Jazz cosmopolita con raíces. Foto: Adama Jalloh
Jazz cosmopolita con raíces. Foto: Adama Jalloh

Entrevista

Nubya Garcia: tradición y diferencia

Indagar en las raíces familiares a la vez que ingresar en el perenne diálogo musical inherente a la colosal historia del jazz, esa escuela tan dada a flujos y reinvenciones. Esta es la propuesta de la saxofonista Nubya Garcia, singular representante de la celebrada nueva escena de Londres, ciudad donde el cosmopolitismo ya no es un mero ideal sino una realidad palpable.

Ella lo definiría “más bien como una comunidad, donde los integrantes crecieron bebiendo de tradiciones mixtas, con elementos que se manifestaron en nosotros de formas muy individuales, proceso que sucede cuando vives en un entorno metropolitano diverso”. En esta realidad heterogénea, “la gente está planteándose que la noción de ‘género’ es cada vez más arcaica. Aunque pueda ser útil, corre el riesgo de convertirse en un factor limitador”. Así, aunque no sería incorrecto llamarla “artista de jazz”, concepto del cual no se quiere desvincular, es “una descripción que oculta muchas otras cosas que he absorbido a lo largo de mi vida y que también me representan”. 

Se ha puesto fin, pues, a la identidad cerrada y monolítica, a favor de la flexibilidad sin fronteras adoptada por Nubya Garcia, que ha colaborado cómodamente con DJs y MCs locales, aunque por supuesto se declara particularmente estudiosa del post-bop y sus ramales más místicos. “Llevo desde los once años interactuando con las diversas fases y dialectos del género. Las historias de esos discos confluían con las historias de mi propio entorno, mientras me iba descubriendo como persona”. La confluencia tanto personal como comunal entre ese apego por los clásicos y el hincapié en el eclecticismo estilístico se puede observar en la reciente recopilación “Blue Note Re:imagined” (2020), protagonizada por voces de la mencionada escena británica. Garcia opta por recuperar un corte de Joe Henderson, uno de sus héroes. Condimenta la sonoridad original con elementos de hip hop y funk. “Mi idea era ilustrar el continuo movimiento del jazz, demostrar su eterno retorno”, planteando así “una versión que es simultáneamente un homenaje y una reinvención”.

“Eso es lo que adoro de la composición jazzística, su volatilidad e incesante variabilidad a través de los conciertos”

A pesar de comentarios reduccionistas que intentan explicar la música de Garcia en base a su etnia, sexo o circunstancias vitales, ella admite que “poco me interesa bregar con las interpretaciones que cada oyente o crítico es libre de hacer”, pues ya tiene suficiente “con analizarme a mí misma, que es precisamente lo que hago como creadora. Lo importante es que la obra que saco al exterior sirva como explicación original de mis inquietudes. Su nuevo álbum, Source” (Concord Jazz-Universal, 2020), es indiscutiblemente personal. Diseñó la estructura y el significado de prácticamente todas las pistas, e insistió en una grabación espontánea, que no improvisada, irrumpiendo en el estudio junto a su cuarteto habitual para tallar “diversos cortes que nunca habíamos ensayado, a la búsqueda de tomas radicalmente frescas, propias de su momento. Si lo hiciéramos dentro de un año, sonaría completamente distinto, lo que me resulta fascinante”. Por supuesto, algunos de los temas ya se transformaron en directos recientes que han sido desgraciadamente pocos, por razones pandémicas: “Eso es lo que adoro de la composición jazzística, su volatilidad e incesante variabilidad a través de los conciertos”. En lo instrumental, es particularmente brillante la compenetración que tiene con su teclista, Joe Armon-Jones, interesado en trascender el piano clásico y utilizar espaciosamente el Rhodes si les parecía “instintivamente que la canción lo estaba pidiendo”, llegando a cimas insospechadas de groove cósmico en piezas como “Inner Game”.

Contornos de jazz espiritual. Foto: Adama Jalloh
Contornos de jazz espiritual. Foto: Adama Jalloh

Garcia trabajó codo a codo con el ubicuo productor Kwes a la hora de “construir finalmente los temas, sin modificar sus dinámicas originales, pero añadiendo texturas y capas para hacerlos más cálidos, intensos y gruesos”. De esta experimentación controlada salieron genialidades como la composición final, “Boundless Beings”, una incursión directa en el jazz espiritual setentero que cuenta con el poderío vocal y lírica metafísica de Akenya, efervescente artista de Chicago. “Cuando la vi en directo me maravillaron su tono y personalidad y decidí colaborar con ella para cerrar el viaje con algo sutil, relajante y misterioso”. Le salió bien la jugada, pues la americana “fue capaz de condensar emocionalmente el sentido del álbum entero”. Otro tema nacido del laboratorio de tejidos sónicos es el sosegado pero sombrío “Stand With Each Other”, al cual se añadió de forma inesperada un coro canturreante (cortesía de Kokoroko, una de las bandas afrobeat favoritas de Garcia): “En un disco tan densamente instrumental, esta pista es como una pausa en plena travesía, y sirve además para sorprender sonoramente a los oyentes y reengancharlos, especialmente a aquellos menos acostumbrados al género”.

La batería airosa e inusual melodía pegadiza de saxo de la anterior canción revelan implícitamente la devoción que siente la artista por la música de su geografía ancestral, una heredada conexión transatlántica que abraza más claramente en otros momentos. “Source”, uno de los pocos temas recuperados de su repertorio habitual, aparece aquí drásticamente mutado en una atmosférica epopeya de doce minutos gracias a la inclusión de una base rítmica puramente dub. Este giro hacia esa larga tradición musical jamaicana “fue extrañamente natural, dado que en mi casa sonó dub desde que nací y lo tengo muy interiorizado”. Pero el momento más íntimo es cuando regresa a la Trinidad y la Guyana de sus padres para elaborar un óleo impresionista de su pasado familiar en la triunfal “Before Us”: “Básicamente soy yo imaginándome lo que querría escuchar andando por las calles de esas tierras, en base a lo que ellos me contaron, las imágenes que me evocaron. No estoy intentando interpretar los sonidos locales, sino canalizar esas memorias”. Aunque tonalmente no es un corte caribeño, late en él la influencia soterrada de la soca y otras cadencias de “una de las regiones más desconocidas de las islas, pero más ricas en variedad musical”, a cuya música estuvo expuesta en garitos londinenses desde pequeña. Y como colofón, conecta su cromático jazz con el mundo de la cumbia colaborando con la banda bogotana La Perla. “Evidentemente no es una interpretación ortodoxa de ese estilo, pues ni lo domino ni cuadraría en el disco; es más bien una conversación abierta con artistas que sí crecieron en esa tradición”. El resultado es un interesantísimo ejercicio en deconstrucción y mestizaje que contrasta con las partes más (aparentemente) convencionales de un álbum que sitúa decididamente a la saxofonista en la vanguardia del así llamado “jazz contemporáneo”. ∎

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