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Resulta imposible ponerse un disco ahora y no pensar que está hecho expresamente para acompañar estos tiempos oscuros, pero el retorno de Vladislav Delay (uno de los muchos alias, junto con Luomo y Uusitalo, del finlandés Sasu Ripatti) realmente se antoja la banda sonora perfecta para esta interminable pesadilla distópica a la que nos enfrentamos.
En 2014, después de un lustro asentado en la inhóspita isla Hailuoto, cerca del círculo ártico, decidió venderse casi todo su equipo de sintetizadores al sentirse desencantado con la escena electrónica contemporánea. Empezó a leer y a pasear con su familia por aquellos parajes de película. Pero, tal y como contó a la revista ‘XLR8R’, finalmente tuvo que volver a la música: “Habiendo vivido en áreas remotas sin ruido ni contaminación artificial, y también habiendo practicado senderismo por la tundra más dura, mi habilidad para disfrutar de contenido sonoro extremo y brutal creció exponencialmente”. “Rakka II”, como su predecesor del año pasado, se mueve por unas mismas coordenadas, aunque, en su afán por buscar la belleza en la destrucción, parece más situado en el ojo del huracán que en el huracán mismo.
Lejos del embrujo analógico de sus anteriores aventuras en clave ambient dub o deep house, Ripatti conjura aquí, a partir de un nuevo equipo a base de sintes virtuales y sampling, una tormenta techno de ruido blanco y drones como representación de la violencia de la naturaleza. Es como una versión terrenal de la obra maestra noise de Roly Porter, “Third Law” (2016), o como el último capítulo de la saga power electronics de estética escandinava representada por Ben Frost, Blanck Mass et al. Un álbum perfecto para cerrar los ojos e imaginarnos en el invierno de nuestras vidas abandonados a nuestra suerte sin recursos. ∎