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El colectivo Big Red Machine siempre ha presumido de ser realmente colaborativo y democrático, pero en su debut homónimo de 2018 se dejaba sentir, sobre todo, la voz creativa de Justin Vernon. Para su segundo largo, el hombre de Bon Iver ha asumido un papel ligeramente más secundario y ha cedido protagonismo inusual a Aaron Dessner, su socio en esta aventura (en principio) más allá de los límites del indie folk/rock.
Añado ese “en principio” entre paréntesis porque “How Long Do You Think It’s Gonna Last?” suena mucho más tradicionalista que “Big Red Machine”, en el que se perseguían más fricciones curiosas que armonías ideales. Dessner ha señalado la influencia de The Band y ha definido este disco, de hecho, como una especie de versión de “The Last Waltz” (1978). Sin estar registrado en directo, a menudo suena como si así hubiera sido, aunque tampoco desaparezcan del todo los trucos de procesamiento digital (y, de hecho, “Easy To Sabotage” suene a descarte del primer disco).
Vernon todavía lleva la voz principal en algunas canciones, como “Reese”, “Birch” (con segundas voces de Taylor Swift) o “Hoping Then”, pero en muchas otras ocasiones prefiere ser otra pequeña parte del conjunto. Dessner canta por primera vez en tres temas, el mejor de ellos “Magnolia”, nueva muestra de su habilidad para crear tensión a partir de pequeños motivos circulares. Menos efectivas son “Ghost Of Cincinnati” (compuesta originalmente para Swift) y “Brycie”, pero en la segunda el componente personal de la letra compensa cualquier carencia: es un agradecimiento de Aaron a su hermano gemelo Bryce (también parte del colectivo) por haberlo ayudado durante tramos de depresión.
Ese espíritu de gratitud y amor por la familia o los amigos impregna el disco de principio a fin. En la emotiva “Mimi”, cantada por Ilsey y con batería de James Krivchenia (Big Thief), Dessner rinde homenaje a sus hijos. Los niños de la portada no son ellos, sino Aaron, Bryce y su hermana Jessica en una antigua visita a su bisabuela Stella, al parecer el primer ser querido al que perdieron estos hermanos.
Dessner y Vernon pueden profundizar en sus propios recuerdos de infancia y luto, sus arrebatos de nostalgia o cierto remordimiento, o hacer espacio para sentimientos ajenos en canciones finalmente universales. Las voces invitadas suelen aparecer también acreditadas en la composición. Anaïs Mitchell participa en la apertura (balada pianística “Latter Days”) y el cierre (“New Auburn”) del disco, además de aportar el estribillo de “Phoenix”, compuesta e interpretada por Robin Pecknold de Fleet Foxes como un diálogo imaginario con Vernon.
Pero la voz estrella es, claro, la de Taylor Swift, que tuvo la astucia de quedarse “Closure” y “Dorothea” (originalmente material de BRM) para “evermore” (2020), pero ha regalado al proyecto un hit en toda regla como “Renegade”, con Vernon en los coros. Las voces de una y otro vuelven a engarzarse con poderes extraños y a imaginar qué pasaría si estos amigos se decidieran de una vez a ser los próximos The Swell Season. ∎