Que Skepta ha abandonado la ética grime de sus comienzos es algo que ya quedó de manifiesto en sus pasos posteriores a “Konnichiwa” (2016), pilar discográfico de dicha liturgia urbana londinense que, junto a Stormzy, llevó a nivel mainstream, ahora consolidada en toda su dimensión por medio de artilugios como el EP aquí presente. No en vano, es a raíz de su escalada a la primera división pop como Skepta está demostrando que el traje de abanderado grime le empieza a quedar pequeño. Sus aspiraciones apuntan más alto, lo cual queda plenamente simbolizado en “Nirvana”, colaboración con J Balvin, donde abraza la ortodoxia del reguetón a través de una producción de relieves trap, articulada en torno a un excitante hilado de ad-libs. Otro buen ejemplo de su capacidad para absorber influencias externas a la filosofía grime es “Peace Of Mind”, en la que Kid Cudi proporciona esencia trap a una canción donde reluce la intervención del nuevo valor nigeriano Teezee. Quizá porque Skepta hace tiempo que ha entendido que el trap es el pop del siglo XXI sus cauces expresivos surcan dichos raíles hacia un objetivo final: su consumación como estrella de un star system al que hace un guiño inequívoco por medio de la lustrosa producción de este EP, prueba de sus facultades y visión, ahora que está pregonando su deseo de dedicarse exclusivamente a la producción, con Rihanna como objetivo central de sus ambiciones.
Detalles como este último explican que la única concesión real a sus orígenes sea “Eyes On Me”, por otra parte, reflejo pletórico de su rico pasado grime. Dicho corte no deja de ser un recordatorio personal para no perder su ADN, el mismo que filtra de manera minimal en las venas de “Lit Like This” e incluso en “Bellator”, donde encuentra la cadencia para adecuar su dicción grime bajo gramática trap.
Con semejantes mimbres, “All In” traspasa su condición de EP para erigirse en piedra de toque actitudinal en la trayectoria de este todoterreno que, desde algún medio como ‘The Quietus’, ha llegado a ser descrito como el actual Jay-Z británico. Aunque pueda sonar ciertamente aventurada dicha descripción, no anda muy alejada del espíritu que anida en este trabajo de metraje corto, aunque de miras mucho mayores de lo que pueda parecer a primera vista.
Tras relatar las virtudes de su renovación del DNI, cabe especificar que, después de los poderes mostrados por Skepta a lo largo de toda su carrera, hay que entender el espíritu de transición que desprende este disco, el cual no deja de ser un borrador de la esperada rúbrica personalizada en futuros esfuerzos discográficos por parte de un tipo cuya ambición no conoce límites y, como tal, necesita ser saciada con saltos mortales sin red que, ahora mismo, solo se intuyen en su adscripción a una metodología trap que tiende a ser fagocitada en su genoma. Y eso es lo que, finalmente, nos muestra “All In”, un “elige tu propia aventura” compuesto de dos posibles caminos: el de la mimetización con los postulados yanquis trap o el del vampirismo grime. Entre esos dos extremos oscila un trabajo que, esperemos, pueda ser considerado como menor en años venideros, y no solo por sus logros como productor… ∎