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Ha llovido desde que Kanye dijera aquello de que “they say you can rap about anything except for Jesus”. El hip hop ha ido en busca de su alma desde entonces en un viaje identitario e introspectivo, periférico por supuesto, hasta hallarla en los espirituales negros, en los cantos tribales y en las huellas de las distintas diásporas del pueblo africano. En todos esos momentos la espiritualidad caminó al lado de las personas, ofreciendo refugio en circunstancias que van normalmente de la esclavitud al genocidio, pasando por la explotación, la exclusión social o el utilitarismo. Así que no es extraño que hoy, en un mundo herido de gravedad que sangra por cada uno de sus órganos vitales, raperos de distintas latitudes estilísticas vehiculen su discurso en torno a la vivencia de la espiritualidad y a las creencias religiosas. Lo hemos visto, solo este año, en el “Mr. Morales & The Big Steppers” de Kendrick Lamar, en el “MATA” de M.I.A. y en el “This Is What I Mean” de Stormzy. A su manera, que supera el optimismo a veces inocente y no reniega de beats ominosos y ambientaciones y temáticas oscuras, han trascendido la idea de “conscious rapper”, ahondando sobre todo en los últimos años en la salud mental y dotando de implicaciones políticas. Abrazando panorámicamente la negritud y reivindicando los orígenes culturales, una especie de memoria histórica musical.
Con “NO THANK YOU” Little Simz se suma a esta tendencia con su implacable versatilidad. Aunque el colosal “Sometimes I Might Be Introvert” (2021), publicado hace poco más de un año y galardonado recientemente con el prestigioso Mercury Prize, ya contenía todo un tratado sobre la aceptación y la superación de uno mismo, alejado del braggadocio más superficial, y exploraba en profundidad las raíces nigerianas de Simbiatu Ajikawo mientras coqueteaba con polifonías africanas y diferentes formas de entender el afrobeat, el funk o el soul y se desenvolvía con gracilidad y contundencia sobre una sinfónica jamesbondiana, la confesa espiritualidad que exuda su nuevo trabajo es relativamente nueva en su carrera como Little Simz.
Hay que buscarla más entre sus créditos con SAULT: en “EARTH” (2022), por ejemplo, encontramos una canción llamada “Soul Inside My Beautiful Imagination”, mismas iniciales que “Sometimes I Might Be Introvert” –o lo que es lo mismo, “SIMBI”–; sus colaboraciones con el colectivo fantasma coinciden en ese ánimo espiritual. Y este “NO THANK YOU” parece alinear a Simz aún más, si cabe, con sus maquinarias: es su primera referencia con Forever Living Originals, el paraguas que utiliza SAULT para sacar su música y la de Cleo Sol, y el sonido de Inflo está mucho más cerca del misterioso pentáculo de álbumes que lanzaron en descarga gratuita –la contraseña era, sorpresa, “godislove”– a principios de noviembre: una vista aérea de las diásporas africanas enfrentada con el caleidoscopio de la cultura sampledelia, con The Avalanches, A Tribe Called Quest, 9th Wonder, “Random Access Memories” (Daft Punk, 2013) y el old Kanye como puntos cardinales.
“X”, de hecho, se construye sobre ese hipnótico y ominoso coro que recuerda al “Jesus Walks” (Kanye), mientras Inflo va meciendo la orquesta sampleada en torno a ese bajo dub que recorre las entrañas de la tierra para acentuar en el momento exacto las mejores frases de Simz. La impresionante “Silhouette” corona su crescendo con telúricos y tribales ritmos percutivos; en “Broken”, sobre encontrar el propio lugar en el mundo y superar el “trauma generacional”, se puede sentir la vibra casera que en general caracteriza el disco, con ese sample cantado por Inflo o la orquestación fabulística del final.
Son canciones que insisten en confiar en uno mismo, trabajar en mejorar, aprender y dejar el ego a un lado para vivir la vida con humildad y honestidad. Que hablan de cómo Ajikawo ha aprendido a mantenerse firme en sus ideas y en sus ambiciones personales, real, alejada de lo que se espera o se quiere de ella. “Walkin’ in my light, my shadow is protectin’ me / Never movin’ sideways, I done this shit my way”, dice en la chillona “Sideways”. En “Who Even Cares” se atreve a cantar por primera vez, empapada en Auto-Tune y emulando a M.I.A. sobre un beat viscoso y psicodélico construido a base de fundir el “Beyond” de Daft Punk. “Heart On Fire” tira del groove de bajo de “Instant Crush” (Daft Punk) para una de las canciones más directas del disco, con una segunda estrofa épica y una sincera reflexión sobre el peso de la fama y la exposición pública.
Al mismo tiempo un epílogo para “SIMBI” –incluso un libro de anexos en el que ella misma da su opinión sobre lo que ha vivido y cómo lo ha vivido– y un volantazo a las expectativas de una industria que la invitaba a disfrutar de las mieles de su éxito, “NO THANK YOU” supone un arrollador ejercicio de compromiso, libertad creativa y autocontrol. Una forma de sintetizar todas sus caras e influencias, la jungla urbana y la espiritual, “monkey to gorilla”, y un canto empoderado contra un entramado dominado mayoritariamente por blancos que mercantiliza la música y el talento negro como forma de entretenimiento. Pero también contra la comercialización del arte en general. Como reconoce en “Angel”: el mensaje es lo más importante y sigue siendo necesario más allá de éxitos pasajeros, premios y el aplauso de una industria interesada. ∎