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El origen del banjo, que se empezó a hacer popular en Estados Unidos en el siglo XVIII, es objeto de debate. Algunos creen que es europeo, pero la mayoría de estudiosos del tema se inclinan por la procedencia africana. El etnomusicólogo gambiano DANIEL LAEMOU-AHUMA JATTA –fundador y director del Akonting Center for Senegambian Folk Music– afirma que una fuente probable es el ekonting, o akonting –instrumento de tres cuerdas montadas sobre una calabaza recubierta con piel de cabra y un mástil–, junto con otros laúdes primitivos de la zona como el ngoni, el xalam o el gimbri. Así lo explica en la introducción del álbum “Ears Of The People”, un recopilatorio que incluye el trabajo de campo realizado en Gambia y la región de la Casamance en Senegal por su colega Scott Linford.
Grabado en aldeas y estudios improvisados, el disco incluye canciones de nueve intérpretes de la etnia diola, que suenan en bodas, funerales, ferias de ganado o en los campeonatos de lucha africana, un ritual ancestral que es permitido incluso entre las mujeres. Esta tolerancia se traslada al campo de la música, ya que en el recopilatorio aparece ELISA DIEDHIOU, una reputada bardo y hábil tañedora del ekonting que hace gala tanto de estilo vocal, entre narrativo y melódico, como de un impulsivo fingerpicking en dos canciones. Su talento lo muestra también al frente del trio ESUKOLAAL, responsable de alguno de los temas más vibrantes del disco, como son “Koriye” y “Asunge”. Otras piezas muy elaboradas las firman el virtuoso ADAMA SAMBOU (el que aparece en la portada) y su grupo EJAM KASA, en especial un hipnótico y elocuente “Ahan Bokin” que suena a afro-country y bien vale para demostrar las teorías de un Jatta que también predica con el ejemplo, interpretando dos temas que aprendió de su padre.
El grupo SIJAM BUKAM (oídos de la gente) es el máximo protagonista, con cuatro temas, incluyendo el single “Mamba Sambou”, en honor a un célebre luchador local, un sugestivo trance en el que la llamada del solista es respondida por un coro entre percusiones polirrítmicas. Por su parte, MUSA DIATTA muestra virtuosismo en tres temas, en los que ejerce a la desnuda manera de un cantante folk africano, exceptuando un “Aliinom (Ballanta)” al que se añaden metronómicos tambores.
El más veterano es ABDOULAYE DIALLO, que a sus 71 años parece un griot a la antigua usanza, alternando personales historias de amor y temas políticos en el medley “Ami Kolle/Salymane/Alassane” y también reflexionando sobre su solitaria infancia en la lastimera “Inje Mama Oomei?”. Otra leyenda local, y uno de los primeros en convertirse en profesional del ekonting, es JEAN KANGABEN DJIBALEN, encargado de llevarlo de los campos de arroz a las salas de conciertos y de sentar cátedra en los más de ocho minutos de “Madu”, en los que muestra dominio del instrumento y una labia digna de la mejor spoken poetry africana, todo ello salpicado de sonoros cantos de gallo y otros ruidos. Evidentemente no es un disco apto para todos los públicos, pero sí una joya para los amantes de la música roots. ∎