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"Ataque a los titanes", un fenómeno fan con enjundia.
"Ataque a los titanes", un fenómeno fan con enjundia.

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“Ataque a los titanes”: un fenómeno al borde del colapso

La inminente conclusión de “Ataque a los titanes” mantiene en vilo a una legión de seguidores que han viralizado este anime hasta el delirio. ¿La causa? Quizá que, lejos de ser un producto complaciente con la audiencia juvenil, la serie no teme sacudir y perturbar a los espectadores. Por usar la terminología nipona, se trata de un shonen oscuro, casi seinen.

31. 03. 2021

Si has pasado algo de tiempo en las redes este último mes, seguramente tú también hayas topado con cierto fandom desquiciado. Y es que “Shingeki no kyojin” aka “Attack On Titan”, o “Ataque a los titanes” (2012- ) en su versión nacional –ese anime de unos gigantes en bolas que comen personas, vamos–, llega a su fin, tanto en su forma original de manga (empezó a publicarse en 2009) como en la serie de animación emitida por Netflix. La obra ideada por Hajime Isayama es cautivadora, de eso no hay duda, pero aún lo es más el fenómeno en que se ha convertido. Sin ir más lejos, en TikTok el hashtag #AOT concentra ya 22 billones de visualizaciones. Hace un par de meses, cuando el protagonista salió en pantalla después de cuatro capítulos sin saberse de él, su nombre acabó siendo trending topic mundial con más de 250.000 tuits en la noche del estreno del episodio. El subreddit dedicado a la serie cuenta ya con medio millón de seguidores y, dentro de este, el hilo para comentar el penúltimo capítulo del manga, el infame número 138, tiene unas 7300 entradas de discusión y debate. ¿A qué se debe la magia?

Un universo épico que no toma prisioneros.
Un universo épico que no toma prisioneros.
Podríamos empezar por la historia. Su intrincada narración ha conseguido llegar hasta la audiencia mainstream, dejando atrás el nicho de mercado del contenido “otaku” que, fuera de Japón, a menudo constriñe todo lo que se hace en anime o manga. Parece que la marca Netflix y la brutalidad del concepto han sido suficientes para pasar por alto un medio aún encasillado en el “frikismo”, por decirlo de alguna manera. Y es que, por mucho que no seas consumidor habitual de anime, el argumento llama la atención: la humanidad vive confinada tras unas murallas de 50 metros que la protegen de los titanes que supuestamente han exterminado toda la población del exterior. La sociedad ni siquiera sabe de la existencia del mar, pero la vida dentro de los muros transcurre con cierta normalidad; al menos, hasta el día que aparece un gigante colosal que consigue abrir una brecha en el muro, provocando la irrupción de decenas de titanes hambrientos de sangre. El protagonista, Eren, presencia cómo su madre es devorada por uno de ellos sin poder hacer nada al respecto, y es entonces cuando jura que terminará con esos monstruos.

Las espantosas criaturas de Hajime Isayama.
Las espantosas criaturas de Hajime Isayama.

Con este planteamiento, “Ataque a los titanes” podría haber resultado en un shonen manga de manual: una historia de acción donde el protagonista va creciendo para enfrentarse sucesivamente a unos malos muy malos hasta que por fin vence al más malo de todos gracias al poder de la amistad –piensa en “Dragon Ball”, “Naruto” o “One Piece”–, pero acaba siendo todo lo contrario: una burla cínica a las convenciones del relato de iniciación juvenil. Por eso, la serie encuentra una mayor afinidad con “Death Note” o “Evangelion”, otros casos de shonen que se adentran en zonas de mayor turbiedad, rayando la temática adulta (o seinen, si seguimos los términos nipones). Porque, si el shonen se basa en un planteamiento clásico de “el bien contra el mal”, donde el protagonista lucha por todas las razones correctas y consigue vencer sin matar explícitamente a nadie –algo que también puede valer para relatos fantástico y superheroicos occidentales–, en el seinen se nos muestran historias y personajes con una mayor gama de grises. ¿Es justificable que Kira se tome la justicia por su mano en “Death Note”? ¿Tiene Shinji el deber moral de subirse al EVA? El caso de “Ataque a los titanes” va incluso más allá. Hajime Isayama no solo nos hace cuestionar la moral de nuestros héroes, poniendo y quitando pedestales, mostrando siempre las sombras y las luces de cada personaje, sino que lo hace con una narrativa que nos obliga a escoger bandos constantemente, evidenciando capítulo tras capítulo la contradicción de nuestras elecciones y centrando así todo el foco en cuestionar la propia moral del espectador.

Hajime Isayama en sus propias palabras.  <a href="https://twitter.com/AttackOnFans/status/1147422559757131776?s=20" target="_blank">Ver tuit</a>
Hajime Isayama en sus propias palabras. Ver tuit
Ya en la primera temporada, uno de los personajes, Armin, pronuncia una frase que al final ha resultado ser la monstruosa columna vertebral de toda la serie: “el término ‘buena persona’ es cierto solo dependiendo de lo útil que sea esa bondad para quien escribe la historia”. A lo largo de “Ataque a los titanes”, la trama va superando capas de profundidad: de “los malos son los monstruos” al “todos los humanos somos malos”, hasta “este es un mundo cruel”. Diez años después, hemos llegado al punto en que el fandom ha pasado de hacer memes sobre patatas y caballos a tener debates sobre lo justificable que puede ser un genocidio, si es posible romper ciclos de venganza de una forma justa para todas las partes y la condena que supone el trauma generacional y la discriminación racial.

Al fin y al cabo, emparejar a los personajes, uno de los pasatiempos favoritos de cualquier fandom que se precie, deja de tener gracia cuando sabes que todos acaban muertos de forma cruel e injusta, de manera que a los fans solo les queda hacer videomontajes deprimentes con canciones de Mitski. Los memes alrededor de las entrevistas del autor, en las que ha declarado que con “Ataque a los titanes” quería hacer sufrir al espectador, han ido perdiendo la gracia para convertirse en premoniciones ominosas. Para los lectores del manga, donde la historia va por delante del anime, queda ya poca esperanza: el trend que ha triunfado en TikTok ha sido el de las reacciones ciegas a la lectura del penúltimo capítulo de la historia. En las mismas, los fans de la generación Z se muestran llorando a cámara rápida. Sí, esa es la broma. Semana tras semana, los fans discuten si realmente hay una opción buena; o, al menos, una alternativa para solucionar el conflicto de los últimos capítulos, reproduciendo, quizá sin darse cuenta, el debate filosófico del trolley problem, que hace años que ronda internet. Pero el caso es que no hay solución verdaderamente justa, porque el de Isayama es un mundo cruel, y el autor se ha asegurado de que nos demos cuenta de ello: las discusiones entre fans por sus puntos de vista sobre el conflicto son las mismas que llevarían el mundo de “Ataque a los titanes” hasta la espiral de violencia y venganza en el que se encuentra la historia.

Impacto emocional.   <a href="https://www.tiktok.com/@hannuhsworld/video/6936403053432048901?_d=secCgYIASAHKAESMgowEJowAKuuz9WTvG52Jx3NNK%2BWs6U%2FyCp3JZ%2Biuc2pbWdr7tpC4RjG5r56Z9owuVFLGgA%3D&language=en&preview_pb=0&sec_user_id=MS4wLjABAAAAx9xRRon-swR5W_COGBCp2pjfs_lwlZClFYSl5z-DX0GXIenXcOmAlBerMZOF-QES&share_item_id=6936403053432048901&share_link_id=F837FBD6-C399-4490-91BA-211D9AA0A5A5&timestamp=1617105204&tt_from=copy&u_code=dajdbaffa0b4cl&user_id=6790281528686969862&utm_campaign=client_share&utm_medium=ios&utm_source=copy&source=h5_m" target="_blank">Ver TikTok</a>
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Y es seguramente por eso que vivimos el fenómeno. No es solo lo que cuenta sino cómo lo cuenta: brutalidad, giros de guion, traición, sorpresa y un planteamiento objetivo que te permite escoger bandos. “Ataque a los titanes” es seguramente todo lo que la adaptación televisiva de “Juego de tronos” habría querido ser narrativamente. Combina la acción y el ritmo visual de cualquier anime moderno, cosa que quizá se echa en falta en obras como “Death Note”, pero a la vez tratando temas de enjundia, como si existe una libertad real o si hay que ser especial para nacer en este mundo, una idea más que dominante en los shonen manga y que ha impregnado la generación millennial y Z llevándolas al desencanto actual. Además, el nivel de detalle y precisión del autor hace que, si vuelves a mirar la serie sabiendo ya todo lo que va a pasar, no solo el argumento se aguanta perfectamente, sino que cobra aún más sentido con cada nuevo visionado. Al volver a verla, se descubren nuevos detalles y pequeñas pistas que, de repente, entiendes al tener más información. La serie no da puntada sin hilo: ningún plano, ningún diálogo, ninguna expresión, es casual, y para el espectador todo eso acaba siendo un regalo que permite experimentar “Ataque a los titanes” de maneras distintas según el momento. Algo muy de agradecer, teniendo en cuenta que los miles de nuevos fans tendremos que pasar meses (¡o años!) esperando la segunda mitad de esa última temporada; un tiempo durante el cual solo podremos consolarnos soñando con asistir a recitales marciales de su banda sonora. ∎

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