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Muerto mil veces y resucitado no tantas, el jazz parece condenado a someter a juicio su estado vital de forma permanente: en 1959 se estrenaba la película documental “The Cry Of Jazz”, una crítica a la política racial estadounidense dirigida por el cineasta, compositor y escritor de Chicago Edward O. Bland. Musicada en parte por Sun Ra, uno de sus personajes principales suscribía entonces su deceso, justo el año en que –paradoja– colosales discos como “The Shape Of Jazz To Come” (Ornette Coleman), “Ah Um” (Charles Mingus) o el mismísimo “Kind Of Blue” de Miles Davis oxigenaban sus estructuras.
Seis décadas después, la activista Angel Bat Dawid se inspira en aquel filme para suscribir el réquiem de un funeral que nunca se celebró. Y lo hace de la mano de una exuberante representación de música, palabra, danza e imágenes, empaquetada en una suite de doce movimientos, reforzada por introducciones e interludios orales a su cargo, y estrenada en septiembre de 2019 en el Reva & David Logan Center For The Arts de Chicago con el comisionado del Hyde Park Jazz Festival. Aquella banda sonora de Sun Ra también cierra aquí su círculo con la contribución de dos destacados miembros de su Arkestra –Marshall Allen y Knoel Scott– en un “LUX AETERNA -Eternal Light”, cuyo segmento final con “My Rhapsody”, compuesto por Paul Severson y Norman Leist, procede del filme de Bland.
Desde su debut en International Anthem de la mano del aplaudido y autónomo “The Oracle” (2019), la obra de Angel Bat Dawid ha entroncado con el reivindicativo legado afroamericano de Chicago, encarnado por la AACM, o de músicos de la implicación del tándem formado por Max Roach y Abbey Lincoln, para desplegar un renovado canto a la negritud, a su orgullo y realidad. Interesada en formatos multidisciplinares que la conectan tanto a la banda sonora como a la ópera y secundada aquí por un nutrido grupo que enlaza el piano del Dr. Charles Joseph Smith con bases electrónicas, cuerdas, vientos, maderas, percusiones (Tha ArkeStarzz) y coros (Tha Choruzz), la compositora, arreglista, directora y clarinetista teje una vibrante y simbólica narración, que ajusta textos de “The Cry Of Jazz” con otros propios o procedentes de la liturgia católica. El bloque apela a sentidos y conciencia, fundiendo la marca de la Great Black Music con el clasicismo heredado de su curiosidad infantil por Mozart y su propio “Réquiem” desde que su padre la llevara a ver aquel “Amadeus” (1984) de Milos Forman. Pero lo que realmente movió a Angel Bat Dawid a poner en pie este poderoso y fascinante relato fueron las actuales analogías con aquellas circunstancias históricas que hace un siglo agitaron social y racialmente a una sociedad, a una cultura, a una música, de, apunta Angel Bat Dawid, exánime cuerpo pero cuyo espíritu “siempre vivirá”. ∎