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Kai Campos y Dom Maker, los componentes de Mount Kimbie, han estado dos años separados. El primero en Los Ángeles, el segundo en Londres. Han mantenido comunicación y conexión mental, pero cada uno ha aprovechado ese tiempo –período pandémico incluido– para trabajar por su cuenta y aprender nuevos procesos en el arte de inventar sonidos. Todo ello queda reflejado en su nuevo álbum, que se ha publicado hoy.
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l resultado de este proceso es “MK 3.5: Die Cuts | City Planning” (Warp-Music As Usual, 2022), un disco de formato insólito: doble, firmado como Mount Kimbie, pero diferenciando claramente la parte de cada uno de sus integrantes. Lo han llamado “3.5” porque esperan que sea el que haya entre el tercero y el cuarto. Ahora vuelven a estar juntos bajo un mismo techo, rodeados de cómplices y dejando atrás los decimales para regresar a los números enteros.
Hay muchos períodos y fases en la trayectoria de Mount Kimbie. La primera etapa es la más sencilla de situar y definir: “Crooks & Lovers” (Hotflush, 2010) apareció en un momento perfecto, formando parte al instante de los discos que definieron esa escena del primer post-dubstep, justo antes de que se le empezara a llamar así. Por ahí andaban Untold, James Blake, los proyectos de Night Slugs (Mosca, Girl Unit, Bok Bok), Floating Points, Joy Orbison… Algunos –con razones de peso– lo siguen considerando como el momento más fructífero y brillante de la electrónica británica en este inicio de siglo. Y ellos estaban ahí como el que más. “Carbonated”, sin ir más lejos, sigue siendo uno de los hits más incontestables de ese universo bastante cerrado en sí mismo.
Luego vendría una fase de dispersión, de búsqueda, un poco de bajón, por qué no reconocerlo, que desemboca tres años después en “Cold Spring Fault Less Youth” (Warp, 2013), que cumple perfectamente con el tópico del difícil segundo disco. Que apareciera en Warp ya da la medida de su popularidad por entonces. Es también la fase en la que empiezan a probar con las voces y se alían con colaboradores más o menos fijos (en este caso King Krule).
Luego viene una tercera, la de “Love What Survives” (Warp, 2017), en la que casi parecen más The Fall o Stereolab que Mount Kimbie: guitarras, influencia post-punk y krautrock, canciones en lugar de tracks y un nuevo elenco de colaboradores y voces invitadas: Micachu, James Blake, Andrea Balency y de nuevo Krule. Cambian definitivamente la magia sintética y la delicadeza un punto naíf de “Crooks & Lovers” por el empaque de una banda y composiciones con más músculo.
Y aquí es donde todo empieza a moverse de forma menos convencional. Dom Maker se enamora y se va a Los Ángeles, Kai Campos empieza a pinchar, llega la pandemia y deciden que antes de ponerse con el cuarto álbum –en el que ya están trabajando– tienen que dar salida a un par de temas que andan por ahí sueltos –“Black Stone” y “Blue Liquid”, de la época de “Cold Spring…”– y, especialmente, a todo lo que han hecho cada uno por su cuenta en su parte del mundo. Eso precisamente es “MK 3.5: Die Cuts | City Planning”: 13 temas de Maker llenos de beats hip hop y vocalistas invitados, más 12 de Campos dando vueltas a una electrónica de club oblicua, borrosa y abstracta.
A todo ello hay que añadir un sinfín de nuevos materiales que han ido revelándose recientemente: una película dirigida por el prestigioso cineasta y fotógrafo Tyrone Lebon llamada “Die Cuts”, la instalación “Four World Set” con el escultor Tom Shannon, una residencia multiformato en diferentes espacios del centro de Londres y un single doble con Duval Timothy y Sampha como invitados.
Antes de que anunciaran toda esta cantidad abrumadora de “cosas” nuevas, pudimos charlar por Zoom durante media hora con Dom y Kai, en una maratoniana jornada de entrevistas promocionales. A pesar del cansancio se mostraron muy amables, abiertos a hablar de todo y, claramente, con la mente mucho más puesta ya en el 4 que en el 3.5.
¿Cuántas entrevistas habéis hecho hoy?
Kai: Seis.
¿Y cuántas veces os han preguntado hoy por qué habéis hecho un disco que son dos, cada uno por su lado?
Kai: Seis (risas).
Dejadme, pues, ser el séptimo: ¿por qué habéis hecho un disco que son dos, cada uno por su lado?
Dom: Por varias razones. Justo después de terminar la gira de nuestro anterior álbum yo me mudé a Los Ángeles. Allí estuve haciendo muchas sesiones de producción para gente diferente, básicamente haciendo música para otros, mientras que Kai se quedó en Londres pinchando mucho, en clubes de la ciudad y de otras partes del mundo. A este contexto hay que sumarle también la llegada del COVID, que hizo aún más largo el período que pasamos separados, sin vernos. Así que ambos discos son una colección de la música que cada uno estaba haciendo durante ese tiempo. No sabíamos realmente cómo iba a tomar forma hasta hace relativamente poco.
Es un álbum de transición, entonces…
Dom: Sí, supongo que se podría decir que eso es lo que es. Aunque para mí se trata más de una colección, una fotografía de lo que hemos estado haciendo durante este largo período de tiempo. Ambos teníamos mucha música hecha; hubiera sido absurdo no compartirla y sacarla de alguna manera.
Kai: Transición para mí significa estar en un sitio y querer ir a otro, desplazarte de un punto al siguiente. Así que yo no lo definiría así exactamente. Quizá más como un disco de desvío, un alto en el camino.
También podemos pensar en este disco como el inicio de algo nuevo, ¿no?
Kai: Sí, por supuesto. Ambos hemos empezado a explorar un nuevo terreno en estos últimos dos años. Dom con sus producciones para vocalistas de hip hop, yo con la electrónica inspirada por las sesiones y los clubes. Seguro que habrá más pasos en esas direcciones en el futuro.
Después de este disco, de todas formas, estáis ya trabajando de nuevo juntos, físicamente, en un mismo espacio. ¿Qué es lo que estáis haciendo?
Dom: Sí, llevamos ya varios meses en ello. No nos interesa para nada trabajar a través de internet, intercambiando archivos y mandando correos electrónicos constantemente. No nos funciona, no nos motiva nada. Así que hemos estado viajando más, Kai a Los Ángeles y yo a Londres. Pero no solo estamos nosotros, en la banda desde hace tiempo hay dos personas más, Andrea Balency y Marc Pell (también en Micachu And The Shapes). Ambos han estado con nosotros aportando mucho, especialmente Andrea en el proceso de composición. Y hemos podido estar varias semanas juntos en Londres, lo que para nosotros sin duda es la mejor manera de trabajar.
Lleváis ya bastante tiempo trabajando con Andrea. ¿Cuál es su papel en la banda?
Kai: Su aportación fue fundamental en el último álbum y lo sigue siendo en el que estamos preparando ahora. La conexión fue muy rápida. El tono, la manera como toca y por supuesto su voz funcionan realmente bien con la música que queremos hacer. Es una excelente compañera y colaboradora a todos los niveles, y sin nada de ego. Participó también de alguna manera en uno de los temas de mi disco: tomé prestada una parte de sus composiciones para uno de los tracks, “Transit Map”; en los créditos aparece coescrito por mí y por ella.
Volviendo al disco en el que estáis metidos ahora, ¿se trata de una mezcla de los dos que acabáis de publicar por separado, cogiendo un poco del de Dom y un poco del de Kai, o es otra cosa?
Kai: No, este nuevo que estamos haciendo ahora es más bien la continuación de donde lo dejamos con “Love What Survives”. De todas formas, siempre aprendes mucho del momento y del hecho mismo de terminar un disco, así que, aunque el sonido será mucho más cercano al de “Love What Survives”, sí que incorporamos elementos que hemos aprendido del “3.5”, sobre todo a nivel técnico.
¿Habrá muchas voces en este nuevo álbum?
Kai: Sí, por todas partes (risas). En ese sentido puede parecerse más al disco de Dom, pero en realidad es algo diferente, más rock.
Dom: Kai ha estado tocando mucho la guitarra en estos últimos años. Así que él pone todas las guitarras y Andrea y yo nos encargamos mucho de la parte vocal. En realidad, se tratará de un disco podríamos decir que “tradicional”, si no fuera porque esta palabra no es exactamente la más cool del diccionario. Diría que “You Look Certain (I’m Not So Sure)” (tema incluido en “Love What Survives”) es la semilla de la que sale todo lo que estamos haciendo ahora.
Kai: Creo que tenemos aún bastante camino por recorrer en ese terreno de canciones que estamos haciendo, con la influencia del rock y el kraut pero sonando a nosotros mismos al mismo tiempo.
¿Y qué hay entonces de tus experimentos electrónicos, Kai? ¿Seguirás explorándolos más en solitario?
Kai: Bueno, sí, eso seguro. Es algo que llevo haciendo desde hace tiempo, así que la intención es seguir. Pero aunque no se note en el sonido, lo que he aprendido en el estudio estos dos últimos años lo puedo aplicar al disco de la banda. Por ejemplo a usar la mesa de mezclas o el propio estudio como si se tratara de un instrumento más, igual que hacían los productores de dub jamaicano.
Esos tracks tuyos me recuerdan mucho a los de Actress. Lógico, en parte, si tenemos en cuenta que habéis trabajado juntos recientemente en el tema “AZD Surf”. ¿De qué manera ha cambiado tu percepción en el estudio tras colaborar con él?
Kai: Darren está siempre muy arriba en la lista de artistas que me interesan y de los que siempre estoy pendiente cuando sacan algo nuevo. Creo que no ha hecho un disco malo en su vida. Es muy bueno logrando transmitir ese mood particular que intenta encontrar en cada disco que hace. Si lo conoces un poco bien y escuchas un tema suyo inédito, es bastante fácil identificar en qué momento se hizo, si es más de la época “Hazyville” (2008), por ejemplo, o más de la época “Splazsh” (2010) o “R.I.P.” (2012). Eso me gusta mucho de él. Intento acercarme a esos conceptos, aprender de su trabajo.
Leí en otra entrevista que decías que tu disco había sido el resultado de pensar mucho sobre el hecho de escuchar música, de lo que algunos llaman ahora “escucha activa”.
Kai: Sí, así es. He estado durante un tiempo volviendo a escuchar material un poco antiguo, sobre todo techno de finales de los 90 y principios de los 2000. Algunos de esos discos los he descubierto ahora y otros en su momento no los entendí bien y ahora sí que los he disfrutado y he entrado a fondo en ellos. Estoy hablando de gente como Regis, Planetary Assault System, Robert Hood, Surgeon, Jeff Mills… Me he dado cuenta de que muchos productores actuales buscan ese sonido aún hoy, y que ese no era el camino que a mí me interesaba; más bien quería encontrar la manera de incorporar algunas ideas y técnicas de ese período a algo que suene distinto y que tenga mi propia voz.
En tu caso, Dom, ¿cómo trabajaste con los vocalistas? No debe ser fácil gestionar tantos artistas, con sus agendas y sus egos.
Dom: Ha sido en parte bastante natural, pero también algo a lo que he tenido que dedicar muchas horas. Todos ellos tienen su personalidad muy marcada, así que tienes que adaptarte todo lo que puedas a ellos y lograr que ellos se adapten a ti. Mi trabajo en gran medida es el de crear un espacio suficientemente cómodo para que el colaborador pueda sacar lo mejor de sí mismo y expresarse de forma natural. Y ha sido bonito porque he sentido que todos confiaban mucho en mí durante el proceso. Me gustan todas las voces que han entrado, y he aprendido mucho con todo el trabajo.
¿Escribieron ellos mismos sus propias letras?
Dom: Sí, todos. Y sin que hubiera una guía muy clara al respecto. Curiosamente, muchas de las letras y las canciones que han salido hablan de recuerdos, de situaciones vividas por cada uno de ellos.
¿Qué pasa cuando un vocalista o el trabajo de algún colaborador no te convence? Porque no se dice mucho, pero seguro que pasa muy a menudo…
Dom: Sí, puede pasar. Y, bueno, al final es tu proyecto, así que, sí, en algún momento tuve que tener un par de conversaciones complicadas en ese sentido. Pero más porque no encajaba con lo que buscaba o necesitaba, no necesariamente porque la parte vocal estuviera mal. Es parte de ser productor, tienes que lidiar con esas situaciones. Es difícil al principio porque te preocupa molestar a alguien si ves que la cosa no va bien, pero hasta ahora todo el mundo se ha mostrado siempre muy flexible y menos preocupado por cómo quedan sus voces de lo que la gente puede pensar desde fuera.
¿Habéis pensado en llevar alguno de los vocalistas de “3.5”, como slowthai, Danny Brown, Wiki o Pa Salieu, al nuevo disco?
Dom: La verdad es que no. No descartamos tener algún featuring especial, ya veremos. Nos estamos entendiendo tan bien con Andrea a nivel de composición y de reparto de voces que de momento no parece que haga falta nada más. Aunque al final, sí, seguro que acabaremos teniendo un par de invitados.
Volvemos a “3.5”. Quería preguntaros si habéis pensado qué pasaría si, de golpe, uno de los dos discos empieza a tener mucha más repercusión o muchas mejores críticas que la otra parte. Son tan distintos que es posible que las opiniones vayan en una dirección u otra.
Dom: Sí, claro, puede ocurrir. Habrá gente a la que solo le guste el rap que no entenderá o no disfrutará nada con la parte de Kai; y al revés igual, claro. Pero me parece divertido, está bien que sea así.
Kai: Yo quiero y espero que a la gente le guste el disco. Y que les guste entero, si puede ser. Buena parte del hecho de hacer música tiene que ver con que la gente conecte con ella, que resuene en la vida o en la mente de otros. Pero tampoco hacemos lo que hacemos para gustar más o menos. Si hubiera, no sé, vamos a decir menos de cien personas a las que les gustara el disco, entonces creo que me preocuparía (risas de Dom; risas también del entrevistador). Pero a partir de cien para arriba, pues ya me doy por satisfecho. Soy totalmente consciente de que el tipo de álbum que he hecho yo es mucho menos comercial que el de Dom, pero era el disco que quería hacer y ha sido realmente estimulante hacerlo. Eso es lo importante, creo.
Hablamos de un trabajo que, por razones obvias, es mitad Los Ángeles y mitad Londres. ¿Estáis intentando aprovechar también lo mejor de ambas ciudades para el cuarto?
Dom: No, este va a ser mucho más Londres. Diría que un 20% Los Ángeles y un 80% Londres. En gran medida porque lo estamos haciendo aquí, soy yo el que se está moviendo otra vez a Inglaterra para componerlo y trabajar en él.
Kai: También hay algo muy british en el tipo de canciones que estamos componiendo, en la aproximación, en el lenguaje musical y lo que pensamos sobre el mundo del pop. Me viene a la cabeza, por ejemplo, una banda como Cleaners From Venus, que nos gusta mucho. Hacían canciones pop inmediatas, pero también muy interesantes, con varias capas de significado y profundidad. Nos sentimos plenamente identificados con ese tipo de pop, que es muy inglés. ∎