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Un solo acorde y siete minutos y medio para que brillen los rayos eléctricos de la seis cuerdas. ¿Ya están Yo La Tengo con ese esquema de jam ruidosa para empezar, y dar paso luego al pop melódico, como en tantos conciertos, como en el fabuloso “Fade” (2013)? No exactamente, pero un poco sí. Hay que prestar atención al título. Ante un mundo estúpido, conviene atrincherarse. Y afianzarse en lo propio. Será poco evolutivo y nada moderno, pero más vale encerrarse en las convicciones válidas que dejarse contagiar por la estulticia. Las cosas cambian, pero no hay por qué dejarse arrastrar por ellas. Algo así parece cavilar el trío de Hoboken.
“This Stupid World” no tiene nada que vender en el mercado de temporada, en el prêt-à-porter de conveniencia, ni teorías que adoptar para una nueva era. Hacen lo que saben hacer, porque es lo que toca. Su unión hace su fuerza y el bagaje de ya casi cuatro décadas les permiten presentarse con lo que tienen, sin maquillajes y sabiendo que toda la paleta de sus sonidos y tendencias sigue fresca y brillante. Sin más productor que ellos mismos, juntos en el estudio, dando rienda suelta a su apetencia. Grabado y mezclado en Hoboken.
Así que ese acorde encallado y ese galope eléctrico de “Sinatra Drive Breakdown” sigue funcionando como pórtico de infalible estimulación en bucle. Luego no viene la calma, sino el riff exultante de “Fallout”, que con esa apasionada melodía y esos coros recuerda mucho a “Tom Courtenay”. Es momento de hacer declaraciones: “Quiero caer fuera del tiempo, y regresar, relajado, antes de que sea demasiado duro”. Esa huida del tiempo, esa sensación de escape continúa en “Tonight’s Episode”, otro esquema monolítico y muy kraut, con la voz de Ira Kaplan y los coros en diálogo íntimo en medio de un torbellino sonoro, delicadeza e inquietud al mismo tiempo. “Aparta la mirada de las manos del tiempo”, insisten en “Until It Happens”, que aunque parece contener angustias existencialistas se desarrolla risueña entre tambores y bongos, y guitarras tintineantes.
La placidez ya es total en boca de Georgia Hubley, con la deliciosa “Aselestine”. En uno u otro registro, los tres se arreglan con lo que tienen a mano, sus tecladitos, sus guitarras, su batería siempre imaginativa y esencial. Y sin grandes arreglos ni instrumentación, Yo La Tengo siguen elaborando canciones y ambientes que van, efectivamente, más allá del tiempo, y son un refugio seguro, para ellos y para todos. Ira da la réplica con otra exquisitez, una sentida “Apology Letter”, entre el candor y la sencillez: “Si fuera a sonreírte, ¿me sonreirías tú también?”. En ambas está la única colaboración, CJ Camerieri en la trompa. Tormenta monocorde (“This Stupid World”) y bruma envolvente y melodiosa (“Miles Away”), hacen el giro final y enlace con el principio, piezas de siete minutos y pico, de nuevo. Un instrumental de la misma duración se esconde en la cara 4 de la versión en vinilo. ∎