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Editorial

Swans: el vidente visionario

Rockdelux 314 (Febrero 2013)

La vuelta de Michael Gira con sus Swans en 2010 fue una noticia extraordinaria. En disco y en directo. Rock intenso, de otra época. Desde 1982, enfrentándose a la música, chocando contra ella e impactando a sus oyentes con su actitud. Del ruido más terminal a la salmodia mántrica más turbadora, como demostró el mazazo de “The Seer”, joya imbatible de 2012.

Ilustración: Sonia Pulido
Ilustración: Sonia Pulido
La trayectoria de Swans se ha conformado, desde principios de los ochenta, a partir de células variables dirigidas por la mano firme de Michael Gira. Tres décadas después continúan impactando, como pudimos comprobar en sus impresionantes conciertos en el Primavera Sound 2011 y en el Primavera Club 2012 (volverán al Primavera Sound 2013).

“The Seer” (2012), disco del año para Rockdelux, fue la confirmación definitiva de la vuelta de un verdadero rock a la antigua usanza, con la máxima intensidad posible, ajeno a modas y tendencias, a pesar de la evidencia de un aire siniestro y del lamento gótico que lo acompaña. Porque esa música outsider, nihilista (aunque épica), visceral, salvaje, feroz, ruidista, repetitiva y angustiosa tiene un nombre y un pasado. El de Michael Gira, el hombre que surgió del underground de una Nueva York no wave en 1982 –después de una turbia época de formación itinerante– y encarriló su vocación hacia la performance y el arte extremo con un indudable instinto agresivo. Violencia y poder. Sadomasoquismo en sus inicios. Con polémica añadida en sus directos por su espíritu incendiario y de confrontación con el público, una provocación catártica que enaltecía los cuerpos y las ideas.

Compañero de generación de unos primigenios Sonic Youth, el hermético Gira se caracterizó por ser la parte oscura del post-punk más visceral, pero, a partir del doble álbum “Children Of God” (1987; el único disco de Swans editado en España: GASA), también por todo lo contrario: un intimismo inquietante propiciado por el trasvase de influencias con Skin, grupo paralelo con Jarboe, su antigua musa, amor y amante.
Desde entonces, Gira alterna el ruido más terminal y la salmodia mántrica más turbadora en una suerte de letanía fúnebre cantada por un predicador proveniente del mismo horno del infierno: la crispación y la serenidad alternándose en gemas largas, en forma de ola, que persiguen, a través de capas y capas de sonido, una definitiva y sagrada calma final. Por eso, con su pornografía auditiva sumando adeptos para la causa de ese rock sin artificios, sobrevuela la sensación de un Michael Gira convertido en un anticristo del rock que utiliza carnaza de profunda belleza para su sórdida música: sexo y religión, con el foco puesto en los siete pecados capitales, la muerte y la redención. Y también lirismo y amor puro con un cierto punto de iluminación mística.
Pararon en 1996. Y Gira se concentró en su sello Young God, donde ofreció púlpito a Devendra Banhart y desde donde tanteó el terreno con su grupo pastoral Angels Of Light para esta rehabilitación que ahora celebramos. Tras catorce años, la célula Swans se puso de nuevo en marcha en 2010 con “My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky”, disco espléndido que preparó el camino para esta gran obra que es “The Seer”. Escuchen, escuchen la voz profunda de Gira. ∎
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