¿Recuerdan cuando las estrellas del pop lanzaban álbumes en condiciones? Discos con cara y ojos y sin relleno. Títulos como
“Thriller” (1982), “Purple Rain” (1984), “Like A Prayer” (1989). Hoy por hoy, esos discos cuesta encontrarlos, o se encuentran en los márgenes alternativos: el mejor disco de Madonna de los últimos años es
“Body Talk” (2010), de Robyn. Pero entre las figuras deslumbrantes del
mainstream no se lleva (o no se sabe) hacer discos capaces de aguantar una escucha (o varias) de un tirón. En 2011, los ultraístas del pop se empeñaron en defender “4” de Beyoncé y “Cinderella’s Eyes” de Nicola Roberts, pero no cuela. Aunque al menos son mejores que lo de
Rihanna.
“Talk That Talk” es su tercer disco en tres años. La diva de Barbados se ha convertido un poco en la Woody Allen del R&B-pop, y se rige por los mismos (relajados) autocontroles de calidad (lo siento, pero es que “Midnight In Paris” tampoco cuela). Estamos ante una continuación evidentemente apresurada de
“Loud” (2010), añadiendo al renovado optimismo –tras la oscuridad post-abusos de
“Rated R” (2009)– una buena dosis de sexualidad casi
cartoonesca, a menudo ridícula. Pocas canciones se pegan, solo
“We Found Love” y la
ravey “Where Have You Been”, localizadas en la primera mitad de un seudoálbum que después se hunde en seudo-
hits y baladas de dudoso calibre; como ese crimen urdido con el “Intro” de The xx. Y pensar que Annie aún es una
outsider… ∎