Serie

The Kingdom. Exodus

Lars von Trier(T3, Filmin)
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Aprovechando la ampliación del manual de gramática televisiva iniciada por David Lynch y Mark Frost con la fundacional “Twin Peaks” (1990-1991), Lars von Trier recogió el testigo creativo del director de Missoula y, apenas cuatro años después, facturaba “The Kingdom” (1994-1997), teleserie en la que el drama médico y el terror paranormal congelaban el rictus de la audiencia merced a esa capa de humor glacial de la que se servía el cineasta nórdico para ofrecernos una visión crítica de su país. Baste recordar la famosa introducción que precedía a cada capítulo del show, y que vuelve a estar presente en esta nueva adenda, en la que se nos insistía en que el progreso danés se había levantado a costa del esfuerzo y la sangre de los más humildes.

Ahora, un cuarto de siglo después y tras presentarse en el Festival de Venecia, el autor de “Los idiotas” (1998) regresa a aquel hospital maldito no tanto para proponer nuevas formas expresivas de aproximación a la propuesta inicial como para resolver líneas argumentales cerradas en falso, rendir un sentido homenaje a los actores/personajes ya desaparecidos, apelar a la autoconciencia de corte metalingüístico para ofrecernos una revisión desmitificadora de su propia creación y, sobre todo, para poner en solfa un puñado de temas de actualidad que van desde la identidad nacional a las cuestiones de género, pasando por el consentimiento, el ascenso de la ultraderecha o la diversidad étnica.

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En uno de sus habituales golpes de genio, Von Trier reinicia su teleserie de la mano de Karen Svensson (Bodil Jorgensen), una anciana que, tras finalizar el visionado de la segunda entrega de “The Kingdom”, se indigna visiblemente ante su insatisfactorio desenlace. Su enfado la llevará a internarse en el hospital en el que se ambienta la historia a fin de encontrar las respuestas que no le proporciona el argumento, constituyéndose así en heredera directa de la señora Drusse, aquella Miss Marple de lo preternatural que interpretó la fallecida Kirsten Rolffes en las dos primeras entregas.

El cambio de registro que se produce cuando Karen traspasa el umbral del Rigshospitalet nos devuelve a las texturas acuñadas por la serie primigenia (los tonos sepia, la cámara desatada, la vivisección del edificio filmado como un cuerpo), si bien el cineasta danés se limita a invocar sus propios tropos visuales trufándolos de algunos hallazgos (el desopilante rol satánico de Willem Dafoe, las hitchcockianas intervenciones finales de Von Trier, ahora oculto tras las cortinas para no mostrar los estragos causados por la edad) y, eso sí, conservando intacta la potencia de sus imágenes (verbigracia: las apariciones de Age Krüger/Udo Kier).

No es, sin embargo, en el apartado ghost story bañado en nostalgia (no faltan los convenientes flashbacks recordatorios) donde el director de “El jefe de todo esto” (2006), seguramente la película más afín a este “The Kingdom. Exodus”, ofrece su mejor versión, sino en esa puesta al día temática con la que alancea a golpe de mofa las contradicciones de una sociedad danesa invadida por la confusión y la inoperancia, y, por lo tanto, condenada irremediablemente a la extinción. Nunca el pesimismo más recalcitrante fue tan divertido, ni Lars von Trier brilló tanto como maestro del humor. ∎

Nunca es tarde: tercera temporada, veinticinco años después.
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