Un disco que es un manifiesto. Los veintiún minutos iniciales de
“Timeless” (Metalheadz-FFRR, 1995),
“Inner City Life” + “Pressure” + Jah”, un puzle de tres piezas, condensan lo que fue el jungle, la primera derivación puramente británica de la electrónica:
“La música del gueto, la forma de expresión de las barriadas del Reino Unido”. Así lo explicaba
Goldie. Existe consenso alrededor de un disco considerado la obra maestra del género –número 7 de los 50 mejores discos de la electrónica 1985-2005 para Dancedelux–, que celebra el cuarto de siglo con nuevas ediciones en triple vinilo dorado, con 16 cortes (ya agotadísimo), y en triple CD, con algunos extras de más, 23 temas, rarezas y
remixes rescatados del archivo personal de nuestro hombre: Clifford Joseph Price.
Lo que anuncia la declaración inicial es una flexibilidad absoluta. La frenética
“Saint Angel” expone lo que fue el darkside como
“A Sense Of Rage” y
“Still Life” lo hacen con el artcore.
“Jah The Seventh Seal” es robótica y casi siniestra.
“Sea Of Tears” roza el ambient en los momentos de mayor desaceleración de sus ondulantes doce minutos.
Con
“Angel” (coproducida por 4Hero) y
“Kemistry”, Goldie se sacaría de la manga el jungle-soul; y con
“State Of Mind”, una balada lírica a base de piano, el jungle-jazz
. Nada de todo esto habría sido posible sin las voces sedosas de Lorna Harris y la desaparecida Diane Charlemagne (1964-2015). Calma y ritmo definían el nuevo discurso, la nueva épica suburbial inglesa de mediados de los 90 surgida del club, procedente de los descampados fangosos y los hangares en ruinas. Goldie, hijo de inglesa y jamaicano, sacó de la clandestinidad una nueva música de extracción negra y marginal, un collage sonoro de vanguardia techno, hardcore y acid house, clasicismo jazz, reggae y soul. ∎