¿Por qué has elegido este disco?

Es un LP que me intriga, me deja siempre en una especie de trance. Empieza con “Un mal entendido amor (respeto y obediencia)”, que te pone ya en un tono “raro”, y va subiendo y vas entrando en ese mundo de Vainica donde todo puede pasar.

¿Qué es lo que no te convence de la portada original?

Al principio, había muchas cosas que no me encajaban, como la tipografía. Pero al acercarme para verla mejor y trabajarla, me he dado cuenta de lo brillante que es. La paleta de colores me alucina; ahora veo la cantidad de cosas que la portada de Zulueta tiene en común con mis ilustraciones. Al final, me doy un punto en la boca, porque es increíble.

¿Nos puedes explicar tu propuesta alternativa?

Fue irresistible para mí entrar en ese mundo de Zulueta; acercame y ver todo lo que hay en un espacio tan pequeño. He querido traerlo a mi mundo de la ilustración y he disfrutado muchísimo por la cantidad de cosas que creo trabajamos de la misma manera; a veces es difícil dejar un espacio en blanco y no cegarse en añadir. Quise simplificarla, hacerla más ligera, pero al final no he podido luchar contra sus encantos y espero haber hecho un buen homenaje a una gran portada (y a un gran disco).

Y, por último, ¿alguna vez te has comprado un disco por su portada?

¡Sí! Creo que es imposible resistirse a según qué portadas, aunque confieso que uno de los primeros discos que compré fue el “Survivor” (2001) de las Destiny's Child porque me enamoré de ellas a primera vista. Pero, si digo la verdad, aunque no lo compré, sí me pasé horas muertas manoseando el “Dangerous” (1991) de Michael Jackson: me flipaban todos los detalles de esa portada tan loca. También me flipaba mucho el “Diamond Dogs” (1974) de David Bowie. ∎