Los
Madee de 2021 son la misma banda que publicó
“L’Antarctica” en 2007 y, al mismo tiempo, un grupo diferente. Eso va más allá de los cambios de miembros (el joven Antonio Postius, exbatería de Mourn, ha sustituido a Lluís Cots). Lo más llamativo es que, al contrario que en sus cuatro primeros álbumes, Ramón Rodríguez ya no canta sus propias composiciones, sino que ahora lo hace sobre textos de Mark Swanson, un poeta y músico de Seattle al que ellos conocieron por ser amigo y colaborador de Jeremy Enigk (Sunny Day Real Estate). La experiencia comenzó, en realidad, con el 7” “Age Of Ruin” (2014), primer intento tibio de reunir al grupo. En cierto modo, es como si la reinvención de Rodríguez como The New Raemon –que se gestó justo en el mismo momento en que “L’Antarctica” se estaba grabando– le hubiese impedido volver a mirar atrás de la misma manera.
Ahora, las canciones de los de Cabrils hablan sobre realidades ajenas. Por ejemplo,
“Blanchard Avenue Blues” tiene que ver con recuerdos sentimentales de Swanson situados en una calle de su ciudad. Al tiempo, esos textos, desasosegados, entre los tormentos, las crisis de identidad, los efectos de la pandemia y las zonas grises de la existencia, son hechos suyos con bastante facilidad por un Ramón que, digámoslo ya, cada año que pasa canta mejor. También por una banda que prefiere optar por los medios tiempos antes que por la urgencia eléctrica de sus inicios, aunque el vibrante inicio con
“Caldera” sea una excepción.
Como escribió acertadamente Juan Manuel Freire, ahora es un grupo emo de mediana edad, pero, en esencia, son los mismos Madee de
“Secret Chamber” (2003) y
“Orion’s Belt” (2004): una banda tensa y elegante al mismo tiempo, capaz de aunar con pasmosa naturalidad la tradición de Fugazi y los citados Sunny Day Real Estate con el pop ochentero en penumbra de The Cure, Echo & The Bunnymen o los U2 de “The Unforgettable Fire” (1984). ¿Soy yo el único que cree escuchar un homenaje a “A Sort Of Homecoming” en
“The Way Home”? ∎