Álbum

Molly Nilsson

ExtremeDark Skies Association-Night School, 2022

Aunque llevar un diario personal le sirve como recurso creativo, Molly Nilsson asegura que no dedica “más de dos horas” a la finalización de sus composiciones. Quizá las transporte completas en su cabeza, como el gran Manuel Alejandro, o puede que lo suyo sea más de improvisar. Lo cierto es que la aparente simplicidad del pop abona una forma inmediata de genialidad que la sueca platino residente en Berlín tiene para regalar.

Aunque no llega a la altura de “Zenith” (2015), la facilidad de Nilsson para dar con la tecla de la emoción sigue asombrando en “Extreme”, su décimo trabajo largo si seguimos computando el 10” de ocho temas “Sólo paraíso” (2014). El hecho de que la mayoría de sus piezas giren alrededor de un bucle sintetizado, el loop infinito, sin apenas distinción de estrofa y estribillo, sobre el cual elabora las melodías vocales y añade sus arreglos de sirope, la convierten en el epítome del eternamente adolescente dream pop. Estilo sencillo donde se inscribe esta princesa ectoplásmica de la androginia y el empoderamiento weird.

Con el blanco y negro geométrico característico de todas sus portadas, operando con la total independencia que lleva siempre por bandera desde su estudio casero de Berlín, empeñada en autoproducirse y en parecerse a algún oscuro proyecto gótico-sentimental entre Italians Do It Better y el live pub de “Twin Peaks”, Nilsson entrega este nuevo trabajo a través de su sello Dark Skies Association y los escoceses sibaritas de Night School, hogar de otras venus secretas del underground como Rose McDowall o Ela Orleans.

Grabado entre 2019 y 2020, el año de la pandemia y del inicio de nuestros –por ahora– infelices años veinte, “Extreme” se estrena con el tema “Absolute Power”, nuevo himno emancipador de Nilsson contra las fuerzas irresistibles del sistema. Entre ellas incluye el recién descubierto “agujero negro en el centro de la galaxia”, ante el que se planta con las únicas armas de su individualidad extrema y unas sorprendentes guitarras eléctricas.

Los hits emocionales continúan con “Earth Girls”, donde canta “women have no place in this world”; “Sweet Smell Of Success”, crítica al actual culto del éxito y la perfección; las iconoclastas “Take Me To Your Leader” y “Avoid Heaven”, donde ofrece otro tipo de paraíso gracias, sobre todo, a su celestial línea de sintetizador; o la euforia crepuscular de “Pompeii” para cerrar un disco que permite imaginar, sin especial rigor u obligación, un discurso: el carpe diem, la capacidad de perdonarse, el simple gozo de la existencia.

Los discos de la sueca siguen sonando a baja fidelidad. La pregunta de cómo resultarían sin esa pátina, vaho o congestión casera que les imprime sin ningún pudor solo tiene, también por ahora, una respuesta lógica: no serían ella misma. Una artista especial, con imaginario propio e intransferible sonido. “Extreme” no esconde cartas bajo la manga, es un disco donde melancolía y felicidad pueden pronunciarse como sinónimos. Un álbum que es puro Molly Nilsson, para bien o para mal. Pero más de lo primero. Muchísimo más. ∎

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