Mucho ha pasado en la discografía de
Woods desde que comenzasen a editar casetes como la olvidada
“At Rear House” (2007). Los neoyorquinos se han mostrado incansables en su destilación del folk-rock norteamericano, pero han dado tanto y de manera tan regular (prácticamente han entregado un álbum por año) que pueden haberse convertido en una banda rutinaria para los oyentes más inquietos. Sortearon sin que apenas se notase la salida del bajista fundador Kevin Morby (quien, por cierto, acaba de destacarse con
un álbum de rotunda belleza), y a sus admiradores también nos gusta defender su manera de picotear de diferentes fugas sonoras, siempre a la búsqueda de nuevos estímulos sonoros.
Si en
“Sun And Shade” (2011) buscaron la improvisación y en
“Bend Beyond” (2012) los matices de estudio, esta vez el zarandeo estilístico pasa por incorporar cadencias reggae e influencias del jazz etíope de, por ejemplo, Mulatu Astatke. Son evidentes en temas como
“Sun City Creeps”, mientras que otros cortes aparecen dominados por bongos (
“The Take”) y pedales wah-wah (
“Hollow Home”). No falta el adictivo single de guitarras pellizcadas y aliento concienciado (
“Politics Of Free”), ni el escarchado falsete de Jeremy Earl guiando la máquina. Tampoco el sol, elemento de la naturaleza siempre presente en sus discos, que aquí hace acto de presencia no solo en los títulos, sino dorando con un brillo y un calor especiales las exultantes melodías. ∎