Ha quedado claro desde hace tiempo que Albert Monteys (Barcelona, 1971) es, desde el punto de vista expresivo y narrativo, uno de los mejores dibujantes del actual panorama del cómic español. De hecho, su “¡Universo!” (2014-) se situó en el décimo puesto de la lista de los 100 mejores tebeos españoles según Rockdelux.

El estilo de Monteys, caricaturesco y de una imaginación desbordante, resultó ajustarse como un guante de seda a la prosa de Kurt Vonnegut para trasladar a viñetas –con guion de Ryan North– su clásico “Matadero Cinco” (2020), una de las adaptaciones al cómic más interesantes de los últimos años․ Como el universo de Vonnegut, el estilo de Monteys consigue conjugar lo aparentemente irreconciliable: el tono cómico-grotesco que en cierto modo hay siempre tras lo fantástico con la violencia que emana bajo lo real․ Pocos dibujantes hay que tengan tanta capacidad de envolver al lector en el sentido de la maravilla para, luego, ponerle los pelos de punta con un golpe de realidad․

“Calavera Lunar․ Especial 25 aniversario” recopila las diferentes historietas de este personaje, que Monteys fue publicando en diversos medios a lo largo del último cuarto de siglo, y además incluye, como remate, una historia inédita realizada expresamente para esta edición. Tal vez lo que más sorprende al ver juntas todas estas piezas es la maestría que muestra ya desde la primera entrega una grapa de veinte páginas que Monteys terminó la noche antes de entrar en imprenta․ Esta, la que fue su primera obra en solitario, “Calavera Lunar, nº 237” (1996), ya muestra el dominio del ritmo que caracteriza la obra actual de Monteys; un ritmo que se estira o se alarga según lo requiera la escena, especialmente cuando se trata de retrasar el clímax de una escena cómica․ Maravilloso, por ejemplo, el momento en que emplea una página entera para hacer estallar al Chico Mina, o cómo repite incesantemente el mismo gag hasta llevar la premisa de una historia al absurdo, como la historieta en que Calavera Lunar es visitado una y otra vez por sus yoes del futuro para impedir que se resbale con una piel de plátano․