Xavier Mercadé se le recuerda con la expresividad feroz pero reflexiva del documentalista situado a pie de obra, disparando su cámara con el afán obsesivo de los que pretenden capturar y divulgar la inmediatez de un momento que podría llegar a ser transcendental.

A pesar de su enfermedad (maldito cáncer), se le podía seguir encontrando en muchos conciertos con su arsenal de innumerables objetivos (preparado para todas las circunstancias posibles de la guerra del directo) intentando conseguir la imagen perfecta, como si la vida dependiese de esa misión casi religiosa, de ese empeño que es devoción y entrega y que, para él, explotó justo delante de sus ojos en 1984 –primera foto: Ultratruita en las Cotxeres de Sants–, cuando, muy joven y muy atrevido, empezó a perpetuar esta fijación de revelar imágenes de la música en el fanzine ‘Voll-ker’, su etapa de iniciación.

Era como si Mercadé aspirase a conseguir la inmortalidad de los personajes fotografiados ilustrando momentos que magnificasen su esplendor artístico más allá de la muerte física; de hecho, su historial de enormes músicos retratados caídos en combate es legendario. En un momento dado, llegó a parecer, incluso, que el fotógrafo, tocado por un designio divino, tuviese que sobrevivir a todos ellos para continuar dejando testimonio gráfico del paso entre los vivos de estos monstruos sagrados de dimensiones no terrenales: nombres que forman parte del imaginario colectivo y que han hecho grande y mítico el arte musical con sus aportaciones universales. Muchos de ellos pasaron por el clic examinador de instantes mágicos de Xavier Mercadé, testigo de conciertos memorables que supo traspasar a la imagen para legarnos ese recuerdo fastuoso que en nuestra memoria se confunde con la posteridad.

Animales del rocanrol, genios del jazz, maestros del blues, rebeldes del punk, dioses de la salsa, doctores del flamenco, visionarios del rhythm’n’blues, salvajes del hard rock, transgresores del funk, símbolos del grunge, poetas del folk... Xavier Mercadé fue un hombre que honró la gran música en toda su diversidad. Sin prejuicios, sin complejos, sin limitaciones. Con toda la intensidad y toda la variedad posible de estilos y ritmos.

También en las páginas de Rockdelux tuvimos ejemplos de su acierto para radiografiar de manera exquisita –sobre todo, en su faceta más abruptamente salvaje– a artistas esenciales que marcaron época porque supieron afectar emocionalmente a muchas generaciones. Del mismo modo que el recuerdo de muchos grandes músicos se mantendrá vivo eternamente en sus canciones y sus discos, las fotografías de conciertos de Mercadé nos ayudarán, sin duda, a no olvidar su legado; el de ellos y, por supuesto, el del propio fotógrafo.

Porque los amantes de la música solo podemos sentir emoción y admiración ante el poder gratificante de una experiencia, la del directo, que cuando llega a la excelencia siempre acaba transformándose en una sensación imborrable. En el escenario es donde podemos constatar el verdadero valor de un músico, alejado de la seguridad de un estudio de grabación, enfrentado a un momento único y siempre diferente, probablemente irrepetible. Xavier entendió esta magia desde el inicio de su singladura y, especializado cum laude en esa tarea del directo –su background de más de 14.000 conciertos lo acreditan–, mostró una inagotable variedad de recursos en sus 37 años de singladura profesional que lo llevaron, en 1993, a formar parte del equipo fundador de la revista ‘Enderrock’ –fue su director de fotografía, aunque también colaboró con las mejores cabeceras de la prensa musical en España–, publicación que en marzo de 2020 le dedicó un número especial, el 300 (“Quatre dècades de rock. 300 fotografies de concerts per Xavier Mercadé”), extra de casi 200 páginas a partir del cual se montó la exposición “Rock Viu” en el Palau Robert de Barcelona, muestra personal que se puede visitar –curiosa coincidencia final– hasta el próximo domingo, 29 de agosto (finalmente, ampliada hasta el 5 de septiembre).

Echaremos de menos su presencia en el foso de los fotógrafos buscando la siguiente gran imagen posible y, sobre todo, su talante campechano y bondadoso. Gracias por tanto esfuerzo y dedicación, Xavi. ∎