Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.
Primavera Sound lleva años luciendo el lema de “Created In Barcelona”, pero cada vez siente un impulso más grande de viajar y ver mundo. En 2022 estrenará citas en Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina. Hablamos con Gabi Ruiz, uno de los directores del evento.
Primavera Sound se prepara para un salto exponencial en 2022: a la redoblada edición de Barcelona y las ya contempladas de Oporto y Los Ángeles, se sumarán otras tres plazas, São Paulo (del 31 de octubre al 6 de noviembre), Santiago de Chile y Buenos Aires (ambos del 7 al 13 de noviembre). Un desembarco a lo grande en Latinoamérica del que nos da detalles el ideólogo y codirector del festival, Gabi Ruiz, que también se pronuncia sobre cuál cree que será el escenario de la música en directo en los próximos meses, reafirmándose en la necesidad del ser humano de encontrarse en comunidad, más allá del streaming y los metaversos.
Todo apunta a que Primavera Sound va a dar un salto global el año que viene.
Lo venimos preparando desde 2017. En 2019 anunciamos la edición de Los Ángeles, que ahora, tras la pandemia, será en 2022. La idea era construir ese puente que ya empezamos con Oporto. Sumando ahora Brasil, Chile y Argentina, parece un recorrido que tiene toda la lógica del mundo para el mundo latino.
¿Con qué claves se eligen estas tres capitales de Suramérica?
São Paulo es el motor económico de Brasil, que es en sí mismo un continente. Una ciudad superexcitante, inabarcable, donde pasan miles de cosas y con una tradición musical impresionante. Buenos Aires es la capital del mundo latino y una ciudad de referencia para el rock en español. Y Santiago es una urbe muy interesante y pujante. Chile es un país estable, que nos da seguridad, y donde empezamos a establecer relaciones desde hace unos diez años, a través de nuestra sección Pro. Era casi inevitable terminar desembarcando en Santiago, porque su visión del Primavera y de la cultura coincide mucho con la nuestra. Están buscando potenciar las bandas chilenas y el trabajo que están haciendo es muy bueno. Y es también inevitable que todo termine después en Los Ángeles, porque si no damos una salida a todo esto hacia el mercado norteamericano, se pierde un poco el sentido. Vamos a construir una comunidad global alrededor del Primavera, no ya como festival, sino como comunidad musical y alrededor de temas como el medioambiente, la sostenibilidad y la igualdad.
¿Qué aforos van a tener estos festivales?
Los tres festivales sudamericanos los estamos dimensionando para unas 50.000 o 60.000 personas. Será quizá un poco menos que el de Barcelona, pero van a ser festivales grandes. La idea es ir y permanecer. Así lo tenemos ya acordado. E ir a aforos importantes.
Chile y Argentina son parte de ese mundo latino, y también Brasil, si bien siempre está en una órbita aparte, con su escena y ecosistema musical propio.
Es muy curioso ver que ahora la explosión del reguetón, con fenómenos como Bad Bunny, en Brasil no se está produciendo. Debe de ser uno de los pocos países del mundo donde es así, porque incluso en Portugal sí que está pasando. Brasil tiene una tradición musical propia muy distintiva, aunque el hip hop, por ejemplo, sí que pega fuerte allí, y las músicas negras, de baile.
Desde el punto de vista artístico, ¿qué particularidades tendrán esas ediciones respecto a la de Barcelona?
No puedes hacer exactamente lo mismo en cada lugar, de igual modo que hay bandas que en Barcelona llenan un Apolo y en Estados Unidos meten a 15.000 personas. Pero seguimos las mismas líneas que siempre hemos reivindicado: los clásicos, la calidad, la actualidad y la diversidad, y los carteles paritarios, y mirar a la electrónica de otra manera, trabajar la experimentación y no olvidar géneros como, por ejemplo, el flamenco, que llevaremos a Los Ángeles.
¿Qué percepción tienes de cómo reciben al transatlántico Primavera Sound en esos países?
Pues, ahora mismo, con mucha ilusión. La gente que conoce el festival está muy emocionada, porque no tienen allí un modelo similar al de Barcelona. Vamos a proponer cosas que en Barcelona llevamos muchos años haciendo y que no son normales en esas ciudades, como sacar el festival a las calles. Habrá unos días gratuitos repartidos por los clubes, implicando a la escena local. Estamos trabajando en temas de barrio, sociales, intentando adelantarnos a las posibles molestias que causemos, y para que el festival tenga un retorno. Porque no es cuestión de llegar, montar el gran show y no dejar nada allí. Se trata de implicarse en el tejido cultural.
Esos tres festivales en Sudamérica, en fechas muy cercanas o coincidentes, pueden ser un motor de nuevas giras.
Estamos ayudando a que eso suceda y ya tenemos socios en Colombia, Uruguay, Paraguay… Como es tan difícil llevar a las bandas más grandes a esos países, pues una vez que están en la región, estamos dando fechas alternativas. O en Brasil, que como decía antes, es un continente en sí mismo: allí estamos ofreciendo dos o tres fechas a todas las bandas.
¿Cuándo se dará a conocer el cartel de estos festivales?
Los de Latinoamérica esperamos que sea a finales de marzo o principios de abril. Dejaremos que pase Lollapalooza. No tenemos problemas con nadie, hemos hablado con ellos y habrá paz y buena sintonía. Cada año dejaremos que pase Lollapalooza y nosotros nos pondremos después en marcha.
Y en estos meses habrá que ver cómo evoluciona la pandemia.
Allí ahora las cosas están bastante tranquilas. En Chile y en Argentina van bien en la vacunación. En Brasil, un poco más lentos, pero ahí se está vacunando también todo el mundo. Yo soy muy partidario de la ciencia. La vacuna tiene que disipar todas las dudas.
¿Qué protocolos sanitarios te imaginas para esos festivales?
Creo que funcionaremos con el pasaporte COVID. Por lo que he visto allí y lo que he hablado, eso ya es así ahora mismo. En Brasil lo piden en bares y restaurantes, como empieza a suceder aquí ahora, y la gente responde sin problemas.
Pensando a escala más global, ¿cuáles son las expectativas de cara a las giras internacionales de 2022?
Las grandes giras se han curado en salud, pero yo espero que a partir de marzo puedan volver a Europa con naturalidad. Si no, va a ser un desastre, porque está todo programado. Si tú llamas a cualquier arena europea, no tiene ninguna fecha hasta finales de 2023. Si creemos en la ciencia, ya que gracias a ella hemos llegado hasta donde estamos, hemos de creer en la vacuna. Llevamos siglos utilizándolas. Los promotores, evidentemente, estamos totalmente a favor.
Ya hay grandes giras en Estados Unidos, pero no en Europa.
Estadios y festivales grandes, sí. El Lollapalooza metió hace poco a 100.000 personas en Chicago, sin mascarilla ni distancia social. La vacunación ha llevado a que haya muchísimos menos pacientes graves en los hospitales. Pero en Europa cada país va por su lado, y existe ese miedo sobre cómo lo vamos a hacer. Los norteamericanos no entienden que no haya una sola reglamentación para toda una gira europea. Nos tenemos que poner de acuerdo.
Si todo va bien, surge otro peligro: ¿puede haber un exceso de oferta de conciertos el año que viene?
Lo va a haber, porque la industria tiene una lógica: sacar disco, girarlo en venues, luego en festivales… Eso se interrumpió, pero tiene que volver. Va a haber una saturación. Pero la gente tiene ganas de conciertos. Estamos viendo que la mayoría son sold outs.
En Barcelona, en 2022, en unas pocas semanas del mes de junio se sucederán la 20ª edición de Primavera Sound, con sendos fines de semana y un intenso programa de salas entre ambos, y el Sónar, además de conciertos como los de Red Hot Chili Peppers, Dua Lipa o Alicia Keys. ¿Es imaginable que pueda haber una coordinación para potenciar la ciudad como sede de grandes eventos musicales?
Es lo que está intentando Primavera Sound. Una de las ideas es intentar vender la ciudad como capital de la música en esas semanas. El Primavera ha ejercido un poco de imán y los promotores no lo ven como algo negativo. Hay un público que consumirá toda esa música. Hasta donde yo sé, todas las ventas van bien. Nosotros nos hemos tirado un poco al charco, a ver si la ciudad nos sigue. Estamos programando cabezas de cartel en clubes, cediéndoles los ingresos por todo ese tiempo en que todo el mundo lo ha pasado mal. Podemos convertir esto en un South By Southwest de Austin a la europea, y cuanta más gente venga, mucho mejor. Serán dos o tres semanas en las que va a estar aquí todo el mundo. Estamos intentando hablar con el Ayuntamiento de Barcelona porque, oye, ya que va a pasar, a ver qué podemos hacer. Nuestra idea es consolidar un modelo que creo que le viene fantástico a la ciudad, porque si queremos cambiar un poco esa visión del turismo de botellón y de alpargata, algo tendremos que ofrecer. Debemos confiar en nosotros mismos, porque el producto que tenemos es de primer nivel.
¿En qué podrían contribuir el Ayuntamiento u otras administraciones?
Facilitándonos las cosas. Igual que nosotros hemos abierto una fundación para dialogar con el barrio, pues que el Ayuntamiento forme parte de ese diálogo, ya que muchos problemas que los grandes eventos pueden generar no nos corresponde solucionarlos, porque no tenemos poder ni legalmente podemos hacerlo. También nos podemos unir e ir a vender esto al extranjero, para ofrecer una imagen que vaya más allá de la Sagrada Família y los cruceros. Ya no es una cuestión de dinero. Nosotros llevamos por el mundo el lema de “Created In Barcelona”, que vamos a poner en letras grandes en todos los festivales con marca Primavera. Hagamos acciones coordinadas, llevemos el Pro, montemos charlas sobre la ciudad, intentemos colarnos en los mercados culturales, vendamos esa idea de que Barcelona es una capital cultural a nivel mundial, porque realmente lo es, en particular en música. Cuando yo explico nuestro modelo, la respuesta siempre es admirativa: “Claro, es que Barcelona…”. Siempre es Barcelona. Y me parece perfecto que Madrid suba, y me alegro mucho, porque cuanto mejor le vaya a mi vecino, mejor me va a ir a mí. Madrid no va a ser la nueva Barcelona. Madrid va a ser la nueva Madrid, y Barcelona, la nueva Barcelona, la de siempre, porque hacemos bien las cosas. Pongámonos todos de acuerdo, que aquí parece que si estás a favor de algo es porque estás en contra de lo otro. Eso pasa en todos los temas de la ciudad: si fulanito está a favor de una cosa, el otro está en contra. Y no puede ser. Hemos de recuperar aquella unanimidad del alcalde Pasqual Maragall. Estábamos todos muy orgullosos de ser de Barcelona. Debemos remar todos a favor, y dejarnos de esas tonterías de que en esta ciudad todo va mal.
¿Hay intenciones políticas en ese relato?
Evidentemente, pero lo peor es que nos lo creamos nosotros, que ese mensaje sea asumido como una especie de castigo. Yo no me voy a poner ni de un lado ni del otro, pero está claro que el mensaje es “os habéis portado mal y mira lo que pasa”. Pero nosotros seguimos siendo la misma gente, la misma Barcelona.
¿Por qué cayó C. Tangana del Primavera?
Pues mira, sus fechas y las nuestras no son las mismas. Un músico como Tangana puede estar en 2020 en un momento de su carrera y en 2022 haber cambiado sus circunstancias totalmente. Pero, más allá de Tangana, podría decir que si un músico no necesita al Primavera, el Primavera tampoco lo necesita a él. Pero ocurre que pasados dos años aquel artista ya no tiene nada que ver con el de ahora, y eso yo lo entiendo y hasta lo puedo compartir. Hablamos de Tangana, pero ha pasado también con bandas que durante este tiempo se han llegado a separar o cuyos planes logísticos ya no son los mismos.
La pandemia ha acelerado el consumo digital y el streaming, y se van formulando ideas para suplir o complementar la música en directo, como el metaverso. ¿Ves un camino ahí?
Hay oficios que son los más antiguos del mundo y que se pueden llevar al metaverso, y me parece muy bien, pero la realidad seguirá estando ahí. El ser humano lleva cantando y bailando en comunidad miles y miles de años. Antes de la escritura. Y eso no va a cambiar, o al menos yo no lo veo. Que haya nuevos formatos y lenguajes, seguro que sí. Pero nosotros hicimos aquel vídeo durante la pandemia que decía “volveremos a bailar juntos”, con contacto, socializando, que es muy importante para el ser humano. Muchas empresas han invertido en el streaming, porque los fondos de inversión son muy rápidos, y mira, mucha gente se ha arruinado. No ha funcionado, ni creo que en los próximos años vaya a funcionar. A menos que nuestro planeta viva en pandemia permanente. ∎