Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.
El nombre de African Head Charge tiene resonancias míticas para todos los amantes del dub en particular y de la música experimental en general. Desde que en 1981 el percusionista jamaicano Bonjo Iyabinghi Noah –que aprendió la técnica de los tambores rasta del mismísimo Count Ossie en Wareika Hill– reunió en torno a él a un cambiante colectivo de músicos y se pusieron en las manos del británico Adrian Sherwood, productor, capo del seminal sello On-U Sound e inventor de un sonido que mezclaba las técnicas jamaicanas con otras formas de música electrónica.
El actual retorno, tras doce años de silencio, sirve para explicitar que Bonjo ahora vive en el norte de Ghana. Más en concreto en Bolgatanga, una ciudad situada cerca de la frontera con Burkina Faso y que antaño fue un importante centro comercial por donde pasaban las caravanas que cruzaban el Sahara. Hoy en día, con la inestabilidad política y la proliferación de grupos terroristas, la cosa ha cambiado por completo. Sin embargo, la zona se ha hecho conocida gracias a la música frafra, cuyo representante más insigne es King Ayisoba. Y para que quede del todo claro, él y su indispensable instrumento, el kologo, aparecen en un par de temas. En el inicial “A Bad Attitude” su estilo domina por completo, y en “Never Regret A Day” el sonido frafra, con la incorporación de una determinante flauta, se ve ligeramente alterado por la producción, sin dejar de sonar por completo africano.
Este es uno de los elementos que diferencian el nuevo disco de AHC del sonido canónico. Otro es la inmersión puntual en un groove bailable que, partiendo del dancehall, deriva, gracias a un clarinete, hacia cierto tono electroswing, tal como propone “Accra Electronica”, el mejor tema del álbum para el que esto escribe. Aquí sí que aparece el signo distintivo de los tambores nyabinghi, determinante también en el sonido experimental y hasta psicodélico de “Push Me Pull You”.
Siguiendo la estela de álbumes clásicos del grupo –como su obra maestra “Songs Of Praise” (1990) o el debut “My Life In A Hole In The Ground” (1981), inspirado por el “My Life In The Bush Of Ghosts” de David Byrne y Brian Eno–, en “I Chant Too” se muestran esotéricos y espaciales, mientras que en “Microdosing” mezclan ritmos percutivos totalmente africanos con esas volutas evanescentes que tan bien sabe hilvanar Sherwood.
En el disco participan viejos colegas, como Skip McDonald, Doug Wimbish o Ghetto Priest, que ayudan a dar a “Passing Clouds” una consistencia melódica que va más allá del mero experimento en el estudio. La influencia africana vuelve a hacerse determinante en los coros tribales y los ritmos percutivos que dibujan un “I’m A Winner” en el que no dudan tampoco en hacer uso del Auto-Tune. Mientras que en la titular “A Trip To Bolgatanga” unos inesperados saxo y piano, en contrapunto con el rústico kologo, sirven para darle un toque comercial hasta ahora nunca oído. Pero esto, más que un hallazgo, supone un lastre y una muestra más de un eclecticismo no siempre bien entendido que los lleva a transportar “Asalatua” hacia el terreno de un jam entre tribal y house. Esperemos que, a no tardar, nos entreguen una versión dub del álbum que, sin traicionar la nueva esencia africana, sirva para reconciliarse con su sonido clásico. ∎