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Tendríamos que retroceder quizá hasta principios de los años ochenta para encontrar un ejercicio parecido de egocracia artística al desplegado por James Ellis Ford en “The Hum”, su primer disco en solitario. 4AD publicó en 1981 “Burning Blue Soul”, el debut de Matt Johnson (The The), quien lo produjo ayudado por Ivo Watts-Russell –y algún nombre adicional–, además de componer y tocar su gran variedad de instrumentos –Bruce Gilbert y Graham Lewis, miembros de Wire, intervinieron en una pieza–, todo con apenas 19 años. Ford ya tiene 44, pero le gana la partida a Johnson al mezclarlo, producirlo y tocarlo absolutamente todo –batería, vibráfono y percusión, bajo y violonchelo, guitarra eléctrica y acústica, clavinet y sintetizador, clarinete bajo, flauta y saxofón tenor, piano y piano eléctrico, órgano y voz: solo le falta el kazoo y la zambomba, aunque esta última entraría en el apartado de percusiones– él solito.
A pesar de toda esta exhibición, “The Hum” es un trabajo intuitivo y modesto, valiente pero sin grandes pretensiones conceptuales. Sus referencias sonoras resultan bastante evidentes, aunque el juego de los parecidos siempre puede ser casual. Muy astutamente, Ellis ha elegido cantar –al parecer, nunca lo ha hecho en público– cerca de la desafectación tímbrica de un Brian Eno –“Golden Hour”–, cuya alargada sombra ilumina ampliamente “The Hum”, incluidas sus aventuras arabizantes con David Byrne –“The Yip”–, a las que Ford añade surrealismo cinematográfico y refrescantes toques de vibráfono. “Pillow Village” también desprende aromas de jazz progresivo y psicodélico –las guitarras de Robby Krieger vienen a la mente–, junto a otras referencias domésticas que se repiten a lo largo del disco –la cocina de Ford–. La juguetona “I Never Wanted Anything” caería entre el John Cale de los años setenta y el lounge posmoderno de Stereolab. Eno reaparecería en cortes como “Squeaky Wheel” portando algún suvenir de “Another Green World” (1975) y acompañado de polizones como The Velvet Underground o el nigromante intergaláctico Craig Leon.
Admirablemente, con todo a favor –conocimiento técnico, medios propios e ignoramos si mucho tiempo–, Ford ha optado por crear un disco introspectivo y meditativo, de reducida pegada masiva, más cercano al “zumbido” de su propio título que a las pistas de baile o a las melodías tarareables –que las tiene–. “The Hum” es también un trabajo de amplio espectro sonoro, en absoluto ahogado en la electrónica prémium que cabía esperar de él. “Caterpillar” es un buen ejemplo de ello, una pieza de nuevo espaciotemporalmente exótica donde parece que toca una banda entera de melenudos. Esta falta de prejuicios no consigue que “The Hum” se extravíe en la nada, logrando, muy al contrario, retener un potente sentido de unidad que permanece en su envolvente sonido y en el fértil enigma de lo cotidiano. La cuestión es: sin ser James Ellis Ford quien es, o sea, la mitad de Simian Mobile Disco y el productor de los dos últimos álbumes de Depeche Mode, incluido el flamante “Memento Mori” (2023), ¿le prestaríamos tanta atención? Perteneciendo al reino de las hipótesis no falsables, la respuesta sería rotundamente afirmativa. “The Hum” es un grandísimo disco. ∎