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A priori, tan excitante parecía la idea de una colaboración de igual a igual entre Devendra Banhart y Noah Georgeson –porque los dos saben encontrar la sublimación de la cadencia musical vintage sesentera pospsicodélica– como frustrante la sensación tras escuchar por primera vez un “Refuge” en clave ambient. Devendra, por ser venezolano afincado en California, combina la luminosidad latinoamericana con el folk hippy íntimo del Canyon, que a su vez entronca con aquellas melodías y arreglos de tono sepia épicos de finales de los 70 –cuando cabían en una misma frase Jim Webb, Glen Campbell y Richard Harris– tan bien plasmados por Noah en “Find Shelter” (2006).
¿Qué les atrajo, pues, a ambos de un estilo tan aparentemente alejado de sus premisas respectivas? ¿Atreverse a explorar los confines de las coincidencias del gusto musical de cada uno incorporando instrumentos digitales? ¿Llevar al límite musical su amistad? ¿Entrenarse para componer bandas sonoras? ¿Un divertimento para combatir y a la vez rebajar los efectos de la pandemia? ¿Un homenaje a la música con que crecieron en casa de padres inclinados a la new age?
El álbum refleja un paisajismo de nostalgia, sobre todo en las dos fantásticas canciones que lo abren y cierran, “Book Of Bringhi” y “Aran In Repose”. La languidez del piano otoñal de la primera, sobre la colcha de teclados, es pura ensoñación, mientras que la quietud melódica a cámara lenta de los siete minutos de la segunda se digiere como ese postre dulce que nos hará conciliar el sueño. Dejan bastante espacio para la meditación (en la volátil y etérea “Into Clouds” sopla algún viento lejano andino a la vera del manantial), con tonalidades asiáticas (el violín achinado de “For Em”), incluso algún atisbo de soundtrack (un tramo de “Peloponnese Lament” encajaría en “La misión”) y colaboraciones de la talla de Mary Lattimore, más bregada en el ambient (esa arpa en “In A Cistern” traspasa incluso musculaturas cardíacas insensibles aupada por la guitarra slide de Nicole Lawrence), o David Ralicke (ha puesto vientos en discos de Future Islands, Natalie Merchant, The Jayhawks o mismamente en el nuevo de Rodrigo Amarante).
En cuanto al grueso de la grabación, es ambient con capas que suben y bajan. Ondulaciones sonoras induciendo a la contemplación. A veces más aislacionista (“A Cat”, “Three Gates”), casi temiendo romper el silencio (“Rise From Your Wave”). Otras más espectral (“Three Gates” y “Sky Burial”), de noche profunda, como su título indica en “Horn In Deep Night”, o con voces como salidas de un áshram en “Asura Cave”, pero en conjunto, pese a generar estímulos que inducen a la relajación pacífica, algo aburrido si se es fan de Banhart poco proclive a la electrónica tras casi una hora escuchando. Suerte (para los no iniciados) de ese precioso final con “Aran In Repose”. ∎