algunas canciones. Empezamos viéndonos en París y las canciones que fueron saliendo eran duetos, así que me comentó que quería hacer un disco de todo ese material. Acepté tomar parte, aunque mi rol en “Utopian Ashes” (2021) es más secundario: tan solo la escritura de las letras y la interpretación de algunos temas. Él se encargó de todo el disco: arreglos, producción, etc. Tuve la duda de si iba a ser un disco de Bobby Gillespie o si quería que fuera un disco de duetos… Ese es el motivo por el que verás que hay cuatro nombres como autores en el álbum. Es un disco increíble, estoy muy orgullosa de cómo ha quedado. Y, de nuevo, es un trabajo colaborativo, aunque yo lo he vivido de una manera más relajada. Quiero decir: tan solo me presentaba y cantaba. Para mí fue algo nuevo en el mundo de la música, porque en todos mis proyectos me he implicado mucho. Pero, ya sabes, a veces ser solo la cantante está bastante bien, es más relajado. Es otro tipo de compromiso, cierto, con menos responsabilidad y mucho menos estresante. Yo creo que se nota en mi manera de cantar.
¿Estás trabajando en algo nuevo?
Sí, estoy escribiendo temas nuevos para mi próximo disco, que planeo sacar durante este año.
Va a ser difícil seguirte el ritmo. En 2022 también está previsto el estreno de la nueva película de Serge Bozon, “Don Juan”, en la que colaboras.
Sí, con Tahar Rahim y de nuevo con Virginie Efira, con quien trabajé en “Un amor imposible” (Catherine Corsini, 2018). Me sorprendió un poco y me emocionó que Serge me pidiera interpretar en la película a la directora de un teatro, porque mi padre fue director de teatro, como te decía antes. He disfrutado muchísimo este proyecto.
Entiendo que ya habéis terminado de rodar.
Sí, están en posproducción. Me llama la atención el momento profesional en el que me encuentro, ya que 2020 fue bastante traumático. Es cierto que saqué un disco, pero en medio de una pandemia. Invertí dinero en una gira, que iba a ser una gran gira por América y Europa, y luego se canceló a causa de las restricciones. Fue muy duro económicamente, porque con el COVID todo se detuvo. Lancé el disco, pero en el peor momento que uno podría imaginar. Había estado trabajando en él durante dos años, había invertido mucho tiempo y dinero, ya que era mi primera aparición en solitario como Jehnny Beth y era muy importante para mí. Y todo se derrumbó. Pero aun así quise publicarlo y lo hice. No sé qué me llevó a tomar esa decisión, porque materialmente era una locura, todo el mundo estaba encerrado. Pero lo hice y te confieso que el día de su lanzamiento me sentí aliviada. Inmediatamente después, es decir, al día siguiente, comencé a escribir el nuevo álbum. Y, de repente, me invita Jacques a formar parte de su película y, a partir de ahí, un montón de directores me llaman para participar en sus proyectos. Es interesante cómo funciona la vida a veces. Yo no esperaba para nada hacer la película de Jacques, pero el papel de Amber me salvó, a pesar de que en un principio pensé que iba a ser solo una distracción. Ese papel me subió el ánimo en un momento de mi vida en que necesitaba motivarme.
¿Sientes que estás en un nuevo punto de inflexión vital y creativo?
La vida está llena de giros imprevisibles. En el período de un año yo he pasado por situaciones muy distintas y me he sentido como en una montaña rusa. Ahora que vivo en París tras pasar más de doce años en Londres cada vez que me llaman para participar en una película siento que me están dando una vida extra. ∎