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No es por hacer apología de los bares, que también, pero si no fuera por el Grace Darling de Melbourne, los australianos Amyl And The Sniffers no estarían sonando en los antros del mundo entero. Este cuarteto de punks se conoció allí en 2015, grabó su primer EP, “Giddy Up” (Autoeditado, 2016), en un subidón de doce horas y decidió bautizarse como el nitrito de amilo, ese ambientador festivo comúnmente conocido como “popper”. ¿Puede que exista alguna conexión con la nihilista “Jubilee” (Derek Jarman, 1978), en la que una de las protagonistas era Pamela Rooke aka Amyl Nitrate, icono punk de los 70 y protegida de Malcolm McLaren? Podría ser casualidad, o no.
Pero hay algunas sincronías que se repiten, y una de nosotras –Alba– pudo conocer a la troupe de Amyl en la asociación cultural Meteoro, de Barcelona. La cantante Amy Taylor fue al concierto de Institute en junio de 2019, y un Meteoro incrédulo terminó organizando un concierto autogestionado de la banda para sus parroquianos. Un movimiento altruista para todo aquel que los ha ayudado a crecer y seguir en pie: entrada gratuita, fuet y cajas de esa esencia limpiabotas, la cual conecta y establece una peculiar sinergia entre la banda y el espacio, cuyos rincones emiten ese aroma tan fugaz pero que a veces permanece en la memoria de los asiduos.
Amyl And The Sniffers –influenciados por Rose Tattoo, Plasmatics y Cosmic Psychos, pero también por Slowthai o Barkaa– no eran poquita cosa cuando reventaron con su concierto el aforo del Meteoro. Su debut, “Amyl And The Sniffers” (Rough Trade, 2019), había sido elegido mejor disco rock del año en los premios ARIA de aquel año y su gira había cruzado el océano en todas direcciones. Era una llamada a la fiesta, pero también un alegato contra los juegos de poder y la autoridad, como bien dicta la punk-etiqueta.
En el irónico “Comfort To Me” (Rough Trade-Popstock!, 2021), el encierro global les había pinzado el nervio con consecuencias agridulces. Más enfado, pero también más tiempo para componer un disco que se ha politizado hacia el feminismo y que transmite el placer que Amy Taylor –el grupo lo completan Gus Romer (bajo), Bryce Wilson (batería) y Dec Martens (guitarra)– descubrió en la lectura. Canciones como “Capital” se inspiran en la obra del historiador Yuval Noaḥ Harari a la vez que condenan la mala gestión de la crisis, los macroincendios y el desprestigio de los indígenas australianos por parte del primer ministro Scott Morrison. Con tanta carga simbólica, charlamos con la portavoz para saber todo lo que se cuece, no solo en el disco, sino también en su carrera de icónica punk en la Australia rural.
Nos encantan las 37 portadas que pintaste para celebrar el lanzamiento de “Comfort To Me”. Fue tu primera incursión en la pintura. ¿Qué lo motivó?
Me encanta estar ocupada y, mientras esperaba el lanzamiento del álbum, comencé a pintar en lienzo y me di cuenta de que me hacía muy feliz. Pintar diferentes opciones de portada convertía el proceso de espera en algo más emocionante todavía. Hice nada menos que 37 versiones en un mes y se las regalé a todas las personas que habían participado en su producción, desde los miembros de la banda a nuestros mánagers, sello discográfico… Fue una buena forma de agradecerles su implicación. Ahora ya estamos preparados para la gira.
Vemos que ya estás preparando el equipaje. ¿Vas a llevarte la camiseta “Learn Black History”? Es una de nuestras favoritas, el mensaje es apabullante.
Fue un regalo de Aretha Brown, una artista y activista que la diseñó para visibilizar la historia de Australia, marcada por revueltas y colonización. Es un mensaje realmente importante, porque no nos enseñan esta parte de la historia en la escuela. Son las culturas indígenas más antiguas del mundo. Si lo piensas, las pirámides de Egipto tienen 5000 años, pero el otro día vi un bumerán que tenía 10.000 años y sigue usándose, evolucionando. No es historia, todavía está sucediendo, debemos tenerlo en cuenta.
Que lleves estas camisetas en conciertos mainstream es una buena declaración. ¿Qué tal fue la gira con Foo Fighters? ¿Cómo te sientes?
Me divertí mucho, sinceramente. Me encantó por mi factor fan, pero también porque supuso un hito importante. Subir al escenario frente a tanto público es muy emocionante. Y pude pasar el rato con Dave Grohl, bebiendo, fumando y escuchando sus loquísimas historias sobre las drogas y Kurt Cobain, mientras comíamos pollo frito. Esto es historia de la música.
¿Tienen alguna petición especial para el camerino?
¡La comida! Dios mío, comí tanto, nada me hace más feliz que un buen catering, y no veas el que nos prepararon. Había una mesa llena de embutidos y fruta fresca y te podían hacer zumo al momento. Solo en la primera noche comí mariscos a la marinera, currywurst, espaldilla de ternera y había una nevera llena de helado y te podías preparar todos los conos que quisieras. ¡Fue como estar en el cielo! Aunque luego toqué un poco más lenta de lo habitual, porque estaba llenísima (se ríe).
Mientras estás de gira es importante sentirte cómoda con tanto trajín de una ciudad a otra. ¿Tienes algunas rutinas que te ayuden al viajar?
Aún lo paso un poco mal con eso porque no he encontrado la mejor manera de hacerlo. Pero recuerdo especialmente cuando tocamos en la sala Meteoro de Barcelona, que nos sirvió un catering de fuet y muchísimas botellas de Jungle Juice. Estábamos muy estresados con la gira y encontramos a esta gente, tan buena y familiar que nos hizo sentir como en casa. Para mí, la comodidad es cuando conectas con alguien, haces un amigo o comes bien.
¿Ves posible estar en el mainstream y a la vez mantenerte afín a tus principios? ¿Qué nuevas vías de apoyo o activismo se te abren?
Para ser honesta, todavía estoy aprendiendo, soy muy joven. Siento que me queda mucho por saber sobre la integridad, la moral y la importancia de la política, pero está en mi lista, quiero tener unos buenos principios. Como mujer, no me siento tan segura de mi voz, pero es importante para mí encontrarla y que también sirva para defender la integridad de otras personas.
¡Tu presencia encima del escenario ya es una declaración de intenciones!
Sí lo es, a la mierda las críticas, quiero sentirme libre y auténtica. El mundo está loco y se enfoca toda la presión sobre el individuo para solucionarlo, cuando es el gobierno quien debería ponerse manos a la obra.
Siempre citas a Dolly Parton como referente en materia de autenticidad. ¿Qué supone para ti?
Creo que es una mujer increíble, es fuerte y hace evidente que está orgullosa de su identidad, sus grandes pechos y su enorme melena. Tiene muchísimo respeto hacía otras mujeres, se mantiene fuerte sin ser malvada y es tan rápida e inteligente que puede hacer palidecer a cualquier hombre. Nadie la va a tratar mal, se hace escuchar.
¡No podemos resistirnos a preguntarte por Billy Nomates!
La conocí recientemente, cuando actué con Sleaford Mods en Nottingham; ella era su telonera. Soy una gran admiradora suya, es superamigable y a la vez muy íntegra e inteligente, implicada en las luchas políticas. No le importa ir de guay, va a lo suyo y que les jodan.
Imagina una colaboración entre Nomates, Parton y tú. Algo así como Madonna con Christina Aguilera y Britney Spears en los 2000.
Me encanta, ¡sería una locura! Sacaríamos una canción increíble. Me haría religiosa solo para rezar y que esto pudiera suceder.
Y en los últimos años, con las marcas de moda buscando nuevas identidades, ¿qué ha supuesto para ti colaborar con Gucci?
Fue muy divertido y, sinceramente, estaba bastante intimidada porque no pertenezco al mundo de la moda y tener esta oportunidad fue como “joder, hagámoslo, veamos qué sucede”. Como vosotras, soy de un pueblo pequeño y allí es una locura que le pase esto a cualquiera, incluida a mí. Recuerdo a Gus Romer, nuestro bajista, gritando que era un modelo de Gucci a cada oportunidad. ¿Conoces la película “El diablo viste de Prada” (David Frankel, 2006)? Pensé que todos serían así, muy exigentes, y realmente no lo fueron. Era un gran equipo de trabajo y todos se comportaron muy amablemente.
Podemos acercarnos a esa marca y usarla para llegar a otras personas, ¡subvertirla!
Exactamente, y también necesito dinero para sobrevivir, no tengo otro trabajo. Este es mi trabajo y en general la industria de la música, como vosotras sabéis, no es una industria que comercie con mucho dinero. No puedes vender 200 discos y vivir de ello, tienes que hacer otros trabajos y probar especialidades diferentes. Yo también tengo que hacerlo, y puede que sea una versión increíble, extraña y jodida de esto, pero tienes que aceptar trabajos a los que no estás acostumbrada, porque así es la vida.
Estamos haciendo muchos trabajos diferentes para conseguir dinero, y si podemos lucir genial haciéndolo, que así sea. Pero, cambiando de tema, ¿cómo se te ocurren ideas para tus videoclips? En conjunto parecen un videojuego contigo bailando en diferentes pantallas, enfrentándote a enemigos invisibles o al propio espectador.
Es una interpretación increíble, porque disfruto mucho en esos momentos y, sí, me siento como si peleara contra monstruos invisibles. Es algo que hago a diario. Los dirige John (se refiere a John Angus Stewart), que es mi pareja y ha inspirado muchas de las canciones del álbum. Siento que en estos videoclips supo captar mi esencia, tiene un ojo increíble, ve lo enojada que estoy y lo complicada que es la vida.
Si compartís intimidad, él puede ver muchas otras facetas de ti a las que el resto no tiene acceso.
Exacto, y es realmente difícil entender cómo me encuentro, quién soy. Si tengo el control creativo de los vídeos puedo mostrarme al mundo como quiero que me vean en lugar de que lo decidan otros. Pasa lo mismo cuando un amigo te muestra una foto tuya en la que te ves bien, quizá al principio no lo entiendas, pero luego ves lo bueno que la otra persona ve en ti. ¿Tiene sentido?
Sí, un amigo siempre te mira con buenos ojos y te da un retrato más exacto de ti mismo.
Te dice quién eres realmente, en lugar de lo que otros quieren proyectar en ti.
En la banda eres la persona que más se expone, mientras que el resto está en segundo término. Parecen muy serios, pero seguro que tienen personalidades increíbles.
Cada uno de ellos es espectacular. Gus Romer está tan jodidamente loco… Adora el McDonalds, tiene una cuenta de Instagram donde reseña batidos de leches y ama todo lo relacionado con los vinilos y la música. Es muy elocuente, siempre encuentra las palabras justas. Bryce Wilson es tan dulce y gentil, se preocupa por el mundo. Además, tiene tanto talento musical, se le dan bien todos los instrumentos. Y a Dec Martens le encanta la fiesta y todo lo relacionado con el rock’n’roll. Son unos tipos estupendos. A menudo se mantienen al margen porque a mí me gusta mucho hablar y llamo más la atención, pero son personas interesantísimas.
Y es hora de que los hombres cedan su espacio a las mujeres, ¡es justicia social!
Exactamente, y están orgullosos de ser representados por una mujer, les encanta cuando trato temas feministas y apoyan lo valiente que soy.
Hablando de feminismos, en varias entrevistas cuentas que descubriste tu amor por la lectura con “La mujer invisible. Descubre cómo los datos configuran un mundo hecho por y para los hombres” (2019; en España 2020), de Caroline Criado Perez. ¿Qué estás leyendo ahora?
¿Lo habéis leído? Ese libro cambió mi vida. Trata de la brecha de datos en temas de género, por ejemplo de que no se testan medicamentos con mujeres y terminamos recibiendo la medicación equivocada. Creo que todo el mundo debería leerlo, es tan importante y tan bien estructurado… También hay otro libro que recomiendo muchísimo sobre la historia indígena australiana, “Dark Emu. Aboriginal Australia And The Birth Of Agriculture” (2018), de Bruce Pascoe. Explica los orígenes de esta civilización antes de que entraran los blancos, todas las tecnologías y documentación que muchas personas desconocen.
Apuntados todos, ¡qué ganas de verte por fin en Barcelona!
Deberíamos encontrarnos y salir de fiesta juntas. ∎