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Hubo un momento en el que Mount Kimbie decidieron dejar de ser ratas de estudio para convertirse en una banda de pleno derecho. Todo ello cristalizó en un “Love What Survives” (2017) que los vio también hacer la transición de tracks a canciones en un álbum donde se vislumbraron instrumentación nigeriana y guineana, ritmos motorik, ramalazos de indietronica y más allá. Luego llegaron los DJ sets –entrega en “DJ-Kicks” (2018) incluida–, un tú a Londres y yo a California literal, la pandemia y sesiones de estudio con diferentes artistas de alto perfil. De todo esto sale un “MK 3.5: Die Cuts | City Planning” en el que Dom Maker y Kai Campos se reparten a pachas el metraje. La referencia al “Speakerboxx / The Love Below” (2003) de OutKast parecía inevitable, como también las sospechas de que esto no era más que el paso previo a una separación. Pero nada más lejos de la realidad; la dupla inglesa ya trabaja en un cuarto álbum propiamente dicho que compartirá la secuencia genética de aquel “Love What Survives” aunque con todo lo aprendido aquí, que no es poco.
Volviendo a la diferenciación entre tracks y canciones, la primera mitad, “Die Cuts”, firmada por Dom Maker, es una colorida y melódica inmersión en las aguas del R&B y el hip hop con una bacanal de colaboraciones. Un viejo amigo como James Blake vuelve en “Somehow She’s Still Here”, que parte de un descarte de las sesiones que ambos hicieron para “4:44” de Jay-Z, se sirve de un sample soul de Mahalia Jackson y vuelve a dejar los mismos sentimientos encontrados que su “Friends That Break Your Heart” (2021). Aunque la voz de Blake sigue siendo un embrujo más de una década después, el poso emocional aquí es casi inexistente. Flaco favor también le hace poner acto seguido una “kissing” que por sí sola merece la exoneración de los recientes pecados de slowthai, aquí nostálgico, inglés hasta la médula. De algún modo, y con el precedente de Andrea Balency, a veces parece como si Mount Kimbie luciese mejor en compañía femenina –grandes los hallazgos de Kucka y Nomi, la primera con un febril sueño en la que se convierte en piloto de Fórmula 1 entre guirnaldas de pop minimalista y la segunda con un neosoul de vocales ASMR–.
“City Planning”, de Kai Cmapos, es harina de otro costal, un enfoque más hermético en la producción en una colección volátil e impredecible de sketches de techno en baja fidelidad, con las mismas obsesiones y estética futurista (aunque treinta años después de todo aquello, ya casi podríamos hablar de retrofuturismo) que los grandes del género. El autor subraya aquí el hecho de estar ante una sola pieza de treinta minutos sin cortes evidentes, con puntos de influencia patentes: maxis polvorientos de Axis, su amigo y colaborador Actress en los instantes en los que se advierte una mayor dirección, pero también las aguas pantanosas y neblinosas de Drexciya. Esto es música de baile esotérica y, contra todo pronóstico, mucho más efectiva que su hermana pop. ∎