¿Alguien se acuerda de Sofa? Me atrevería a decir que nadie (o casi nadie): el cuarteto de Montreal –Scott Clarkson (bajo), Brad Todd (voz, cintas), Keith Marchand (batería) e Ian Ilavski (guitarra, teclados)– fue el primer combo que publico Constellation Records (Ilavski fundó el sello junto a Don Wilkie) y su escasa producción (algunas casetes autoeditadas y un único LP) no trascendió más allá de los más interesados por los sonidos más enterrados en el subsuelo de los 90. Así que esta recuperación –en doble vinilo y digital– se antoja muy pertinente si tenemos en cuenta la actual revitalización de determinadas células de eso que llamamos post-punk.
“Source Crossfire” recupera la mayor parte de “Grey” (1997), el único largo de la banda, y añade, en las caras 3 y 4 del vinilo, cortes procedentes de “Town Unsafe” y “Record”, dos cintas autoeditadas en la primavera de 1995. Todo, por supuesto, convenientemente remasterizado y envuelto en un cuidado artwork firmado por el vocalista.
Alguien definió a Sofa como un cruce entre Big Black y Joy Division. Algo (mucho) de eso hay en sus canciones, pero también bastantes trazas del slowcore que salió de los sótanos de Slint y Codeine, un sonido denso y cristalino a la vez donde los remansos de recogimiento introspectivo daban paso a dentelladas de densa catarsis eléctrica.
La voz grave de Todd, la batería espídica de Marchand y la guitarra de Ilavski conseguían levantar auténticos vendavales de rock oscuro y angustioso: escuchen “Ch2Ch”, “Comma” o “Monotone”, por ejemplo, y creerán encontrarse en una habitación cerrada a cal y canto con los espíritus de Ian Curtis y Steve Albini peleando por salir a la luz.
Confrontar los temas de las casetes con los del álbum permite detectar una evolución que los llevó de la tosquedad de sus experimentos más slowcore al post-hardcore y al post-punk sin refinar que floreció en el álbum: lástima que el proyecto languideciera antes de explorar todas sus posibilidades.
Algunos de los miembros de Sofa siguieron en activo (a Ilavski se le puede rastrear, por ejemplo, en Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra), pero desenterrar el legado de esta banda fugaz y visceral es un verdadero acto de justicia, uno más en las inagotables canteras subterráneas de la música pop(ular) del siglo XX. ∎