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Disco destacado

Niño de Elche

La exclusiónSony, 2021

29. 10. 2021

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Seguramente es casualidad, pero lo curioso es que cuatro días después del estreno mundial en el cuartel del Conde Duque de “La exclusión”, el nuevo espectáculo en directo de Niño de Elche, que sirve de presentación en directo de su álbum homónimo, el más arriesgado hasta el momento de su trayectoria, le concedían el Premio Nacional de Ensayo al ensayista y poeta pamplonés Ramón Andrés por su último libro, “Filosofía y consuelo de la música” (Acantilado, 2020).

La curiosidad estriba en que, para realizar “La exclusión”, Niño de Elche, admirador de los libros del escritor y pensador navarro, entró en contacto con él para que se convirtiera en algo así como el “director artístico” de este nuevo trabajo escénico y discográfico, cuyo concepto gira alrededor del mal y su simbología. En las conversaciones promocionales previas a los tres recitales ofrecidos en el recinto madrileño, Francisco Contreras afirmaba que “una de las conclusiones a las que llegamos con Ramón es que la exclusión es uno de los grandes males del siglo XXI y uno de los elementos nucleares de cómo se relaciona el ser humano”.

El libro de Andrés “Pensar y no caer” (Acantilado, 2016) ha servido de “guion” para el disco/espectáculo, dividido en cuatro actos: “Animal-Humano”, sobre las relaciones entre la animalidad y la humanidad; “El cuerpo”, centrado en lo sagrado, la enfermedad, el dolor y lo protésico; “Europa”, cuya base argumental son las ideologías, los totalitarismos y lo industrial, y “Muerte-Nada”, que aborda “la gran interrogante”.

Cada uno de estos bloques dura cerca de veinte minutos y lo destripo ya: de flamenco solo hay unos jipíos en “El cuerpo” –a capela, pero tratados de forma que no suenen a flamenco–, por si no os quedaba claro por qué el Niño de Elche se presenta desde hace años como “exflamenco”. Los terrenos por los que le gusta deambular son otros: desde hace tiempo, tanto en su proyecto Exquirla, con Toundra, como con Los Planetas en Fuerza nueva, o con la ópera “Los pecados de las ciudades de la llanura” del compositor saturacionista Germán Alonso, por no hablar de “Auto Sacramental Invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar”, que expone desde hace un año en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Pero, discográficamente, nunca había superado tanto sus límites: ni en “Voces del Extremo” (2015; lo que no era flamenco era rock) ni en “Antología del cante flamenco heterodoxo” (2018; al flamenco y al rock le añadía capas de sonoridades que se suelen dar en el ámbito de lo “experimental”).

“La exclusión” es hora y veinte de lo que se entiende por música contemporánea actual, sin contemplaciones y sin concesiones. Las enseñanzas de György Ligeti, de Edgar Varèse, de Iannis Xenakis, de Karlheinz Stockhausen, traídas al momento actual (empleo esos referentes porque siguen siendo, pese a los cincuenta o sesenta años transcurridos desde los estrenos de sus obras más extremas, representantes de la vanguardia más árida de la música contemporánea). Este disco/espectáculo no tiene cabida en el Teatro Real, pero sí en los festivales de músicas actuales que organizan los Bang On A Can o se estrenan en Essen o en Estrasburgo. Puedo imaginar las caras de los patronos del Teatro Real escuchando los rebuznos reales (grabación de campo de asnos en la localidad cordobesa de Rute, que adornan “Animal-Humano”). Lo bueno de Niño de Elche es que es tan capaz de hacer esto, un experimento (casi) de ruidismo industrial a base de drones (en el que también suenan zanfonas, gaitas o las campanas del santuario de Aránzazu, donde también se registraron grabaciones de rezos), como de hacer este mismo año un mini álbum (28 minutos) como “Memorial de cante en mis bodas de plata con el flamenco” (2021), lleno de fandangos, soleás, tientos y seguiriyas… que, sin embargo, ha pasado bastante desapercibido mediáticamente, como si se le estuviese aplicando un escarmiento por no ser cantaor las 24 horas del día. De hecho, y pese a haber ofrecido tres días de conciertos en Madrid, presentando este disco, en el citado cuartel del Conde Duque, ningún comentario ha aparecido en los medios de comunicación tradicionales… Por desconocimiento, por desidia, por incompetencia o, tal vez, quizá, por venganza.

Ciertamente, “La exclusión” no es un disco cómodo. No lo es en absoluto, pese a no contar con estridencias (salvo en “Animal-Humano”), pero para un no avisado o un no familiarizado con las citadas vanguardias –o con el drone de Sunn O))), por ejemplo– el álbum y su larga duración (casi ochenta minutos) le resultarán realmente incómodos, con los momentos más crispantes situados en la tensión creciente casi irrespirable que se va adueñando de “Muerte-Nada”, que desemboca, sin embargo, en un increíble canto a capela de inspiración renacentista (y la escueta percusión que lo acompaña) con el que acaba el trabajo.

El disco, en cambio, es imprescindible para quien sienta la necesidad de escapar del adocenamiento y la estulticia hegemónicas. Y si el espectáculo en directo se acerca a tu puerta, no lo rehúyas… De una sinfonía del siglo XXI pasarás a presenciar una ópera del tétrico futuro que ya ha llegado. ∎

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